Avenida Principal

por **Deathly Whims** Jue Ago 14, 2014 6:59 am

Larga avenida que atraviesa en un recta diagonal la Ciudadela. Asfaltada en piedra y con cierta arquitectura gótica, a lo largo de la misma se pueden encontrar infinidad de tiendas de diferente índole. Decorada con farolas en forma de serpitente cuyas escamas son de color dorado y esmeralda, cómodos bancos de madera de cerezo pintados en tonalidades esmeralda y dorado; además de pequeños paterres de belladona y acónito. A lo largo de ella podrás ver númerosos edificios, tiendas, y si quieres recorrerlos de forma elegante, puedes tomar una de las carretas que se apostillan en las esquinas, a cuyos conductores nunca se les ve el rostro, pero siempre están dispuestos a reírse siniestramente de tus chistes.

por Invitado Vie Mayo 22, 2015 8:57 am

Llegó a la avenida principal media hora antes de lo acordado. No quería llegar tarde, sería descortés. Además tenía un par de semanas de no verse con Kassia fuera de la academia. Poder disponer de unas horas sin las miradas de los alumnos que pasaban sería ideal. Revisó un reloj de bolsillo para asegurarse de la hora y se sentó en un banco de cerezo a esperarla.

No tenía planes en realidad, hacía falta un restaurante romántico en el valle como para ir ahí y la taberna de Dwarf no le sonaba tan bien como para una cita. Aunque dudaba que a ella le molestara en realidad. Quizás lograran encontrar una cafetería donde sentarse a la orilla de la avenida, no estaría mal para pasar la tarde. ¿Antes o después de un paseo en un carruaje quizás? Bien, ya verían cuando llegara.

por Invitado Vie Mayo 22, 2015 4:11 pm

Había quedado con Engels y pretendía darle una sorpresa llegando antes que él, aunque por supuesto tenía bastante claro que eso era prácticamente imposible pues tendía a llegar un buen rato antes. Aquellos modales de caballero medieval eran parte de lo que me había conquistado de aquel hombre, así como la sonrisa que últimamente con todas las preocupaciones de la Academia parecía tener reservada sólo para las más exclusivas ocasiones. Di un último toque al sutil maquillaje que me había acostumbrado a llevar. No era lo mismo vivir en Reino Unido, donde parecía uno de esos zombies de los que en alguna ocasión había oido hablar a Baidallac que en la Costa Azul donde había pasado gran parte de los primeros años tras mi graduación.

Una vez me dí a mi misma el aprobado, me aparecí en la Ciudadela, cerca de donde habíamos quedado para hacer sabía Merlín qué. Por lo general me encantaban las sorpresas que me daba Engels pero a veces era... Demasiado cuadriculado. No es por ser mala, sabía disfrutar de aquellas veladas planificadas al milímetro, sabía que él se sentía más seguro de aquel modo, pero ese no era motivo suficiente como para no disfrutásemos de alguna noche loca de vez en cuando, en las que utilizábamos un traslador e íbamos a perdernos por alguna de las capitales europeas. A lo lejos pude verlo y esbocé una sonrisa. Más corriendo que andando me acerqué a él por la espalda y le tapé los ojos:

-Adivina que lleva hoy mi perfume y recibirás el casto ósculo de tu doncella enamorada-dije conteniendo la risa a duras penas.

por Invitado Sáb Mayo 23, 2015 6:11 pm

Miraba los carruajes pasar con algo de letargo cuando escuchó unos pasos detrás de sí y un par de manos taparle los ojos. Los cerró al sentir el contacto y esbozó una sonrisa al escuchar la voz que acompañaba el gesto. Levantó la mano derecha para colocarla sobre la de Kassia para seguir su brazo y luego halarla suavemente colocando la mano en su hombro. Acercó su rostro al cuello de la chica estirando el propio un poco, para percibir el aroma de su perfume, aún sin abrir los ojos. -Temo ofenderos mi bella dama pero mi nariz no es dada a la perfumería...¿Vainilla quizás?¿Algo dulce?- Terminó por decir dejando caer su brazo y sin abrir los ojos, esperando un beso con la cabeza echada hacia atrás, aún si la respuesta era incorrecta. Por supuesto, manteniendo una sonrisa traviesa pero sincera, el alegraba poder pasar un tiempo con ella fuera del ajetreo y los deberes de la academia.

Una vez terminado el saludo, se levantaría para mirar a su prometida y hacer un gesto hacia la avenida. -La noche es joven, ¿qué quieres hacer?- Terminó el gesto con su mano apuntando hacia los carruajes, sólo una sugerencia, pero al menos esta anoche le tocaba a ella decidir. Sabía que prefería tener veladas algo más espontaneas y, aunque algo riesgoso, podía confiar en el criterio de ella. Como mínimo no se aburriría. Aunque esperaba que al menos incluyera una parada a cenar, empezaba a tener algo de hambre.

Usualmente prefería tener todo planeado antes de verse, pero esta vez no había tenido tanto tiempo como le hubiera gustado. Quizás ella le gustara que le cediera el mando...Y si no podría pensar que hacer después de sugerir el paseo en los carruajes. Eso o volver a casa y pedir comida para llevar mientras se acurrucaban en el sillón... Metió las manos en los bolsillos mientras esperaba, no quería empezar a juguetear con los pulgares o algún otro gesto de impaciencia.

por Invitado Dom Mayo 24, 2015 4:52 pm

Abrí los ojos desmesuradamente ante la respuesta de Engels ¿Como podía haberlo adivinado? ¿Acaso me estaba leyendo la mente o algo parecido? Generalmente no era capaz de distinguir el olor del melón y la sandía... Había veces que dudaba de que pudiera diferenciar el té del café por el olor, pero allí estaba mi hombre, haciéndome leves cosquillas en el cuello con su respiración, resolviendo aquel pequeño dilema que le había planteado:

-Vainilla y rosa búlgara. Ya sabes que siempre cumplo mis promesas...-comenté sonriente instantes antes del prometido beso. Probablemente no era todo lo casto que debería haber sido para el público que teníamos, pero Engels ejercía sobre mi mente una atracción tan fuerte que nublaba mi entendimiento y muchas veces el resto de mis sentidos, que se empapaban de él a la espera de un nuevo período con sólo su ausencia por compañía- Mmm... No recordaba que besaras tan bien. Últimamente nos vemos tan poco que en breves tendrás que volver a conquistarme en cada cita que tengamos-dije riendo alegremente, mientras me colgaba de su brazo, dirigiéndome hacia los carruajes, aceptando implícitamente su anterior propuesta.

A decir verdad lo único que me apetecía era, como si de una película muggle se tratase, que me llevara a un recóndito lugar para cenar a la luz de las velas y bailar con una música que salía de la nada. No solía ser tan sentimental y romántica, pero imagino que el haber pasado prácticamente un mes sin podernos ver, por culpa de sus obligaciones como profesor y las mías con una gira que mi representante había decidido organizar para retransmitir varios conciertos en directo, influía en mi estado de ánimo.

Una vez nos subimos al carruaje, alenté a Engels con un gesto a que decidiera a donde nos dirigiríamos. No en vano era él quién conocía mejor la Ciudadela. Una vez se sentó a mi lado pregunté con interés:

-¿Que tal las clases, cielo? ¿Todos los Van der Brükherm están controlados?

por Invitado Dom Mayo 24, 2015 8:07 pm

Abrió los ojos con sorpresa al escuchar la composición del perfume, pero se obligó a disimular la expresión. Regresó el beso con un notable dejo de pasión, y arqueó la espalda para estirar el cuello e intentar seguirla cuando se apartó. Quizás había pasado demasiado tiempo desde la última vez que tuvieron un momento así. Por unos instantes mantuvo los ojos cerrados para disfrutar la sensación que le quedaba en los labios y en el cuerpo en general, antes de levantarse para marcharse con ella del banco.

Esperó que tomara su brazo y se dejó dirigir hacia los carruajes. Al parecer su sugerencia no había sido tan sutil como esperaba y por lo menos le dejaba decidir que harían en la cita. Tendría que improvisar un poco, pero no estaba mal para variar. Le ayudó a subir y una vez estuvo sentado la rodeó con el brazo. Entendió su gesto a la perfección y dio un golpecito a la pared del carruaje. -Hay un café al final de la avenida, vamos para allá.- Dijo en voz alta para que el conductor lo escuchara y se acomodó a la par de su prometida. Bajó la voz para que sólo ella lo escuchara. -No es un lugar muy popular, pero quiero tenerte sólo para mi.- Se acercó para darle un beso en la mejilla y sonrió cuando se empezaron a mover.

-Van bien, y creo que están controlados...Hasta donde puedo controlarlos. Es complicado con tanta libertad, incluyendo los baños mixtos...- Agradecía no tener las responsabilidades de los jefes de las casas, aún más considerando los peligros que encerraba el castillo y e valle en general. Y un estudiante imprudente por supuesto que se sentiría atraído hacia esos peligros. Quizás podría sugerirle visitarlos en alguna ocasión, pero no era el momento. -¿Y el viaje? Traté de no perderme ninguna de las transmisiones, pero imagino que pasa mucho más de lo que se oye en la radio.- O al menos esperaba que así fuera. Sabía que le gustaba viajar y buscar aventuras, así que si tuvo que quedarse todo el día en la cabina o entre cuatro paredes probablemente no lo hubiera disfrutado tanto.

por Invitado Lun Mayo 25, 2015 5:34 pm

Parecía mentira de que Engels pudiera seguir sorprendiéndome como lo hacía en aquellos momentos, devolviéndome el beso con una pasión inusitada en él. En aquel instante pensé en las múltiples maneras que había de ir, en sólo un segundo, a su residencia en la Academia, para calmar aquel ardor que había conseguido prender en la parte baja de mi vientre y que ahora se extendía hacia el resto de mi cuerpo, provocando una rápida subida de un par de tonos en la zona de mis mejillas. Dejé que, una vez subidos al carruaje me rodeara con su brazo.

Instintivamente me acomodé a él, inspirando de manera delicada para llenar todos mis sentidos de él. Poco a poco, como las piezas de un puzzle, todo parecía encajar en mi vida. Sabía que mi lugar estaba justo ahí.

-Me parece perfecto, quizá tengan algo para picotear... La verdad es que tengo hambre-comenté mientras el carruaje se empezaba a mover. Escuché la confidencia que me hizo y no pude menos que corresponder su sonrisa- Yo estaba pensando en lo mismo, sólo que me tendrás que compartir con mi estómago que reclama su sacrificio nocturno...-dije a la vista de que comenzaba una "hermosa" serenata nocturna por parte del mismo. La verdad es que no recordaba la última vez que había comido en condiciones, y aunque un café no fuera lo más indicado, siempre podía tomarme un té con pastas. Asentía con atención a lo que me contaba Engels:

-¿Baños mixtos? Esa si que es buena, espero que me dejes utilizar tu baño privado de profesor ahora que me he matriculado como estudiante, no creo que me quieras compartir con nadie-comenté sonriente, dándole la noticia de que ahora era alumna de la Academia. Así era yo. Directa y sincera. Habría esperado a decírselo más tarde, mientras cenásemos, pero lo de los baños mixtos había sido demasiado para mi.

No es que fuera una puritana, pero si tenía claro algo era que no iba a permitir ni por asomo era el tener que ducharme con adolescentes hormonados pululando por las inmediaciones. Esperé a ver la reacción de Engels ante aquella noticia. Esperaba que se alegrase, pero con él nunca se sabía. Cuando mencionó el viaje mi cara se torció en una mueca de disgusto:

-No me hables del viaje que si me hubiera acompañado una bandada de augureys y llovido todos los días había sido más agradable. Estuvimos en muchísimos lugares preciosos, como Estambul y Hong Kong pero entre que Roderick no paraba de darme la vara con que debía preparar más los programas antes de los conciertos y que Bladulbudur Lynch es la cantante más estúpida e insufrible del universo entero no pude disfrutarlos al máximo-comenté quejándome- Roderick me había asegurado que nos llevaríamos a las mil maravillas. Al final resultó que la chica era una diva, una de las que creen que están por encima de todo y todos. Mientras me podía escapar de ella todo era maravilloso, pero en cuanto me encontraba en su presencia lo único que escuchaba eran quejas- cambié mi voz a una más aguda y nasal, para continuar-"El agua está muy fría" "Necesito yema de huevo de diricawl para mi voz" "Dame un masaje, estoy muy cansada" ¿Cansada de qué? ¿De soportarte a ti misma?-dije frustrada- Además ¿Sabes qué? Sólo sale al escenario después de haberse pinchado con un billywig-concluí asintiendo, tratando de corroborar lo que le decía. Era una práctica a mi modo de ver detestable, pero muchos artistas se valían de ella debido a sus efectos. Me volví para mirarle y acurrucarme más junto a él, para asegurarle, con una voz que casi parecía un ronroneo- Si hubieras venido, al menos las noches habrían sido memorables...

por Invitado Lun Mayo 25, 2015 9:39 pm

Algo tenía Kassia que le hacía sentir bien, simplemente...feliz. No tenía forma de explicarlo, simplemente parecían encajar perfectamente, hasta al sentarse juntos en el carruaje y la forma en que se acomodaba a su lado. Quizás sólo fuera un bobo enamorado, pero esperaba que le durara., al menos un par de vidas completas. Y, ¿porqué no?, un poco más. Sobre el café, esperaba que tuvieran más que algo para picotear, no era tan tarde y seguro aún tendrían suficiente para prepararles algo.

-Creo que también tienen comidas completas, espero que haya más que algo para picotear. El letrero dice café, pero bien podría pasar por un restaurante pequeño...supongo.- Había ido algunas veces, estaba satisfecho con la comida y por poder apartarse del bullicio de los otros establecimientos. Tenía hambre y aunque su estomago no le hacía eco al de Kass, sí sentía la sensación de vacío. Probablemente darían un pequeño concierto si el paseo se extendía más de lo necesario. Se rió un poco con el chiste propio y la broma que ella había ofrecido. -¿Entonces después del sacrificio te tendré sólo para mi?- Empezó a acariciar suavemente su costado con la punta del pulgar, ya sea que le diera cosquillas o escalofríos, probablemente le gustaría ver cualquiera de las dos reacciones.

-Sí claro que puedes...- Dejó la respuesta a la mitad al poner atención a la frase completa y no sólo a la primera parte. La miró buscando si había algo de broma en lo que decía y consideró las posibilidades, lo cual le hizo esbozar una amplia sonrisa pícara, mientras le guiñaba un ojo. -Quizás deba inspeccionar que lo utilice adecuadamente, pero creo que podría prestárselo, señorita Liszt.- Era una situación interesante, esperaba que no lo encontrara en una posición incómoda con Gabriel, debería hablar al respecto con su prima o al menos asegurarse que cualquier muestra de afecto que pudiera malinterpretarse no fuera en un lugar demasiado público.

Lo que dejaba el otro tema que considerar, no conocía la política de la academia respecto a relaciones entre profesores y estudiantes. Esperaba que no fuera un problema, considerando que la relación era anterior a su asignación en el puesto y la matrícula de Kass en la institución. Bien, ya se preocuparían de eso si era necesario. No iba a arruinar la noche con consideraciones que quizás no les afectaran del todo.

Y...al parecer no debía hablar del viaje. Escuchó en silencio asintiendo ocasionalmente mientras ella se desahogaba. Le estaba poniendo atención, por supuesto, si le mencionaba algo en particular después quería poder recordarlo. Aunque quizás algunos detalles se le escaparan. Se acercó para darle un beso en la mejilla y buscar sus ojos con la mirada. -Bueno, al menos ya estás aquí y no tienes que lidiar con ninguno de ellos hasta la próxima gira. Y si alguna vez necesitas sentirte en las nubes, me buscas y te doy un beso.- Trataba de aligerarle un poco el humor y sintió como el carruaje se detenía. -Bien, aquí estamos...Sí. ¿Vienes?- Se asomó afuera para asegurarse que fuera el lugar y le ofreció la mano para ayudarle a bajar después de tener sus pies en el suelo.

A diferencia de los otros locales grandes, el lugar tenía una puerta sencilla, un letrero y una ventana que daba un vistazo del acogedor interior con unas cinco mesas, de las cuales sólo una parecía estar ocupada. Daba cierto aire de negocio familiar, aunque Engels podía dar fe sobre la calidad del lugar.

por Invitado Mar Mayo 26, 2015 6:52 pm

El traqueteo del carruaje por las calles adoquinadas de la ciudadela, acompañadas del sonido rítmico de los cascos del caballo, hicieron volar mi imaginación hacia un nuevo escenario. Una enorme cama lo presidía así como el torso desnudo de Engels. Sacudí mi cabeza, avergonzada por andar pensando en eso en aquellos instantes de la noche. Cualquiera diría que tan sólo lo quería para satisfacerme en la cama. No voy a negar que aquel era uno de los mayores placeres que podía darme... Aunque sin duda alguna lo amaba por como me hacía sentir cuando estaba simplemente manteniendo una conversación con él. Él también parecía sentir lo mismo en aquellos instantes en los que se hizo brevemente un silencio cálido y acogedor, como su regazo.

-Eso espero la verdad, hace días que no como algo decente a decir verdad...-traté de recordar cuando era la última vez en aquellas semanas que me había sentado tranquilamente a comer algo, por cutre que fuera. Una simple hamburguesa me valía. Al no hallarlo decidí centrarme en lo que me decía Engels. Noté su pulgar haciéndome cosquillas en el costado, por lo que solté una carcajada y me incliné para besarle con ardor. Con una sonrisa de medio lado pregunté-¿Responde eso a tu pregunta?

Con aquel talante pícaro continuamos la contestación. Engels se tomó muy bien la noticia a pesar de la brusquedad con la que se la había dado, y sin consultarle. Pero parecía que su mente volaba hacia lo que podríamos hacer entre clases e incluso en el ya nombrado baño. Además de que podría servirnos de ensayo para cuando nos fuéramos a vivir juntos. Nunca nos lo habíamos planteado pero ¿Cuanto hacía que estábamos prometidos? ¿Dos años? Y aún no habíamos dado un paso tan importante como aquel... Ni siquiera conocía a su familia, tan sólo de oír cosas de ellos. Me puse tensa al pensar en ello. Jamás en mi vida había dependido tanto de un hombre como de Engels... Y el temor me invadía al pensar que él no me necesitaba como yo a él. Pude esbozar una media sonrisa, a pesar de que mi cara reflejaba la preocupación.

Una fuerte ráfaga de viento me despejó de aquel ensimismamiento estúpido en el que me había sumido. Justo el día del reencuentro me ponía a pensar en cosas que poco o nada tenían que ver con la realidad. El contacto con la mano de Enges me devolvió de pronto a la realidad. Sonreí al recobrar la compostura y respondí al bajar:

-¿Y si quiero sentirme en las estrellas que harás, cielo?-le tomé de la mano y le seguí hacia el interior del local. Era pequeño y poco lujoso, pero un delicioso aroma flotaba en el aire, estaba limpio y parecía realmente agradable. Llevé de la mano a Engels a una de las mesas del fondo, más concretamente a la de la esquina, al lado de la chimenea- Creo que no podrías haber escogido un lugar mejor.

por Invitado Miér Mayo 27, 2015 8:51 pm

Sonrió al escuchar como se reía y el beso lo agarró por sorpresa, cerró los ojos antes de rodearla con los brazos y acercarla a si para regresar el beso con la misma intensidad que ella le daba. Respiró hondo y su sonrisa se amplió mientras se apoyaba atrás en el asiento para recuperar el aire. Pensaba que tan fácil le sería olvidarse de la comida y llevársela a su habitación. Respiró hondo nuevamente y también cerró los ojos para apartar la idea. Ambos tenían hambre y no estaría de más tener algo de energía extra antes de seguir disfrutando del resto de la noche. -Sí, sí lo hace.-

Dejó la pregunta en el aire antes de tomarla por la cintura y escoltarla al interior del restaurante. Ella tomó el liderazgo para llevarlo a una mesa en el rincón, así que se dejó llevar allá y le ayudó a sentarse en su silla. Tomó asiento en su puesto y se inclinó para susurrar. -Si quieres ver las estrellas tendrás que esperar a que estemos solos, cariño. Y con mucha... menos... ropa.- Sonrió y le guiñó un ojo después de enfatizar las tres últimas palabras. Miró sobre su hombro y levantó el brazo para llamar al mesero antes de volver su atención a Kassia.

-He estado averiguando y vi un par de casas de las cuales me gustaría comprar una para tenerla aquí. El castillo de la academia tiene habitaciones cómodas, pero me gustaría algo más independiente para cuando tenga tiempo libre.- Hizo una pausa pensando en lo que iba a decir, lo había considerado antes por supuesto, pero no estaba del todo seguro de cómo fuera a reaccionar con la propuesta. El hecho de no haberla visto tanto tiempo le hizo extrañarla mucho más de lo que hubiera esperado.

-Quiero algo pequeño y acogedor, será una residencia temporal mientras esté en tiempo lectivo. Y quiero que me ayudes a escogerlo, quizás puedas dormir conmigo un día o dos si quieres alejarte del castillo o al menos tener algo más de privacidad.- Bueno, ambos estarían en la misma casa así que la privacidad sería algo limitada, pero no quería admitirlo. Realmente esperaba que le dijera que sí, al menos a ayudarle a escoger. Su gusto era limitado para escoger vivienda y probablemente no escogería un lugar del todo adecuado para sus necesidades. Lo había pensado antes de unirse a la academia como profesor, pero la conveniencia de vivir y pasar más tiempo en la casa familiar lo había disuadido. Ahora que tenía una buena excusa para pasar más tiempo ahí y no con su familia era algo más plausible.

por Invitado Lun Jun 01, 2015 5:34 pm

Suspiré al escuchar la respuesta de Engels. Por una parte deseaba hacernos desaparecer de allí y por otro la verdad era que el olor que me rodeaba en aquel pequeño restaurante me invitaba a hincharme a comer como si llevase dos años sin hacerlo. Dejé que Engels me ayudase a sentarme, retirándome la silla con una elegancia que sólo había podido encontrar en él. Si me había atraído con su sonrisa y su palabra fácil, había ido tejiendo su red de encanto a mi alrededor hasta que su mente terminó por conquistarme. Tanta intensidad junta no era buena, y menos cuando se centraba en sólo nosotros dos. La atmósfera a nuestro alrededor era de pura tensión, y ante lo que me dijo no pude hacer más que morderme el labio y mirarle, dándole a entender que ahora mismo era como una olla a presión a punto de estallar:

-Al final me vas a llevar a una pequeña muerte, cielo...

Vi como llamaba al camarero para que viniera a atendernos. Esperaba que tuvieran vino de alguna buena cosecha, pues al vivir en París me había aficionado al mismo. Volví mi atención de nuevo a Engels, al igual que él había hecho conmigo. Abrí los ojos de par en par ante lo que me decía, o al menos a lo que creía estar entendiendo. Probablemente si nos vieran desde fuera éramos la típica imagen de recién casados, como muchas otras parejas progresistas que habían acudido a vivir a la Ciudadela en los últimos tiempos.

-Cariño... Yo...-No sabía como decir lo que tenía que decirle, demasiadas palabras se acumulaban en la punta de mi lengua. Al final terminé por reír alegremente- Creo que es la proposición más encubierta de la historia, cielo. Claro que te ayudaré a escoger la casa aunque siendo profesor de lo que eres y yo una simple locutora quizá deberías escoger tú... Aunque me gustaría compartirla contigo-extendí la mano y tomé la suya, sonriente- Creo que debería hablar con Greengrass, las normas de la Academia no están muy claras en ese aspecto a decir verdad... Como lo de dormir con un profesor... Aunque no me importa saltarme las reglas por una noche.

por Invitado Mar Jun 02, 2015 10:49 am

Le fascinaba ver como se mordía el labio, algo tenía el gesto cuando ella lo hacía que hacía que su corazón se saltara un latido por la falta de sangre. Sonrió con el comentario y se encogió de hombros. -Sería una buena forma de morir.- Ya tendrían tiempo de ir a casa y llegar a eso, de momento aún había que terminar la cena y había asuntos importantes que discutir.

Por un momento pensó que iba a rechazar la oferta . No sentía que fuera una propuesta encubierta, pero al parecer había reaccionado bien a la idea. Acercó su mano cuando ella la extendió y la miró ladeando la cabeza ligeramente. -Es cierto que tengo más experiencia en el campo, pero estoy seguro que tienes mejor gusto que yo. Y gracias.- Era sincero, sí agradecía que hubiera dicho que sí. No sabía como hubiera reaccionado si ella le hubiera contestado de forma negativa.

Asintió cuando dijo que debería hablar con Greengrass. -A ti se te da mejor hablar que a mi y la verdad dudo que haya un problema con eso. Sería inconsistente con todo el progresismo del que hacen gala que tengan problemas con dos adultos teniendo una relación sana.- Todavía si alguno fuera menor de edad probablemente si habría complicaciones, pero en las condiciones que tenían lo dudaba.

El mesero se acercó con el menú y un par de vasos con agua, probablemente no tendrían vinos finos pero quizás uno artesanal estaría a la altura de las expectativas. La comida era preparada en el sitio y llegaba un sutil aroma de lo que se estaba preparando en el momento para los que habían llegado antes que nosotros.

por Invitado Miér Jun 03, 2015 4:58 pm

Sonreí zalamera y asentí con la cabeza. Morir entre los brazos del hombre al que amaba no parecía una idea tan mala de abandonar este mundo. Deseaba hablar con Cliodna o con Thaddeus del tema, pues siempre me había asustado sobremanera todo el tema de la muerte, si bien no era escrupulosa. Simplemente quería saber que diablos pasaba después y aunque ellos no lo hubieran experimentado, quizá estarían más versados en el tema que yo misma. Dejé que tomara mi mano y solté una carcajada, seguida de una pequeña broma:

-Cariño, eres tú el que está conmigo...-dije sacando la lengua, dando a entender que claramente no quería enfadarle con aquello. Cuando lo conocí mi autoestima estaba bajo la capa de asfalto más gruesa del mundo y el estar con alguien tan extraordinario como Engels me había hecho madurar de un pobre patito a un verdadero cisne, al menos en cuanto a apreciación de mi físico. Iba a responder cuando el camarero se acercó a nosotros con sendos vasos de agua y menús. La verdad era que estaba sedienta aunque no me había dado ni cuenta de la sed que tenía. Tras tomar un trago, le respondí:

-Imagino que no habrá problema alguno, cielo. Al menos no con los rumores que corren de las cacerías nocturnas de Carrow. No me creo ni una palabra de lo que dicen, pero si no hace nada por acallar rumores de ese calibre imagino que el que una pareja, por mucho que él sea profesor y ella alumna, no les constituirá ningún problema-comenté mientras miraba el menú. Busqué la sección de los pescados y terminé decidiéndome bastante rápido, por lo que el camarero hubo de volver ante una señal que le di con el brazo- Espero que ya hayas decidido porque yo me muero de hambre-comenté inclinándome hacia Engels. Sonreí al camarero antes de comenzar a hablar- Hola, buenas noches. Me preguntaba si tendrían el salmón... ¿Si? Perfecto entonces, un salmón a la plancha con guarnición de espárragos verdes y setas para mi. Y el señor le dirá lo que quiere, en cuanto al vino algo que nos vaya bien a ambos-concluí sonriente.

por Invitado Jue Jun 04, 2015 8:26 am

Le sacó la lengua como respuesta al gesto, no hacía falta decir nada más. Le alegraba que tuviera la confianza para decirlo, antes no se le hubiera pasado por la mente algo así. De hecho habían tenido algunas discusiones ocasionales por que ella temía que "la dejara por alguien mejor" y por supuesto el hecho que ella pensara así le molestaba. Sonrió con cierta satisfacción antes de apartarse al ver llegar al mesero con el agua.

Dejó que ella pidiera lo que quería antes de darle una rápida ojeada al menú y cerrarlo para ofrecérselo al mesero. -Espagueti en salsa boloñesa.- Esperó a que el mesero anotara las órdenes y les ofreciera algo de beber acorde a los platillos.

-Tenemos un tinto joven de la casa que iría bien con los platillos.- Dijo antes de extender la mano para tomar el menú de Kassia, que retiraría educadamente si ella prefería quedarse con él.

La propuesta del vino sonaba bien para los platillos, Engels solamente asintió antes de mirar a Kassia por su aprobación. Una vez terminado el pedido y se hubiera marchado el mesero, volvió su atención a la chica al otro lado de la mesa. -Y...¿Qué matriculaste en la Academia?- En general sabía que la daga asignaba las casas y que las habilidades latentes eran descubiertas para asignar la especialidad. Tenía curiosidad al respecto, sobre con qué lo iba a sorprender más adelante... O de qué debía cuidarse para no meter la pata.

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