Pasadizo de la Madrágora Gritona

por **Deathly Whims** Jue Ago 14, 2014 7:22 am

A través del Panteón del Cementerio, llegarás al Pasadizo de la Mandrágora, que conecta con el Templo del Parthenon, ¿pero de verdad creías que iba a ser tan sencillo tomar este atajo? Para nada, nada más comenzar tú travesía el histérico canto de una Mandragóra bebé te hará perder los estribos, además de que se encuentra custodiado por inferis ansiosos de carne fresca. La única forma de salir ileso y pasear como por tú casa, es camuflarte de ellos con el pertinente hechizo y dar leche fresca a la Mandrágora... Si la encuentras.

por Invitado Jue Mayo 07, 2015 4:55 am

Me había escapado. Siempre que podía lo hacía. Me dirigía hacia el templo de Parthenon por el pasillo de la mandrágora gritona cada vez que las ordenes del nuevo director de la academia me enturbiaban la mente. Cuan curioso me parecía que la fortaleza que en el pasado había sido mi santuario, poco a poco era pervertida por ésos jóvenes que lo poblaban y que hacían que incluso su viejo invernadero, en el que tantas horas había pasado, terminara por pervertirse.

Más curioso era pensar que para encontrar la paz acudía al templo en el que descansaban los restos mortales del mago que había tratado y conseguido terminar con mi vida. Antes de que la academia abriera las puertas, nunca me había planteado poner un pie en ése santuario, y sin embargo ahora me escabullía cada vez que tenía ocasión. Incluso podía descansar de la compañía de mi esposa, quién después de largos siglos siguiendo las ordenes del nigromante, ahora sentía una nueva devoción por el que era ahora el director de la academia.

Sabía muy bien que mi esposa no había rechazado seguir las ordenes de Godelot, i que seguía aún bajo su servicio, pese a que ahora fuera ella la auténtica dueña de sus actos. Sin embargo, pese a que cuando acudía al templo podía reposar de la compañía de los mortales, sentía que el cuchillo que llevaba clavado en el pecho se le hacía más pesado.

Quizás había cometido un error al volver y debería haber permanecido en las placidas tierras de Ginebra, sin reparar en las ordenes del ministerio británico. Pero lo cierto era que, aún en las placidas orillas del lago Léman y con la agradable compañía del matrimonio Shelley, el cuchillo que llevaba aún en el pecho se hubiera hecho más pesado de lo que ya era entre los muros de la academia, pues grandes preguntas sobre su muerte hubieran quedado sin responder.

En éso pensaba, mientras me dedicaba a ignorar los inferis que me rondaban confundidos, y trataba de apaciguar el llanto de la mandrágora con unas gotas de leche.

por Invitado Jue Mayo 07, 2015 6:11 am

Los emuladores tenían la paradójica habilidad de incluso durante su propia muerte, absorver la magia de su asesino. Su esposo no era la exepción y al tomar parte de su magia como médium había adquirido la peculiar habilidad de guardián de luces blancas y negras pues su alma a diferencia de la de un médium no era pura. Tenía en el Más Allá un poder similar al de ella, a exepción a la hora de reeparar el muro que separaba los vivos de los muertos. Por ello, incluso en sepultura seguía torturándola pues si quiera ayudaba a las almas errantes cruzar al más allá y no mantenía a las malditas en el más acá, motivo más que justificado por el que disfrutara desgraciándole la eternidad que no había elegido.

Tras su conversación con Godelot caminaba con su forma humana no corpórea por el encantador pasadizo de la Mandrágora hasta que cierta aura más que conocida de su esposo se hizo patente.- Vaya, amor mío. Eres capaz de caminar por ti sólo, de tomar una decisión sin que te lo ordenen. Sorprendente... ¿Cuántos siglos has necesitado para ello?.- Seca e hiriente, sin un ápice de estima que existió en el pasado reflejaba el tono de voz de Cliodna.

por Invitado Vie Mayo 08, 2015 5:11 am

La pequeña criatura que sorbía con avidez la leche fresca que traía conmigo dejó de sollozar al momento, mientras mi mente recuperaba viejos recuerdos que el ajetreo de la academia me habían hecho olvidar. Recuerdos de cuando era humano, y mi corazón aún no se encontraba partido en dos. Mis jóvenes hijos correteaban a mi alrededor, y creía tener una esposa amorosa.

Pero a veces parecía irreal creer en aquella vida, sobretodo cuando mi esposa se alzaba ante mio con su fría voz. Si, con mi muerte la había arrastrado conmigo ¿Pero no había sido ella la mano ejecutora de todo aquello? Aquella era una de ésas cuestiones que nunca llegarían a tener una respuesta correcta, o al menos una respuesta en la que ambas partes estuvieran de acuerdo.

Oigo su voz a mi espalda y me giro despacio hacia ella completamente sereno. - Imagino que los mismos que vos para perder su inocencia, mi querida esposa. - dije, disfrutando de mi pequeña sorna, pues por más que me molestara que me tratara con ésa condescendencia impropia de alguien de su siglo, sabía que más desagradable le resultaba a ella recordar que aún estando muertos, ella era su esposa. - ¿Ha salido entonces el señor Greengrass del Valle- pregunté, curioso de saber que otra cosa tramaba el nuevo dueño del castillo, mientras tiraba de los volantes de las mangas de mi traje. En ocasiones mi esposa parecía uno de esos exóticos pájaros que se posan sobre los hombros de los piratas, cuando ésta se encontraba junto a Jekyll.

por Invitado Dom Mayo 10, 2015 12:25 pm

Siglos de desprecio hacia su esposo y el ingenuo aún esperaba ver un destello de arrepentimiento o un amago de amor. Así de idiota era y por ello él fue su víctima.- En otro tiempo señor, no le importó que perdiera mi inocencia y virtud bajo sus manos...- Le replica vilmente en el idioma arcaico que su esposo se empeñaba en utilizar.- ¿Acaso no lo sabe su merced? ¿Usted señor del Valle? ¿No sabe sí un husped se encuentra en él o no, señoría?.- Aunque las palabras respetuosas están, la burla y el tono de Cliodna dejan claro que no es más que mera ironía lo que su dulce voz pronuncia.- Cualquiera diría... que le pusieron señor del Valle porque era un bonito adorno, un detalle, ¿no cree? Quizás hubiera sido más acertado matarle en la noche de bodas... Total, así no hubiera habido inocencia de la que preocuparse...- Suspira azorada, fingiendo escándalo al decir todo ello en voz alta...

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