selector
Últimos temas
Ego Die: Paseo hacía La Hilandera
Deathly Hallows :: TV :: Zonas de Rol
Página 1 de 1. • Comparte
Ego Die: Paseo hacía La Hilandera
No se recomienda pasear a altas horas de la noche a jóvenes solitarios por este siniestro Parque pues es el lugar dónde los traficantes imperan, el negocio del amor opera sin barreras y los modales y la formalidad quedan totalmente olvidados... Aquí no entienden de apellidos, todos tienen un precio. Todos tenemos un precio. Al final del paseo podrás observar las Hileras de Calles Residenciales, de calles bordeadas de varias casas de ladrillos abandonadas y farolas rotas junto a un río sucio y un molino abandonado (presumiblemente un molino de lana o algodón) con una alta chimenea, donde Muggles y Magos Ocultos se refugian en sus casas en las tristes Calles de la Hilandera, lejos de la fragua actividad nocturna, nada muggle que aqueja a la población.
Deathly Whims
Mensajes :
1306
Re: Ego Die: Paseo hacía La Hilandera
La cara de estupor de Gabriel fue todo un poema al escuchar dónde se disponía a llevarla, ¿de verdad?. Todo tenía un límite en esta vida y aquel lugar era el límite. Aquel sitio daba igual lo que fuera o de dónde provinieras, tú apellido no tenía cabida... Era el lugar dónde la miseria y la anarquía convivían... Era el lugar de las bestias
Ir allí era un paso, era marcar un antes y un después entre ambos pues era confiar ciegamente en él. Aquel lugar no era apto para una chica como Evans pero... Allí estaba. No puede evitar mostrarse tensa y alerta en aquel parque, dónde el ambiente estaba demasiado espeso y cargado. Observa el panorama tan distinto al que ella solía frecuentar, el halo de oscuridad que envolvía el ambiente era escalofriante era la deshumanización, la supervivencia lo que se respiraba en aquel ambiente, la mala vida. No había visto aún nada y tenía el cuerpo cortado, ¿Estaba segura de lo que hacía? ¿Podía estarlo?
No se da cuenta que su mano aún está entrelazada con la de él y al darse, la aparta no ocultando su sorpresa ante el hecho y el lugar. Se lleva sus manos a su larga cabellera y comienza a hacerse una trenza, mostrando cierto nerviosismo y tensión. Estaba comenzando a replantearse sí había sido buena idea... Finalmente comienza a caminar rodeándole y cuando va a decirle algo aparecen dos personas que sí no aprecian su presencia les da igual, revolcándose en el suelo como salvaje al ritmo de los gritos de la chica.
Evans escandalizada, ahora se encuentra tras Marcel con los ojos abiertos. La escena termina con el hombre dejándole unas monedas a la chica y esta levantándose del suelo como sí nada, al incorporarse saluda a Marcel con la manita efusivamente mientras Gabriel escandalizada se aparta unos pasos de él... hiperventilando.
No es verdad , se repetía en su cabeza mientras seguía hiperventilando pero sí lo era. Allí estaba esa chica, acercandose a él con una sucia sonrisa. Sentía rabia, odio... ¿celos? Como siempre ocurría cuando perdía el control de sus emociones, algo tenía que explotar y el farolillo cercano no fue la exepción Se sentía ultrajada y sobretodo que él se estaba riendo de ella por eso, coetáneamente a la explosión...- ¡ Sectumsempra!- Para la prostituta, para que no diera ni un paso más.
- ¿Me has traído para presentarme a tus amigas Marcel?.- Pronuncia cada palabra enojada y chispeante.- ¿Para esto estabas tan empeñado en que volviésemos juntos al mundo de los vivos?.- ¿Ella montándose sus películas?, no que va . Mientras la chica se desangraba, en un inútil intento de sacar su varita... Evans se la quita con un movimiento de varita.- ¿Para que vea lo bien que te entienden ellas y yo jamás podré?.-
Iba Gabriel a atacarle cuando alguien le detiene el brazo e inmovilizándola le dice al oído. [/color]- Vaya, vaya una pelirroja natural...- Otro dos hombres aparecen junto a Marcel en actitud nada amistosa.- Nunca me lo he hecho con ninguna.- Comenta el tipo delineando las curvas de Gabriel de manera lasciva, aparece un tercer hombre para curar a la chica.- Debes ser nueva y tú chulo no debe haberte explicado las nomas sino, no te atreverías a atacar a una de tus hermanas...- Aparecen más matones que rodean a Marcel mientras el que rodea a Evans le abofetea la cara tirándola al suelo y dándole una patada en la cara... Rompiéndole la nariz - Aprende a controlar tú carácter o la próxima vez deberé estropearte la cara... preciosa.- La chica herida ya no está en el lugar porque el otro hombre se la ha llevado ahí, quedando el jefecillo justo en frente a Marcel.- Aprende a controlar a tú chica... o le enseñaré yo.- La sonrisa de rufián revela que no le gustaría más nada en este momento, que domesticar a la pelirroja.- Tienes suerte que no haya atacado a una de mis joyas de la colección... sino tendría que adquirirla como nueva joyita.- Lame sus labios con lascivia mientras uno de los muchachos levanta a Gabriel para llevársela a él.- Sí no te paga como mereces... buscame hermosura pues...- Vuelve a acercar a Gabriel hacia así y deslizando su lengua por el cuello de ella.- Yo no dejaría que ese culito pasara hambre.- Termina robándole un beso mientras uno de los secuaces lanza una patada a la boca del estómago de Marcel y él, vuelve a agredir a Gabriel... dejándoles allí en el piso del suelo.
Evans escupe en el suelo todo rastro de saliva posible sin ocultar su asco y desprecio mientras se incorpora, clava su vista en Marcel sin decirle ni una palabra. Con la mano intenta apartarse la sangre de la boca...- Es la segunda hostia que recibo por ti...- Le revela escupiendo su sangre a los pies de él.- Y todo porque se te ocurrió decir que me amabas.- Vuelve a escupir la sangre, estallando en un ataque de risa.
[/color]
Ir allí era un paso, era marcar un antes y un después entre ambos pues era confiar ciegamente en él. Aquel lugar no era apto para una chica como Evans pero... Allí estaba. No puede evitar mostrarse tensa y alerta en aquel parque, dónde el ambiente estaba demasiado espeso y cargado. Observa el panorama tan distinto al que ella solía frecuentar, el halo de oscuridad que envolvía el ambiente era escalofriante era la deshumanización, la supervivencia lo que se respiraba en aquel ambiente, la mala vida. No había visto aún nada y tenía el cuerpo cortado, ¿Estaba segura de lo que hacía? ¿Podía estarlo?
No se da cuenta que su mano aún está entrelazada con la de él y al darse, la aparta no ocultando su sorpresa ante el hecho y el lugar. Se lleva sus manos a su larga cabellera y comienza a hacerse una trenza, mostrando cierto nerviosismo y tensión. Estaba comenzando a replantearse sí había sido buena idea... Finalmente comienza a caminar rodeándole y cuando va a decirle algo aparecen dos personas que sí no aprecian su presencia les da igual, revolcándose en el suelo como salvaje al ritmo de los gritos de la chica.
Evans escandalizada, ahora se encuentra tras Marcel con los ojos abiertos. La escena termina con el hombre dejándole unas monedas a la chica y esta levantándose del suelo como sí nada, al incorporarse saluda a Marcel con la manita efusivamente mientras Gabriel escandalizada se aparta unos pasos de él... hiperventilando.
No es verdad , se repetía en su cabeza mientras seguía hiperventilando pero sí lo era. Allí estaba esa chica, acercandose a él con una sucia sonrisa. Sentía rabia, odio... ¿celos? Como siempre ocurría cuando perdía el control de sus emociones, algo tenía que explotar y el farolillo cercano no fue la exepción Se sentía ultrajada y sobretodo que él se estaba riendo de ella por eso, coetáneamente a la explosión...- ¡ Sectumsempra!- Para la prostituta, para que no diera ni un paso más.
- ¿Me has traído para presentarme a tus amigas Marcel?.- Pronuncia cada palabra enojada y chispeante.- ¿Para esto estabas tan empeñado en que volviésemos juntos al mundo de los vivos?.- ¿Ella montándose sus películas?, no que va . Mientras la chica se desangraba, en un inútil intento de sacar su varita... Evans se la quita con un movimiento de varita.- ¿Para que vea lo bien que te entienden ellas y yo jamás podré?.-
Iba Gabriel a atacarle cuando alguien le detiene el brazo e inmovilizándola le dice al oído. [/color]- Vaya, vaya una pelirroja natural...- Otro dos hombres aparecen junto a Marcel en actitud nada amistosa.- Nunca me lo he hecho con ninguna.- Comenta el tipo delineando las curvas de Gabriel de manera lasciva, aparece un tercer hombre para curar a la chica.- Debes ser nueva y tú chulo no debe haberte explicado las nomas sino, no te atreverías a atacar a una de tus hermanas...- Aparecen más matones que rodean a Marcel mientras el que rodea a Evans le abofetea la cara tirándola al suelo y dándole una patada en la cara... Rompiéndole la nariz - Aprende a controlar tú carácter o la próxima vez deberé estropearte la cara... preciosa.- La chica herida ya no está en el lugar porque el otro hombre se la ha llevado ahí, quedando el jefecillo justo en frente a Marcel.- Aprende a controlar a tú chica... o le enseñaré yo.- La sonrisa de rufián revela que no le gustaría más nada en este momento, que domesticar a la pelirroja.- Tienes suerte que no haya atacado a una de mis joyas de la colección... sino tendría que adquirirla como nueva joyita.- Lame sus labios con lascivia mientras uno de los muchachos levanta a Gabriel para llevársela a él.- Sí no te paga como mereces... buscame hermosura pues...- Vuelve a acercar a Gabriel hacia así y deslizando su lengua por el cuello de ella.- Yo no dejaría que ese culito pasara hambre.- Termina robándole un beso mientras uno de los secuaces lanza una patada a la boca del estómago de Marcel y él, vuelve a agredir a Gabriel... dejándoles allí en el piso del suelo.
Evans escupe en el suelo todo rastro de saliva posible sin ocultar su asco y desprecio mientras se incorpora, clava su vista en Marcel sin decirle ni una palabra. Con la mano intenta apartarse la sangre de la boca...- Es la segunda hostia que recibo por ti...- Le revela escupiendo su sangre a los pies de él.- Y todo porque se te ocurrió decir que me amabas.- Vuelve a escupir la sangre, estallando en un ataque de risa.
[/color]
Invitado
Re: Ego Die: Paseo hacía La Hilandera
Ah sí, era por eso que las chicas de sociedad, no se sacaban a pasear sin una correa
- Pero que dia... - Muerte súbita.
Y cuando uno creía que ya lo había visto todo en esta vida... Aparecía Gabriel Evans montándose películas de celos, sí, sí, como lo leen solo que, y obedeciendo a todo principio, las películas de Evans tenían un toque de drama que no podía verse ni en las mejores presentaciones de Hollywood, aquel era drama, y del peligroso, un peligro que podría dejar a El Padrino en calzones, puesto que, en aquel oscuro camino de aquella oscura existencia a la que la había venido a traer, nadie iba a gritar: Corten. De hecho, había escuchado bastante poco desde que aquel Sectumsempra había salido de sus labios, para impactar contra La Habilidosa Jane , que suponía que luego de aquella noche, ya no sería tan habilidosa ; sin embargo, lo que había venido después me lo había buscado yo solito, pues claro, había sonado muy divertido meter a Evans en la Quinta Paila del infierno, solo que no contaba con que mis compinches de Paila también iban a tener derecho a tocarla, pues yo mismo había arrastrado a la ninfa a un lugar donde si uno quería meter un juguete nuevo, tenía que pagar por eso sin importar cuando precioso y diferente fuese el diamante, en aquellos lugares, nadie se dejaba guiar por el brillo de las cosas.
No había opción, ¿cómo iba a haberla?, aquello me iba a costar algunas noches sin buen tabaco. Rayos, lo que podía estar dispuesto hacer para no abordar esa última frase que ella acababa de recodar que yo había dicho un momento, ¿que frase? .
Aún sin aire, y en el irónico escenario que se desarrollaba en medio de las carcajadas de Gabriel, todo muy dantesco, como no saqué la varita y sin ningún reparo había exclamado "Sectum" . Maldita sea Lee, lo hiciste. Ambas manos del asqueroso tipo que había tocado por un instante la piel de Gabriel habían quedado cortadas de cuajo y sin aviso. Ni siquiera los gritos de desesperación de aquel hombre detuvieron las actividades ilícitas a nuestro alrededor, en aquel lugar, nada podía detener el flujo de las cosas, y mucho menos algo tan normal como la pena. Tres, cuatro, cinco maleantes dieron la vuelta para regresar incluídos los jefes. Alcé ambos asquerosos ejemplares con la varita.
- Alto ahí, hermosuras. Un paso más y las manos se van conmigo al infierno, y apuesto que ninguno de ustedes paso de segundo año, como para saber como generar miembros todavía. - A casi todos les faltaban dedos, ojos y narices, todas suplantadas por poco gráciles piezas de madera o latón que seguro olían a diablo. Detenidos todos, como un duelo del medio oeste en el que sin embargo ya goteaba la sangre hablo cuidadosamente, pues nunca había hecho una cosa de estas y claro, acababa de perder años de practica para pasar desapercibido. - Grabense bien el rostro de esta pelirroja en particular, pues si alguno vuelve a tocarla, solo quiero que recuerden que especialmente yo se donde guardan las buenas joyas, y se como hacerlas desaparecer... No te ofensas, Jane querida. - Le dedico un guiño a la recién recuperada amiga de Gabriel y regreso la mirada hacía el otro simpático proxeneta, amigo de Gabriel . Un asentimiento me dejo claro que por hoy, estaba a salvo, por hoy; en el piso caen los dos miembros del matón y aún sin guardar la varita, me giro sobre mis talones, la adrenalina acribillando mi pulso, y me monte a Gabriel en el hombro, tomando el atajo más cercano hacía el terreno de otro proxeneta menos agresivo, mientras Jane distraía cortésmente a sus Jefes... Cosa que ya me tocaría agradecerle luego
Un oscuro sendero trajo consigo un pequeño claro, bastante conocido, donde no había más que un destartalado columpio y dos cauchos muggles, hundidos hasta la mitad en la tierra. Pongo a Gabriel en el columpio...
- ¡Maldita sea Gabriel pudieron haberte....! - Y enciendo un cigarro sin siquiera darme cuenta del hilillo de sangre que me corría por por la comisura del labio. Volví mi cabeza hacía ella nuevamente, para ver su propia sangre correrle por el rostro. Doy un paso, otro, otro. Sangre pura, derramada, que desperdicio . Me acerco entonces, lentamente, tirándo el cigarro al suelo, y pisándolo al caminar. Mis dedos tocaron su herida, inmersos en un sentimiento asquerosamente palpable, un sentimiento que ella no debería hacerme sentir, algo que me carcomío peor que todas las adicciones, pues era algo que un ser como yo no debería poder sentir: La culpa. No obstante ahí estaba, pronunciando en silencio un hechizo que solucionace su dolor, como un pintor que trata de enmendar la obra sobre la que ha derramado pintura. Mis dedos quitan la sangre de su piel blanca, si decir plabra. Y antes de que supiese lo que estaba haciendo, mi frente estaba tocando la suya sin poder mirarla, solo para sentir que estaba allí...
Me aparto de ella bruscamente, viendo la locura venir. Asqueado de lo que estaba pasando conmigo, maravillado de la desgracia.
- Al menos podías haberme dejado disfrutar de tu escena de celos unos cinco minutos. Eso no se ve todos los días. - Deslizo un dedo sanguinoliento por la barba incipiente, y me giro hacía ella, pues lejos de su aroma, la sonrisa de idiota de la cuadra puede reaparecer para empeorarlo todo, como siempre - Si mal no recuerdo, dijiste que querías conocer c-a-d-a parte. Bien. Esta es una de ellas. - Un movimiento de élice señala en derredor del pintoresco lugar. - Aquí es a donde voy a tener que volver cuando estés tomando el té con el caballero Abott. - y por lo visto no me iba a ir muy bien . Y como si no hubiese tenido ya suficiente adrenalina por una noche, inteligentemente se me ocurre agregar: - Con ellas.
Round 3.
- Pero que dia... - Muerte súbita.
Y cuando uno creía que ya lo había visto todo en esta vida... Aparecía Gabriel Evans montándose películas de celos, sí, sí, como lo leen solo que, y obedeciendo a todo principio, las películas de Evans tenían un toque de drama que no podía verse ni en las mejores presentaciones de Hollywood, aquel era drama, y del peligroso, un peligro que podría dejar a El Padrino en calzones, puesto que, en aquel oscuro camino de aquella oscura existencia a la que la había venido a traer, nadie iba a gritar: Corten. De hecho, había escuchado bastante poco desde que aquel Sectumsempra había salido de sus labios, para impactar contra La Habilidosa Jane , que suponía que luego de aquella noche, ya no sería tan habilidosa ; sin embargo, lo que había venido después me lo había buscado yo solito, pues claro, había sonado muy divertido meter a Evans en la Quinta Paila del infierno, solo que no contaba con que mis compinches de Paila también iban a tener derecho a tocarla, pues yo mismo había arrastrado a la ninfa a un lugar donde si uno quería meter un juguete nuevo, tenía que pagar por eso sin importar cuando precioso y diferente fuese el diamante, en aquellos lugares, nadie se dejaba guiar por el brillo de las cosas.
No había opción, ¿cómo iba a haberla?, aquello me iba a costar algunas noches sin buen tabaco. Rayos, lo que podía estar dispuesto hacer para no abordar esa última frase que ella acababa de recodar que yo había dicho un momento, ¿que frase? .
Aún sin aire, y en el irónico escenario que se desarrollaba en medio de las carcajadas de Gabriel, todo muy dantesco, como no saqué la varita y sin ningún reparo había exclamado "Sectum" . Maldita sea Lee, lo hiciste. Ambas manos del asqueroso tipo que había tocado por un instante la piel de Gabriel habían quedado cortadas de cuajo y sin aviso. Ni siquiera los gritos de desesperación de aquel hombre detuvieron las actividades ilícitas a nuestro alrededor, en aquel lugar, nada podía detener el flujo de las cosas, y mucho menos algo tan normal como la pena. Tres, cuatro, cinco maleantes dieron la vuelta para regresar incluídos los jefes. Alcé ambos asquerosos ejemplares con la varita.
- Alto ahí, hermosuras. Un paso más y las manos se van conmigo al infierno, y apuesto que ninguno de ustedes paso de segundo año, como para saber como generar miembros todavía. - A casi todos les faltaban dedos, ojos y narices, todas suplantadas por poco gráciles piezas de madera o latón que seguro olían a diablo. Detenidos todos, como un duelo del medio oeste en el que sin embargo ya goteaba la sangre hablo cuidadosamente, pues nunca había hecho una cosa de estas y claro, acababa de perder años de practica para pasar desapercibido. - Grabense bien el rostro de esta pelirroja en particular, pues si alguno vuelve a tocarla, solo quiero que recuerden que especialmente yo se donde guardan las buenas joyas, y se como hacerlas desaparecer... No te ofensas, Jane querida. - Le dedico un guiño a la recién recuperada amiga de Gabriel y regreso la mirada hacía el otro simpático proxeneta, amigo de Gabriel . Un asentimiento me dejo claro que por hoy, estaba a salvo, por hoy; en el piso caen los dos miembros del matón y aún sin guardar la varita, me giro sobre mis talones, la adrenalina acribillando mi pulso, y me monte a Gabriel en el hombro, tomando el atajo más cercano hacía el terreno de otro proxeneta menos agresivo, mientras Jane distraía cortésmente a sus Jefes... Cosa que ya me tocaría agradecerle luego
Un oscuro sendero trajo consigo un pequeño claro, bastante conocido, donde no había más que un destartalado columpio y dos cauchos muggles, hundidos hasta la mitad en la tierra. Pongo a Gabriel en el columpio...
- ¡Maldita sea Gabriel pudieron haberte....! - Y enciendo un cigarro sin siquiera darme cuenta del hilillo de sangre que me corría por por la comisura del labio. Volví mi cabeza hacía ella nuevamente, para ver su propia sangre correrle por el rostro. Doy un paso, otro, otro. Sangre pura, derramada, que desperdicio . Me acerco entonces, lentamente, tirándo el cigarro al suelo, y pisándolo al caminar. Mis dedos tocaron su herida, inmersos en un sentimiento asquerosamente palpable, un sentimiento que ella no debería hacerme sentir, algo que me carcomío peor que todas las adicciones, pues era algo que un ser como yo no debería poder sentir: La culpa. No obstante ahí estaba, pronunciando en silencio un hechizo que solucionace su dolor, como un pintor que trata de enmendar la obra sobre la que ha derramado pintura. Mis dedos quitan la sangre de su piel blanca, si decir plabra. Y antes de que supiese lo que estaba haciendo, mi frente estaba tocando la suya sin poder mirarla, solo para sentir que estaba allí...
Me aparto de ella bruscamente, viendo la locura venir. Asqueado de lo que estaba pasando conmigo, maravillado de la desgracia.
- Al menos podías haberme dejado disfrutar de tu escena de celos unos cinco minutos. Eso no se ve todos los días. - Deslizo un dedo sanguinoliento por la barba incipiente, y me giro hacía ella, pues lejos de su aroma, la sonrisa de idiota de la cuadra puede reaparecer para empeorarlo todo, como siempre - Si mal no recuerdo, dijiste que querías conocer c-a-d-a parte. Bien. Esta es una de ellas. - Un movimiento de élice señala en derredor del pintoresco lugar. - Aquí es a donde voy a tener que volver cuando estés tomando el té con el caballero Abott. - y por lo visto no me iba a ir muy bien . Y como si no hubiese tenido ya suficiente adrenalina por una noche, inteligentemente se me ocurre agregar: - Con ellas.
Round 3.
Invitado
Miér Oct 09, 2019 2:58 am por Némesis Rowle
» I hate you with all my soul with The Prime Minister
Vie Feb 05, 2016 2:53 am por Invitado
» Medias verdades o completas mentiras del de arriba
Jue Feb 04, 2016 9:05 pm por Invitado
» Work it hard like it's your profession [Roy Geldof]
Jue Feb 04, 2016 7:10 pm por Invitado
» When concidences happen | Privado; Belladona A.
Jue Feb 04, 2016 4:52 pm por Invitado
» Helios [Evangeline]
Jue Feb 04, 2016 3:22 pm por Invitado
» Wanderlust con Belladona Avery
Jue Feb 04, 2016 2:59 pm por Invitado
» ¿Límites? -Maia S.-
Jue Feb 04, 2016 2:44 pm por Invitado
» Amortentia, Ojitos o Batazo
Jue Feb 04, 2016 10:58 am por Invitado