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Patches of Sky [Rol libre]
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Patches of Sky [Rol libre]
Patches of Sky
12 de Noviembre, 10 am. Allí estaba Eis, sentado sobre la maleza en la espesura de los bosques en el invierno que recién parecía empezar con los aires navideños que provocaban aquella frescura que helaba los pulmones y al respirar Eis exhalaba su aliento en contra de sus guantes atrapando el humo gélido que provenía de su cuerpo. Encantador, admirable y frígido pero memorable, todo aquello le recordaba la sensación de haberla vivido antes. Y así era, cuando era un estudiante se sentaba aquí mismo donde estaba, leyendo su copia de opciones avanzadas mientras apreciaba el castillo de la academia tan solo a una cuadra de distancia quizá, pues estos eran sus terrenos aunque cubiertos de nieve bien se podría confundir con cualquier bioma invernal. Añoro un bostezo luego de recordar, para así mismo arrecostar su espalda en el árbol donde había estado descansando en su juventud pero ahora sin un árbol que leer y sin la destreza u osadía que vibraba en su interior en los años de antaño. Se sentía cansado pero la sensación de erizársele la piel le hacía sentir joven y vivo a pesar que su apariencia lo mantenía bien conservado después de ver cuatro décadas del mundo girar a su alrededor.
Ha sido una mañana inolvidable, como todas las que se pasa en la naturaleza. No sé, quizá sea yo, no importa mucho el sitio pues todo está de más. ¿Serán mis delirios y mis cuentos lo que me hacen disfrutarlo tanto?
Y ahí se quedó mirando las nubes con una sonrisa en una cara de sueño, viendo cómo se transforman al viajar aquellas nubes grisáceas y blancas dándole una apariencia inmaculada de claridad al edificio, al lugar y a su ánimo. Como hoja al viento, rodando y rodando… Se fue quedando dormido sin darse cuenta empujado por el natural deseo que tiene en las mañanas de dormir un poco. El gorro blanco que llevaba se le fue cayendo hacia la cara, dejando visibles las orejas que tiene de adorno en la cabecera y junto las manos involuntariamente en el pecho uniéndolas como lo hacen los difuntos aunque este estuviese medio sentado. Y ahí quedo, como un parche del cielo pero en la tierra, sumido en un suave sueño entre el frió y el calor de la naturaleza.
Aquella fresca transparencia en la que estaba sumida la mañana, como si se tratara de una madrugada fue cambiando de forma suave, despacio mientras los rayos del sol saludaban su rostro con una cálida bienvenida, haciendo que todo se tornara brillante en exceso. Él se despertó de a poco casi pasada una hora de estar ahí dormitando, haciendo el vago. Se levantó dejando la huella de su cuerpo en la nieve y poso su mano derecha en el tronco del árbol como si se despidiese de una persona, como todo un merlán. De ahí sintió un rugido de su estómago y avanzo un poco más entre la espesura del bosque llegando a un claro congelado, donde debía haber un diminuto lago ahora solo había la crisálida entre tierra y agua, la división que marcaba ahí siendo resbalosa y juguetona como él. El por ser de una contextura liviana no lo pensó dos veces, parecía un niño divirtiéndose de aquella manera pues al instante en que encontró el sitio se lanzó a la capa fina de nieve para deslizarse entre ella haciendo un leve chist con sus zapatos mientras avanzaba de un lado a otro patinando, resbalándose, cayendo de sentón y riéndose solo en aquel sitio.
De pronto su estómago rugió ahora con más fuerza, sintiendo un vacío estomacal y las mejillas rojas de andar por ahí en el frió este dejo de avanzar por el bosque por casi cuarenta minutos mientras repasaba sus deberes en la cabeza. Quería ir hacer una visita al hibernadero para seguir observando la flora local, estudiar un poco y quizá realizar alguna poción por práctica y ocio. Estuvo caminando un rato y este se llegó a la desembocadura del bosque que llegaba a una playa muy bonita, en un contraste con el azul del mar, el café de la arena y la blanca nieve que se opacaba en el suelo. De pronto empezaron a caer copos de nieve sobre él y las personas que deambulaban. Al parecer nadie presto atención que un viejo vestido de niño en pijama salió del bosque y empezó a adentrarse entre las personas, en una por un descuido tropezó majando los ruedos de su pantalón bombacho abalanzado hacia adelante contra un alguien que no pudo ver sus facciones en el momento para saber si era hombre o mujer, él se cayó de espaldas como si hubiese dado contra un muro y de pronto ya estaba sentado en el suelo con el pantalón lleno de nieve y humedad pero este solo esbozo una risa torpe cohibido un poco por si le había ocasionado algún daño a esa persona.
Normalmente hubiese preferido no demorar en atender sus deberes y en la rutina que quería formar, ya que como siempre en su vida un evento inesperado le hacía virar completamente su camino para disfrutar de alguna aventura. Creyó que así podría romper aquella tradición pero en sus adentros, su corazón deseaba otra cosa. Ya no le importaba que mirara la gente, el de todos modos era muy exhibicionista. Se puso de pie casi de un brinco mostrando ahora una agilidad no correspondiente con su torpeza. Levanto la mano hacia el cielo como si quisiera agarrar una nube con los dedos y este empezó a sentir un cosquilleo que hacia revelar en su rostro una risa nerviosa, poco a poco en su mano se formó un copo de nieve hermoso, brillante y muy distinto de los que se podrían encontrar por momentos cogiéndolos con los dedos antes de que se derritan, era del tamaño de su palma y parecía tan helado que no se derretiría en un buen rato pues dejaba una hilera de aire frió a su alrededor. Entonces Eis se inclinó hacia adelante con un placer mas intenso al haber hecho un poco de su magia de don de la que tanto hacia gala, bajo un poco la cabeza pero mirando con sus ojos azul marino a la persona que tenia frente a si mismo y le ofreció el hermoso copo de nieve en seña de disculpa esperanzado de así no tener inconveniente en hacer algo productivo el día de hoy pues si algo que comprendía muy bien es que cada acto tenia consecuencia, que el tiempo siempre gana y una disculpa tiene fecha de caducidad, pues al final aquellas noches de incendio, no son reversibles como quisiera creer.
Espero con eso pueda perdonar mi torpeza, iba con cierta prisa aunque innecesaria y no mire por donde iba caminando. La mayoría de personas se pondrían de mal humor si un desconocido choca con ellos, así que espero la nieve apacigüe su carácter.
Eis Konec
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Re: Patches of Sky [Rol libre]
Aurora Selwyn se encontraba dando vueltas entre sus sábanas con un fuerte deseo de quedarse en cama todo el día, pero en ese entonces le era casi imposible lograrlo,más con el hecho de saber que si esta conciliara el sueño despertaría a los instantes con su cuerpo reclamándole el hecho de no querer dormitar más, por lo cual, con algo de incordio esta se levantó suspirante. El clima estaba en un punto perfecto en el cual cualquiera se sentaría en un sillón, con una pijama y un chocolate caliente a ver cualquier maratón de película navideña que estuvieran pasando en ese entonces, pero Aurora por su parte, queriendo aprovechar que el clima estaba más que perfecto para un ser como ella poder salir con libertad dio una pequeña sonrisa a la nada, y posterior a esto se comenzó a estirar en el borde de su cama preparando su cuerpo para el plazo del día. Aurora miró al rededor entre cerrando de manera leve los ojos. ¿Qué se pondría hoy? pensó esta con algo de tardo , a la vez que se comenzaba a levantar en dirección a su closet. ¿Qué haría hoy? se preguntó esta con más curiosidad mientras se colocaba de manera leve un dedo en la barbilla. -Umhh...- murmuró para si misma a la vez que tomaba una camisa de a cuadros negros con rojo , un gorro de lana negro, unas botas de leñador y un leggin negro. Esta tomó aquellas prendas y las colocó sobre su cama para poder dirigirse nuevamente a un distinto lugar, su baño. Esta se comenzó a alistar y después de ducharse, cepillar los dientes y hacer sus necesidades salió en toalla, comenzando así a colocarse todas las prendas necesarias. -Una decoración a este triste lugar no estaría mal...- dijo esta con una sonrisa, la idea de decorar su apartamento no le vendría mal, menos si sabría que esta sería su primera navidad sola, debido a que sus padres en aquellos momentos habían tomado la decisión de hacer un viaje, por supuesto, los dos en sentidos distintos.
Asintió con algo de ánimos a la vez que se acomodaba su collar de talismán el cual guindaba en su cuello, que haría sin el... pensó esta con algo de pesadez, así a la vez que se terminaba de arreglar el gorro en su cabello con sus manos. Aunque el clima estuviera helado por fuera a Aurora no le era ningún inconveniente, no es que pudiera morir de hipotermia no?. Esta se rió sola ante aquella idea, así a la vez que después de tomar el dinero suficiente esta, tomó sus llaves y posterior a salir del apartamento y cerrar se comenzó a poner en marcha para cumplir sus objetivos de aquél día, entre ellos el querer comprar un árbol sin importar el tamaño, luces, decoraciones, algunos postres navideños y demás. Los días de Aurora últimamente habían sido algo extraños, ya habían pasado algunas semanas desde que esta había tenido una especie de pesadilla bastante extraña la cual había dejado como secuelas algunas otras pesadillas leves , y entre ellas algunos murmuros retumbantes en su cabeza, los cuales aunque le fuesen algo difíciles de ignorar, podía lograr hacerlo. Los pasos de Aurora eran algo lentos pero sin embargo eran largos, a la vez que aunque estuviera viendo a la nada ella si atendía a su exterior, sabiendo a´si donde pisar y si era posible no tropezar con alguien... esta vez.
Nuevamente esta volvió a sumergirse en pensamientos, ya saliendo del hecho de pensar en que tal vez estuviera loca, esta se comenzó a concentrar en el saber como decoraría su apartamento o que haría para la víspera de navidad o la de año nuevo. Aunque esta tuviera algunos conocidos no se sentía preparada como para poder invitarlos, o no el hecho de estar preparada, no se sentía segura. ¿Y Si estos si podrían pasarla con alguien mejor como su familia? el hecho de estar aquellos días totalmente sola la llenaban de pánico, no le gustaba estar del todo sola. Como cualquier persona de vez en cuando le era perfecto pero... justo esos días, era algo que no quería ni necesitaba, pero sin embargo si esta tendría que hacerlo no haría más nada que aceptarlo. Esta volvió al mundo real nuevamente comenzando a atender a lo que le rodeaba, personas con grandes sueteres y los rostros rojos a veces provocaban leves risas en Aurora. que exagerados... pensaba esta con un leve aire de risa mientras negaba levemente, así echando de vez en cuando un ojo sobre las tiendas las cuales comenzaba a tomar un aire navideño, poniendo en venta cosas para la época y algunas subiendo los precios de manera exuberante, provocando así que Aurora abriera de vez en cuando los ojos bastante impresionada, intentando guardarse los comentarios negativos para si misma. En algunos momentos sentía como le llegaban algunos murmullos de otras personas un poco a lo lejos como también al mirar a los ojos a las personas que pasaban de vez en cuando sentía que algunas que portaban sonrisas enormes no tenían más que un enorme vacio en su corazón, pasando una navidad hasta peor que ella, haciendo que hiciera una leve mueca hacia un lado.
Sonreía de vez en cuando al notar los deseos y aspiración de algunas personas que pasaban, los cuales recordando el ser que esta era y lo que necesitaba nunca usaría en contra de los mismos, aunque Aurora no fuera más que un ser de la oscuridad, esta no podía negar que en su fondo sentía que ella era buena... o a su criterio esta era bastante buena. Nuevamente se había sumergido en pensamientos sin siquiera darse cuenta, al momento en que esta se puso consciente nuevamente de su al rededor ya se encontraba en una especie de costa donde las personas caminaban con bastante naturalidad, el sol no estaba pesado , ni siquiera fuerte por lo cual no le afectaba de manera peligrosa a la delicada piel de Aurora, de vez en cuando miraba el agua donde solo lo más valientes sin temor al abundante frío de la misma entraban a sumergirse en la helada playa, esta se reía un poco al ver como algunos niños con intenciones de entrar a bañarse aún así con que este enorme frío salían corriendo, huyendo de las pequeñas subidas de las olas, aunque el frío fuese uberrimo notaba como algunas personas no le habían caso al mismo, disfrutando aún el hecho de tener una playa cerca. esta seguiría sumergida en sus pensamientos, pero un fuerte empujón fue lo que esta necesitaba para dejar de pensar en todo y concentrarse únicamente en su realidad. ¡Bum! escuchó esta al momento del impacto, tanto ella como la otra persona habían caído al suelo de forma bastante rápida y algo violenta. Todo su cuerpo se perdió en un profundo mar de una vista nublada, se había desorientado levemente pero al momento en que esta pudo abrir los ojos notó como algunas personas se habían quedado observando a los dos seres, mientras que otras solo se reían. Esta sintiendo culpa por haber tropezado de manera bastante desmañada sintió un leve rojo subir por sus mismas mejillas e inmediatamente comenzó a levantarse, esta estaba apunto de comenzar a pedir incesantes disculpas a la otra persona por aquél torpe tropiezo, pero la agilidad de este fue mucha más que la de ella. En cuestión de instantes este ya estaba levantando al frente de ella, habiendo cogido un copo de nieve que había caído sobre la mano del mismo, provocando así que esta le mirara con asombro. Al momento en que notó como aquél hombre se inclinaba frente a ella pudo notar los ojos del mismo, un azul tan profundo y llamativo que le hacía recordar un poco a los anteriores iris que esta poseía. Pero sin embargo lo que más impresiono a la chica fue el momento en el que su opuesto habló, parecía ser que este pedía disculpas, provocando así que esta moviese las manos varias veces a los lados intentando negar pero sin embargo ocupando sus propias manos para aceptar el obsequio de el.
-Oh no se preocupe, discúlpeme usted también, iba tan perdida en mis pensamientos que no me di cuenta el momento en que usted se acercaba por lo cual ni siquiera pude ayudarle a detener su caída.- Dijo esta con algo de culpa, este se había disculpado y aún así le había regalado algo a ella en modo de disculpas, no sabía como devolverlo y menos en aquellas condiciones, aquella chica con don de Fuego no tenía casi ninguna opción para poder transformar en aquél lugar donde la nieve cubría cada centímetro del lugar.
Asintió con algo de ánimos a la vez que se acomodaba su collar de talismán el cual guindaba en su cuello, que haría sin el... pensó esta con algo de pesadez, así a la vez que se terminaba de arreglar el gorro en su cabello con sus manos. Aunque el clima estuviera helado por fuera a Aurora no le era ningún inconveniente, no es que pudiera morir de hipotermia no?. Esta se rió sola ante aquella idea, así a la vez que después de tomar el dinero suficiente esta, tomó sus llaves y posterior a salir del apartamento y cerrar se comenzó a poner en marcha para cumplir sus objetivos de aquél día, entre ellos el querer comprar un árbol sin importar el tamaño, luces, decoraciones, algunos postres navideños y demás. Los días de Aurora últimamente habían sido algo extraños, ya habían pasado algunas semanas desde que esta había tenido una especie de pesadilla bastante extraña la cual había dejado como secuelas algunas otras pesadillas leves , y entre ellas algunos murmuros retumbantes en su cabeza, los cuales aunque le fuesen algo difíciles de ignorar, podía lograr hacerlo. Los pasos de Aurora eran algo lentos pero sin embargo eran largos, a la vez que aunque estuviera viendo a la nada ella si atendía a su exterior, sabiendo a´si donde pisar y si era posible no tropezar con alguien... esta vez.
Nuevamente esta volvió a sumergirse en pensamientos, ya saliendo del hecho de pensar en que tal vez estuviera loca, esta se comenzó a concentrar en el saber como decoraría su apartamento o que haría para la víspera de navidad o la de año nuevo. Aunque esta tuviera algunos conocidos no se sentía preparada como para poder invitarlos, o no el hecho de estar preparada, no se sentía segura. ¿Y Si estos si podrían pasarla con alguien mejor como su familia? el hecho de estar aquellos días totalmente sola la llenaban de pánico, no le gustaba estar del todo sola. Como cualquier persona de vez en cuando le era perfecto pero... justo esos días, era algo que no quería ni necesitaba, pero sin embargo si esta tendría que hacerlo no haría más nada que aceptarlo. Esta volvió al mundo real nuevamente comenzando a atender a lo que le rodeaba, personas con grandes sueteres y los rostros rojos a veces provocaban leves risas en Aurora. que exagerados... pensaba esta con un leve aire de risa mientras negaba levemente, así echando de vez en cuando un ojo sobre las tiendas las cuales comenzaba a tomar un aire navideño, poniendo en venta cosas para la época y algunas subiendo los precios de manera exuberante, provocando así que Aurora abriera de vez en cuando los ojos bastante impresionada, intentando guardarse los comentarios negativos para si misma. En algunos momentos sentía como le llegaban algunos murmullos de otras personas un poco a lo lejos como también al mirar a los ojos a las personas que pasaban de vez en cuando sentía que algunas que portaban sonrisas enormes no tenían más que un enorme vacio en su corazón, pasando una navidad hasta peor que ella, haciendo que hiciera una leve mueca hacia un lado.
Sonreía de vez en cuando al notar los deseos y aspiración de algunas personas que pasaban, los cuales recordando el ser que esta era y lo que necesitaba nunca usaría en contra de los mismos, aunque Aurora no fuera más que un ser de la oscuridad, esta no podía negar que en su fondo sentía que ella era buena... o a su criterio esta era bastante buena. Nuevamente se había sumergido en pensamientos sin siquiera darse cuenta, al momento en que esta se puso consciente nuevamente de su al rededor ya se encontraba en una especie de costa donde las personas caminaban con bastante naturalidad, el sol no estaba pesado , ni siquiera fuerte por lo cual no le afectaba de manera peligrosa a la delicada piel de Aurora, de vez en cuando miraba el agua donde solo lo más valientes sin temor al abundante frío de la misma entraban a sumergirse en la helada playa, esta se reía un poco al ver como algunos niños con intenciones de entrar a bañarse aún así con que este enorme frío salían corriendo, huyendo de las pequeñas subidas de las olas, aunque el frío fuese uberrimo notaba como algunas personas no le habían caso al mismo, disfrutando aún el hecho de tener una playa cerca. esta seguiría sumergida en sus pensamientos, pero un fuerte empujón fue lo que esta necesitaba para dejar de pensar en todo y concentrarse únicamente en su realidad. ¡Bum! escuchó esta al momento del impacto, tanto ella como la otra persona habían caído al suelo de forma bastante rápida y algo violenta. Todo su cuerpo se perdió en un profundo mar de una vista nublada, se había desorientado levemente pero al momento en que esta pudo abrir los ojos notó como algunas personas se habían quedado observando a los dos seres, mientras que otras solo se reían. Esta sintiendo culpa por haber tropezado de manera bastante desmañada sintió un leve rojo subir por sus mismas mejillas e inmediatamente comenzó a levantarse, esta estaba apunto de comenzar a pedir incesantes disculpas a la otra persona por aquél torpe tropiezo, pero la agilidad de este fue mucha más que la de ella. En cuestión de instantes este ya estaba levantando al frente de ella, habiendo cogido un copo de nieve que había caído sobre la mano del mismo, provocando así que esta le mirara con asombro. Al momento en que notó como aquél hombre se inclinaba frente a ella pudo notar los ojos del mismo, un azul tan profundo y llamativo que le hacía recordar un poco a los anteriores iris que esta poseía. Pero sin embargo lo que más impresiono a la chica fue el momento en el que su opuesto habló, parecía ser que este pedía disculpas, provocando así que esta moviese las manos varias veces a los lados intentando negar pero sin embargo ocupando sus propias manos para aceptar el obsequio de el.
-Oh no se preocupe, discúlpeme usted también, iba tan perdida en mis pensamientos que no me di cuenta el momento en que usted se acercaba por lo cual ni siquiera pude ayudarle a detener su caída.- Dijo esta con algo de culpa, este se había disculpado y aún así le había regalado algo a ella en modo de disculpas, no sabía como devolverlo y menos en aquellas condiciones, aquella chica con don de Fuego no tenía casi ninguna opción para poder transformar en aquél lugar donde la nieve cubría cada centímetro del lugar.
Aurora Selwyn
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Arroyo del bosque azul
Re: Patches of Sky [Rol libre]
Un poco sorprendido por quien tenía en frente de sí mismo, luego de haberle entregado el copo de nieve modificado con su magia de Agua ya podía alzar la mirada, parecía un elfo domestico haciendo una inclinación para disculparse pero era una postura muy normal en él, pues a fin de cuentas su altura desmesurada no le ayudaba bien a posicionarse en los bancos de nieve por lo que quede a la altura del mentón de la joven sin embargo, aquello podía hacer más notorio para sí mismo el apreciar las facciones de la joven muchacha. Debería tener al menos veinte años de diferencia o un aproximado, pero verle era como una personificación de la nieve, del ambiente frívolo pero lleno de vida que podía contemplarse mirando a cualquier dirección en aquella localidad de la academia. Quede en silencio observándole sin esperar una pronta reacción sobre el copo de nieve que había hecho, pues a pesar que era un poco más grande que una pelota ahora caían muchos más del cielo como si la naturaleza se negara a aceptar una creación mejor que la propia. Eis solo sonrió tímidamente pero no por la muchacha, si no por aceptar la idea de que siempre habría alguien que pudiese embellecer la tierra que habita de una mejor manera, su competidora natural siempre le jugaba aquellas bromas y este por lo pronto decidió simplemente tenerle paciencia y consideración. Se sacudió suavemente de forma inconsciente para quitarse la nieve de los hombros, se sacudió una vez más el pantalón así mismo dejando notar sus facciones delgadas al pasar aplastando la textura y el contorno bombacho en sus piernas delgadas.
Volvió la mirada a la chica, miro sus ojos durante un pequeño silencio incomodo mientras se dedicaba a oír las amables disculpas de una joven con buenos modales, el correspondió dedicándole una sonrisa alegre distinta a la que sus nervios mostraban pues ahora sus facciones, sus pocas arrugas y sus ojos formaban una expresión de alegría pura, inocencia. Rio en bajo, casi en susurros para no parecer mal educado o pretencioso ante la joven muchacha, este se volteo un momento acariciando su espalda como si buscara algo y en efecto. De pronto la mirada que había centrado en ella había desaparecido y el gesto de amabilidad había seguido su camino, mientras aun le escuchaba hablar le dio la espalda por un momento para volver atrás de sus pasos y en eso sujeto una mochila, muy pequeña que apenas se camuflaba entre el abrigo. Se quitó el gorro para sacudirle la nieve a una mochila con orejas y ojos de panda que claramente hacían juego con el mismo gorro. Este luego volvió a donde estaba la señorita y empezó a dirigirle la palabra como si no se hubiese ido a media conversación.
No creo que sea necesario que se disculpe señorita, a pesar de mis aventuras creo que mi habilidad intelectual para prever mis posibles accidentes son tantos como si me hubiese tomado la poción estupor horribilis.–Este rebusco en la pequeña mochila un embace diminuto del tamaño de un dedo en largo y grosor, este se lo mostro enseñándole aquella pócima de la cual había mencionado la cual era como sangre, aquel rojo oscuro que hacia un increíble contraste con el blanco y azul del ambiente, sin embargo a él no le importaba ser colorido o raro. –Bueno, esta es solo una muestra, yo jamás podría costear con mi salario un colmillo molido de basilisco. En teoría sería una suerte si consigo un paquete de galletas para navidad. Bueno, veo que todo esto ya me retraso a mi destino. Pensé conseguir algunas hojas de tentacula venenosa a esta hora para algunos de mis hobbies pero creo que será mejor en la noche, al medio día por mas nieve que haya no será conveniente para la plantación.
Luego este se acarició el largo cabello lleno de nieve, y sin tener intención de quitarse la nieve fría de su cráneo se puso el gorro de nuevo y guardo la muestra de poción dentro de la bolsita, toco esta misma con la varita como para asegurarse que todo estuviese en orden. Desearía poder hacerle un hechizo de extensión indetectable a esta cosa, podría andar mi kit de pociones en lugar de cargar mí agujereado cajón. Pero… ¿Qué estoy haciendo? Oh Eis, más preocupado por sus pociones que por la realidad que tiene en frente. – Discúlpeme joven, como vera en cuanto me centro en mi vocación empiezo a divagar en mi cabeza, jaja. Es mi dilema, pues si no me centro en mi trabajo me tocará…
Un repentino silencio surgió de él, tomando un aspecto más lúgubre pero no entristecido. Cerró sus ojos de manera que parecía estar durmiendo plácidamente, con el sueño más agradable y unos segundos bastaron para que sus ojos recuperaran la alegría. ¿Cómo? Recordando, aquel sol de invierno que se aferraba a la última mañana antes del verano en su hogar en Bulgaria donde pasaba la navidad junto a otros niños de orfanato todos juntos, cantando alrededor de una fogata, apaciguando la falta de familiares con hermanos y hermanas de distintas madres. Luego llevo sus heladas manos a la mano de la señorita donde ella aun sostenía el copo de nieve, el parecía no sentirse satisfecho con aquello pues no solo había tropezado frenando las intenciones que él y ella tenían si no que parecía muy poco para todo lo que le había distraído.
¿Veamos veamos? ¿Cómo puedo hacer el tiempo reversible? ¿Tú lo sabes? ¡Yo sí! Sí, debo hacer algo fabuloso, algo extravagante para que la pérdida del tiempo se considere un buen recuerdo de ahora en adelante en vuestras cabezas.
Eis hablaba en voz alta y pronto las personas lo empezaron a ver con curiosidad, quizá estaría llamando demasiado la atención así que este empezó a mirar de reojo a las personas, se sentía fascinado siendo el centro de atención y parecía que sabía lo que hacía. Primero empezó a rebuscar una botella ambarina de su mochila de un vaso que enmarcaba como sangre de dragón, este empezó a hacer unas piruetas con su varita en su mano derecha, dando aquellos movimientos artísticos en el suelo y con la otra mano la levantaba como si esperaba que algo saliera del suelo. Un chorro de agua se fue moviendo en cámara lenta desde la nieve debajo de la mano de el hasta alcanzar la altura de casi los dos metros, pero solo era un pequeño hilo de agua. Este metió la mano izquierda en el agua y con la varita dirigió la botella de sangre de dragón hasta la punta de la hilera, vertiendo la sangre en el agua sin que esta se mezclase. Ahora cerró los ojos disfrutando de aquella sensación, el arte de la naturaleza, de la belleza que se puede hacer con la magia, con un don maravilloso lleno de emoción. Él fue plasmando su dolor, su alegría, su emoción de estar siendo observando mientras el agua se empezaba a congelar, a formar ramificaciones de distintos tamaños y formas. La sangre parecía moverse transportada por el agua como conducto, llegando a la punta de cada ramificación, a los bordes del hielo que se conformaba solidificándose en un bello árbol níveo rojizo, como si hubiesen salpicado salsa de tomate sobre sí pues al final la sangre de dragón era mucho más oscura. Eis parecía fascinado con lo que hacía que daba saltos brincando alrededor del árbol mientras consolidaba su forma, parecía no darse cuenta que él estaba demasiado contento con aquello, como un niño pequeño mirando su primer árbol de navidad cosa que realmente, era así.
¡Ja! Es la primera vez que intento un árbol de navidad. ¿Por qué no lo conserva? Mucha gente anda buscando árboles para adornar así que supongo que le será de alguna utilidad.
Parecía que involuntariamente había hecho un carrito con ruedas de copo de nieve para jalar el árbol y la palanca para arrastrarlo la tenía sostenida en la mano que destilaba agua por haber entrado en contacto con su artesanía. Este se veía mucho más satisfecho al poder compensar la idea de quitar el tiempo de otra persona. Hizo una reverencia más pronunciada esta vez tanto que miraba los zapatos de la joven y luego le acerco la palanca del carrito para que esta se adueñara de ella. Si había algo que le encantaba era la satisfacción que podría brindar el hecho de realizar su magia tan abiertamente, de desarrollar su don cada día mas mediante la práctica del mismo para crear cosas tan bellas como la que había hecho. ¿Quizá podría hacerme un árbol para mí? Se reía en bajo contemplando las posibilidades, las ideas que tenía y este ahora se miraba las manos asombrado por su capacidad propia.
Manténgalo lejos de las chimeneas eso sí. Y espero el tiempo que desperdicio en mi sea remunerado de esta humilde manera, pues para encontrarnos a nosotros mismos debemos perdernos, posiblemente una desviación no sea lo mismo que perderse.
Volvió la mirada a la chica, miro sus ojos durante un pequeño silencio incomodo mientras se dedicaba a oír las amables disculpas de una joven con buenos modales, el correspondió dedicándole una sonrisa alegre distinta a la que sus nervios mostraban pues ahora sus facciones, sus pocas arrugas y sus ojos formaban una expresión de alegría pura, inocencia. Rio en bajo, casi en susurros para no parecer mal educado o pretencioso ante la joven muchacha, este se volteo un momento acariciando su espalda como si buscara algo y en efecto. De pronto la mirada que había centrado en ella había desaparecido y el gesto de amabilidad había seguido su camino, mientras aun le escuchaba hablar le dio la espalda por un momento para volver atrás de sus pasos y en eso sujeto una mochila, muy pequeña que apenas se camuflaba entre el abrigo. Se quitó el gorro para sacudirle la nieve a una mochila con orejas y ojos de panda que claramente hacían juego con el mismo gorro. Este luego volvió a donde estaba la señorita y empezó a dirigirle la palabra como si no se hubiese ido a media conversación.
No creo que sea necesario que se disculpe señorita, a pesar de mis aventuras creo que mi habilidad intelectual para prever mis posibles accidentes son tantos como si me hubiese tomado la poción estupor horribilis.–Este rebusco en la pequeña mochila un embace diminuto del tamaño de un dedo en largo y grosor, este se lo mostro enseñándole aquella pócima de la cual había mencionado la cual era como sangre, aquel rojo oscuro que hacia un increíble contraste con el blanco y azul del ambiente, sin embargo a él no le importaba ser colorido o raro. –Bueno, esta es solo una muestra, yo jamás podría costear con mi salario un colmillo molido de basilisco. En teoría sería una suerte si consigo un paquete de galletas para navidad. Bueno, veo que todo esto ya me retraso a mi destino. Pensé conseguir algunas hojas de tentacula venenosa a esta hora para algunos de mis hobbies pero creo que será mejor en la noche, al medio día por mas nieve que haya no será conveniente para la plantación.
Luego este se acarició el largo cabello lleno de nieve, y sin tener intención de quitarse la nieve fría de su cráneo se puso el gorro de nuevo y guardo la muestra de poción dentro de la bolsita, toco esta misma con la varita como para asegurarse que todo estuviese en orden. Desearía poder hacerle un hechizo de extensión indetectable a esta cosa, podría andar mi kit de pociones en lugar de cargar mí agujereado cajón. Pero… ¿Qué estoy haciendo? Oh Eis, más preocupado por sus pociones que por la realidad que tiene en frente. – Discúlpeme joven, como vera en cuanto me centro en mi vocación empiezo a divagar en mi cabeza, jaja. Es mi dilema, pues si no me centro en mi trabajo me tocará…
Un repentino silencio surgió de él, tomando un aspecto más lúgubre pero no entristecido. Cerró sus ojos de manera que parecía estar durmiendo plácidamente, con el sueño más agradable y unos segundos bastaron para que sus ojos recuperaran la alegría. ¿Cómo? Recordando, aquel sol de invierno que se aferraba a la última mañana antes del verano en su hogar en Bulgaria donde pasaba la navidad junto a otros niños de orfanato todos juntos, cantando alrededor de una fogata, apaciguando la falta de familiares con hermanos y hermanas de distintas madres. Luego llevo sus heladas manos a la mano de la señorita donde ella aun sostenía el copo de nieve, el parecía no sentirse satisfecho con aquello pues no solo había tropezado frenando las intenciones que él y ella tenían si no que parecía muy poco para todo lo que le había distraído.
¿Veamos veamos? ¿Cómo puedo hacer el tiempo reversible? ¿Tú lo sabes? ¡Yo sí! Sí, debo hacer algo fabuloso, algo extravagante para que la pérdida del tiempo se considere un buen recuerdo de ahora en adelante en vuestras cabezas.
Eis hablaba en voz alta y pronto las personas lo empezaron a ver con curiosidad, quizá estaría llamando demasiado la atención así que este empezó a mirar de reojo a las personas, se sentía fascinado siendo el centro de atención y parecía que sabía lo que hacía. Primero empezó a rebuscar una botella ambarina de su mochila de un vaso que enmarcaba como sangre de dragón, este empezó a hacer unas piruetas con su varita en su mano derecha, dando aquellos movimientos artísticos en el suelo y con la otra mano la levantaba como si esperaba que algo saliera del suelo. Un chorro de agua se fue moviendo en cámara lenta desde la nieve debajo de la mano de el hasta alcanzar la altura de casi los dos metros, pero solo era un pequeño hilo de agua. Este metió la mano izquierda en el agua y con la varita dirigió la botella de sangre de dragón hasta la punta de la hilera, vertiendo la sangre en el agua sin que esta se mezclase. Ahora cerró los ojos disfrutando de aquella sensación, el arte de la naturaleza, de la belleza que se puede hacer con la magia, con un don maravilloso lleno de emoción. Él fue plasmando su dolor, su alegría, su emoción de estar siendo observando mientras el agua se empezaba a congelar, a formar ramificaciones de distintos tamaños y formas. La sangre parecía moverse transportada por el agua como conducto, llegando a la punta de cada ramificación, a los bordes del hielo que se conformaba solidificándose en un bello árbol níveo rojizo, como si hubiesen salpicado salsa de tomate sobre sí pues al final la sangre de dragón era mucho más oscura. Eis parecía fascinado con lo que hacía que daba saltos brincando alrededor del árbol mientras consolidaba su forma, parecía no darse cuenta que él estaba demasiado contento con aquello, como un niño pequeño mirando su primer árbol de navidad cosa que realmente, era así.
¡Ja! Es la primera vez que intento un árbol de navidad. ¿Por qué no lo conserva? Mucha gente anda buscando árboles para adornar así que supongo que le será de alguna utilidad.
Parecía que involuntariamente había hecho un carrito con ruedas de copo de nieve para jalar el árbol y la palanca para arrastrarlo la tenía sostenida en la mano que destilaba agua por haber entrado en contacto con su artesanía. Este se veía mucho más satisfecho al poder compensar la idea de quitar el tiempo de otra persona. Hizo una reverencia más pronunciada esta vez tanto que miraba los zapatos de la joven y luego le acerco la palanca del carrito para que esta se adueñara de ella. Si había algo que le encantaba era la satisfacción que podría brindar el hecho de realizar su magia tan abiertamente, de desarrollar su don cada día mas mediante la práctica del mismo para crear cosas tan bellas como la que había hecho. ¿Quizá podría hacerme un árbol para mí? Se reía en bajo contemplando las posibilidades, las ideas que tenía y este ahora se miraba las manos asombrado por su capacidad propia.
Manténgalo lejos de las chimeneas eso sí. Y espero el tiempo que desperdicio en mi sea remunerado de esta humilde manera, pues para encontrarnos a nosotros mismos debemos perdernos, posiblemente una desviación no sea lo mismo que perderse.
Eis Konec
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Miér Oct 09, 2019 2:58 am por Némesis Rowle
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