El espejo de Pandora

por Invitado Jue Ago 14, 2014 1:40 pm

Tras cita previa con la Condesa, podrás entrar en esta poderosa estancia dónde se encuentra el espejo de Pandora. Pagando un justo precio acorde a lo que se quiera pedir, la Condesa gracias a este espejo te lo podrá hacer realidad. Existen unas normas básicas establecidas por las leyes mágicas; entre ellas se encuentra la no resurección de muertos pero, sí puede traer su espectro para que converse durante un tiempo con algún familiar fallecido...

Infinitud de posibilidades se pueden hacer realidad en esta sala, desde deseo del más allá, pociones imposibles, ilusiones más reales que la vida misma o simplemente conversar como es debido con la Condesa. Todo en esta sala tiene un precio, jamás lo olvides.

Enviar una Lechuza a la Condesa Cliodna Kettleburn cuando estéis interesados en rolear aquí.

por **Admin** Dom Ago 31, 2014 2:21 pm

Una pequeña figura aparece en el impecable reflejo del espejo, una figura completamente vestida de negro que lentamente se va acercando, develando los rasgos del caminante, quién lleva las manos en los bolsillos, y el sombrero ligeramente ladeado. Parece pensativo quizá, pues su lengua se ha disparado a la comisura de sus labios, como típicamente le obliga su acostumbrado tic. Cuando la figura esta lo suficientemente cerca el mismo levanta la cabeza, y mira hacía el interior de la habitación, casi como si hubiese olvidado que se dirigiese allí, sin embargo, sus amarillentos ojos parecen esperar encontrar algo, pues una sonrisa turbulenta a empezado a embozarse, aún con el inevitable tic.

De su negro bolsillo, una pálida mano enguantada saca un reloj de bolsillo, que consulta sin demasiado interés; lo guarda y toca la superficie del espejo, tres veces, como si de una puerta se tratase. Se queda finalmente pacientemente parado, en el interior del espejo, esperando, a que le dejen pasar

por Invitado Dom Ago 31, 2014 4:56 pm

Sesión de chicas fantasmagórica... La verdad era que estar muerta tenía sus encantos; más aún cuando eras la máxima autoridad . Principios de fidelidad lo llaman el proletariado.

La Condesa bien sabía de quién se trataba en el momento que puso un sólo pie en la estancia pero por alguna corriente no contemporánea al parecer las relaciones efectivas entre vivos y muertos no estaban del todo bien vistas... Las marujas amargadas, eran lo que tenían ya que desperdiciaban los placeres de la inmaterialidad... Tener experiencias sensoriales sin riesgo al embarazo era algo que desearían muchas féminas...

Como buena fémina se hizo rogar y cuando consideró que era tiempo suficiente, echó a patadas a las simplonas fantasmas que allí le estaban haciendo compañía. Se miró en su tocador con cierta adoración y pasó al mundo real, dónde siendo invisible susurra en el oído de su encantandor Greengrass.- ¡ Cucú!- Se escucha una divertida carcajada y tan fogosa como siempre, la Condesa ahora en el espejo, lo atraviesa para coger de la capa a Greengrass y llevarle a aquel lado...

por **Admin** Lun Sep 01, 2014 9:51 pm

Venia preparado para que le hiciesen esperar. Casi podia imaginarse aquel pálido mundo, donde siempre había querido poder entrar, decorado con mesas encadenadas y elegantes tazas rosas de contenidos malolientes, siempre humeantes, como debía ser; ya había perdido la cuenta de cuanto tiempo habia soñado con ese mundo, mas que con cualquier otra meta, sin embargo solo podia visualizarlo en su mente, a traves de los interminables relatos de Su Rosada Siniestridad y lo hacia ahora justo cuando aquella macabra y encantadora risa, aquella que toda mujer deseable deberia ostentar, cuando se vio introducido en la habitación.

- ¡Adorado espectro de mi corazón! Quizá haya tardado demasiado desde mi última visita... - Claro que habia tardado, y mucho, dos dias completos, aquello iba a costarle caro . - Sin embargo, traigo conmigo un especial detalle de Miracle, que quiere disculparse por haber olvidado quitarle los pétalos a los odiosos girasoles del jardín... - Ah si, en los Jardines del Castillo no podia haber una sola flor que no fuese roja o rosada, sino habia que atenerse a las consecuencias...

Se saco el sombrero como cualquier caballero, con la indicada reverencia. No obstante, cuando el sombrero salio de su cabeza un nuevo personaje entro en escena, y este no era mas que una pálida y simpática mano, cortada al ras de la muñeca, que parecio sobresaltada ante la repentina luz, sin embargo estiro los dedos en una revencia igual de educada que la de Jekyll y se incorpo a la vez, acto seguido se movio de la cabeza de Greengrass, se encaramo sobre el espejo, y buscando la altura de Cliodna, le tendio una delicada calavera color rosa, con un elocuente y tímido gesto.

por Invitado Vie Sep 05, 2014 9:39 am

La Condesa pone sus mejores morros ante tal obsequio pero no por la disculpa, sino porque eso era lo mínimo para honrrala...- Ese Miracle... no se fía de mi y no entiendo porque...- Suspira consternada.- Quiere hacer pasar a los alumnos cada 3 meses por una limpieza de aura... ¡ No me quiere dejar divertirme!.- Se desplaza por la habitación y esta se va tornando gélida conforme aumenta su cólera mientras las paredes se tiñen de rojo sangre pero es reparar en aquella calavera que el humor de la Condesa vuelve a cambiar por un relajado rosa, sonrrojando a la Condesa.- Muy hábil...- Responde viperina mientras dibuja un beso en el espejo.

Cliodna podía pasar al mundo real e incluso materializarse pero claro, eso lo hacía cuando Greengrass se lo curraba lo suficiente y acababa de tener un buen comienzo.- Recuerdame porqué tengo que seguir viendo a Miracle cada día ... ¡ ah sí! por estos detallitos...- Contempla la mano con cierto gesto enamoradizo.-pero... ¿porqué elegiste al señor Shafiq? - Pregunta coqueta a través del espejo mientras le vuelve a hacer morritos...- Mientras ve pensando una buena excusa por la que hayas tardado en venir a verme... una lástima que eso te haya restado puntos para venir a pasarlo bien aquí conmigo...- ¿La Condesa una mujer candiente? Más de lo que podrían creer...

por **Admin** Vie Sep 19, 2014 8:25 pm

Jekyll no era un hombre especialmente mórbido en el sentido que a Cliodna le hubiese gustado el era más bien un romántico empedernido, a pesar de que, la misma Condesa había tratado por todos los medios de introducirlo en los círculos más deshonestos de Londres (quizá para ella misma entrenar a su pequeño muchacho, antes de que este declarara su total devoción hacía ella, momento en el cual aquellos experimentos habían llegado a su fin, no obstante antes, hubo un periodo en el que las mujeres de "dudosos rubros" se vieron aquejadas por una fantasma que exigía, se le enseñara lo suficiente a su alumno; aquellas "empleadas" siempre salían asustadas por sus requerimientos, o indignadas ante su total y desenfrenado romantisismo, aunque siempre había una que otra dispuesta a lo que fuese por una buena bolsa de galeones, aquel muchacho siempre había cultivado más su imaginación, que su buen juicio, conociendo un único amor. Por consiguiente, alimentaba los sentimientos más románticos del honor y el candor, que diariamente arruinan a tantos jóvenes inocentes con la misma facilidad y espontaneidad con la que podía dirigir un ejercito de inferis, cada noche, para aterrorizar a los muggles... Con la misma se había quedado en la necedad romántica de las románticas novelas que su Condesa siempre le había contado, y que solo ella era capaz de personificar, y poco a poco había descubierto que en el Mundo de los Vivos, excepto en las llamas de las velas, no existía la menor base para esas necedades, y había sido por eso que hacía ya más tiempo del que se podía contar, había entregado su corazón al Mundo de los Muertos, proporcionándole una habilidad a Cliodna que ninguna otra fantasma podía poseer: La de Materializarse por Segundos, en una maldición que extraía vida de los huesos de Greengrass, que hace mucho tiempo habían dejado de brillar con un brillo humano... Y que solo un único hombre, podía devolverle, a través de sus conocimientos de alquimia, y su más preciada reliquia prohibida.

- No es el único detalle... - La pérfida sonrisa de él asomo en sus labios, cuando dio un decidido paso hacía ella, y justo cuando su mano debió traspasar la inconsistente existencia de la Condesa, esta se torno de un color pálido, pétreo, como el de un reluciente y hermoso cadáver. Tus dedos tocarán la muerte y la harán tuya, pero la muerte te hará suya también... . Los dedos de Greengrass subieron por el brazo de Cliodna al igual que sus labios hasta llegar a su cuello, mientras iba canturreando. - Ah, mujer de los infiernos, mi criaturilla ponzoñosa... - Aquel tono habría sido envidiable por los más arraigados poetas. La nueva mascota descendió de donde se encontraba para bajar por el pétreo brazo de la Condesa antes de que el mismo desapareciese. Jekyll se recompuso y dio unos cuantos pasos a atrás. - Últimamente todos parecen recordar mi nombre, todos quieren una condenada reunión... Cuando antes era considerado una basura de los rincones del Knockturn. - Una risa rota, y caustica salio de los labios de Greengrass. - ¡A veces hasta me sorprende lo idiotas que pueden llegar a ser todos! Como sí al ponerse uno el título de director deja uno de ser basura. - Con una elegante sonrisa, se acomoda la corbata verde manzana, y se gira hacía ella haciendo levitar la cola de su frac color violeta. - De modo que esa es mi excusa, pase mi tiempo con interesante burócratas... Seguro me merezco la peor de las muertes. - El filo de la enfermiza sonrisa se volvió más malsano, y tanto más encantador

por Invitado Dom Feb 01, 2015 6:57 pm

Levaba un buen tiempo, horas quizá , escuchando algo así como voces en mi mente. Llamándome a algún sitio X que no podía identificar. Me recordaron al cuentoque Freddie hacía, siempre aqauel sobre el lugar mágico de Narnia donde unos niños se sentían llamados a un ropero. Pero ne mi caso no había ningún ropero, y de hecho no eran voces que me condujeran a ningún lugar conocido. ¿Por qué sentía esa manera? Había aprendido a desconfiar de cada resquicio que inundaba los pasillos de la academia. Me lo había enseñado la experiecnia. Pero también era demasiado terca como para no avanzar en dirección a aquello que estaba despertando mi interés y prácticamente reclamando mi presencia. ¿De qué iba todo aquello? Fuera lo que fuese de lo que se tratara, iba con la varita en riste, preparada para atacar a lo que se me viniera de frente o de espaldas, o quizá defenderme de un posible mal momento. Fuera como fuese estaba lista, completamente, y no iba a dejar que un momento de distracción se interpusiera en mi camino.

Al cabo de unos minutos de caminar sola y sin encontrarme con nadie de provecho que me hiciera cambiar de idea, me adentré en una habitación. Poca cosa en ella, pero lo más llamativo era un espejo. Fruncí el entrecejo mientras echaba una mirada a mi alrededor. ¿Por qué un espejo? ¿Era eso lo que me estaba llamando? Extendí hacia delante la mano con mi varita.

por Invitado Vie Feb 13, 2015 2:50 pm

La Guardiana Suprema del más allá, se encontraba en su forma humana pero no corpórea sentada en su particular vestidor recordando con aire soñador sus tiempos de juventud dónde lucía sus galantes prendas y conoció a su verdadero amor. Un joven e incomprendido Jeckyll Greengrass que a día de hoy era todo un hombre, pensamientos tiernos y pozoñosos vagaban por su mente cuando sintió como el Espejo de Pandora, hacía su llamada...

Aquel espejo pocas veces se molestaba en llamar a alguien, más bien porque gustaba de despetar la codicia y la avaricia de todo el que necesitara algo y siempre todo el mundo necesitaba algo. Era pues sólo por una causa mayor o por un valor superior que el espejo se tomaba las molestias de llamar a alguien... Sólo en casos exepcionales y como toda exepción poderosa era una amenaza para la Condesa, esta salió de entre bambalinas para averiguar de quién podría tratarse...

Su cerecita más jugosa cherry

, la puritana pero no tan santa de Robinson. Decide no hacerle visible su presencia y dejar que el espejo la siga llamando de tal forma que cuando se viera reflejado en él vería aquello que más ansiaba su corazón... y por ende, comenzaría la particular diversión del día de hoy de la Condesa.

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