Posada del Dragón Verde

Visualicé, sin extrañarme para nada, la entrada de las Urracas al bar. No era raro puesto que se pasaban seguido, y de vez en cuando utilizaba su entrada para sacar conclusiones respecto al resto de los presentes. Por ejemplo, el dí a de hoy lo utilicé para contar a las heterosexuales del lugar. Habían una, dos, tres chicas mirando al capitán por una esquina, una más por la otra, un grupillo mirando a varios miembros del equipo en general, y eso, descontando a las chicas que parecían ir con sus parejas y a una que por su nivel de alcohol en sangre ya no merecía ser considerada como humana. Eso no me dejaba muy buenos resultados, pero nunca me los dejaba. Yo era parte de una minoría, dentro de una minoría, dentro de una minoría, y eso no solo  me hacía "una niña única y original" como decían mis padres, tenía sus puntos buenos y sus puntos malos. Puntos buenos: Era única y original Puntos malos: Era raro encontrar a mucha gente como yo en un mismo lugar por lo general.

Tomé un trago largo de mi cerveza de mantequilla que había pedido y pagado hace un rato, terminándola, antes de decidir acercarme de una vez por todas al equipo que había visto más de una vez y que seguramente me había visto también. -Hola que... -Mi frase se queda a medias en ese momento, y es que ha llegado el pedido del capitán y al verlo me he replanteado si realmente el quidditch era un deporte duro como decían. -¿Qué demonios es eso? -¿Y quién iba a un bar a tomar chocolate caliente? De normal eso la gente lo hace en sus casas. ¿Se suponía que eso le dejaría como sensible y le ayudaría a llamar más la atención de las chicas o qué? No estaba entendiendo muy bien de qué iba eso.