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Found you hiding | Comic-Con, Londres | Lucille C. Rosser
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Found you hiding | Comic-Con, Londres | Lucille C. Rosser
The London Film and Comic Con es una convención que se celebra anualmente en Londres, que se centra en las películas, series de televisión de culto, video-juegos, de anime y cómics. El convenio tiene una gran película de venta distribuidores hall, memorabilia de ficción relacionados cómicas y de ciencia y accesorios originales de la película, junto con charlas gratuitas invitados, sesiones de fotos profesionales, sesiones de autógrafos y pantallas.
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Re: Found you hiding | Comic-Con, Londres | Lucille C. Rosser
-Uff...- suspiré. Londres no estaba especialmente tranquilo en esos momentos, y no sabía si mejoraba mi humor, o al contrario, lo empeoraba. Diría que más bien lo empeoraba, porque, más bien era de esas personas a las que todo les ponía de mal humor. Pero creo que no iría errado si dijera que a ningún ser humano le sería posible estar de buen humor después de la charla que acababa de soportar.
El problema no era la charla era en si; sino con quien la había compartido. Mi madre, se suponía. Más bien, una desconocida. Matthew había pensado que nos iría bien estar algunos días en Londres; así él finalizaría unos recados y yo vería a mi madre. También me había sugerido que saliese un poco, o gastase mi dinero en "cosas de jóvenes". ¿Salir? ¿Por que? No tenía amigos en Londres, ni aquí ni en ningún sitio, y tampoco me haría muy feliz ir a hacer el orangután a un lugar lleno de reggaeton al volumen suficiente para despertar a Hades. Y gastar el dinero en cosas de jóvenes... creo que ya lo hacía, O gastaba parte de mi dinero en tábaco y alcohol. Si Matthew estaba sugiriendo que me fuese de putas o llamara a un camello; yo pasaba. Eso se los dejaba a los ya más malotes, mi rebeldía era solo contestar mal y ser un vago sin remedio.
Y fumar, fumar en lugares en los que en teoría no se podía. Después de la charla con mi madre, había ido a dar una vuelta, y había acabado dentro de el local, para beber algo y calmarme. Como soy menor de edad, no me habían podido servir alcohol... y nervioso como estaba, necesitaba fumar algo, para relajar. Sin pensar en que estaba prohibido. El jefe se ha enfadado. Yo le he contestado como siempre contesto a la gente -haciendo gala de mi graaan simpatía - y ahora éste buen hombre me estaba buscando para pegarme dos hostias. Que quizás las merecía, no digo que no, pero también se supone que merezco unos padres, y no los tengo.
De momento lo había despistado. O eso creía, hasta que al girar de calle, me volví a encontrar con sus ojos. ¿Por donde tirar ahora? Miré a mi alrededor. Centenares de gente se dirigían hacía la entrada de un gran edificio... ¿Comic Con? Gente habría, eso seguro. Acceleré mi pasó, casi corriendo, intentado colarme rápidamente del edificio. Y lo logre. Primer paso conseguido.
El problema no era la charla era en si; sino con quien la había compartido. Mi madre, se suponía. Más bien, una desconocida. Matthew había pensado que nos iría bien estar algunos días en Londres; así él finalizaría unos recados y yo vería a mi madre. También me había sugerido que saliese un poco, o gastase mi dinero en "cosas de jóvenes". ¿Salir? ¿Por que? No tenía amigos en Londres, ni aquí ni en ningún sitio, y tampoco me haría muy feliz ir a hacer el orangután a un lugar lleno de reggaeton al volumen suficiente para despertar a Hades. Y gastar el dinero en cosas de jóvenes... creo que ya lo hacía, O gastaba parte de mi dinero en tábaco y alcohol. Si Matthew estaba sugiriendo que me fuese de putas o llamara a un camello; yo pasaba. Eso se los dejaba a los ya más malotes, mi rebeldía era solo contestar mal y ser un vago sin remedio.
Y fumar, fumar en lugares en los que en teoría no se podía. Después de la charla con mi madre, había ido a dar una vuelta, y había acabado dentro de el local, para beber algo y calmarme. Como soy menor de edad, no me habían podido servir alcohol... y nervioso como estaba, necesitaba fumar algo, para relajar. Sin pensar en que estaba prohibido. El jefe se ha enfadado. Yo le he contestado como siempre contesto a la gente -haciendo gala de mi graaan simpatía - y ahora éste buen hombre me estaba buscando para pegarme dos hostias. Que quizás las merecía, no digo que no, pero también se supone que merezco unos padres, y no los tengo.
De momento lo había despistado. O eso creía, hasta que al girar de calle, me volví a encontrar con sus ojos. ¿Por donde tirar ahora? Miré a mi alrededor. Centenares de gente se dirigían hacía la entrada de un gran edificio... ¿Comic Con? Gente habría, eso seguro. Acceleré mi pasó, casi corriendo, intentado colarme rápidamente del edificio. Y lo logre. Primer paso conseguido.
Invitado
Re: Found you hiding | Comic-Con, Londres | Lucille C. Rosser
Lucille, Lucille y sus problemas para aceptarse a sí misma y frente a los demás lo que era. Problemas que le habían llevado a buscar soluciones alternas para disfrutar de su tiempo de ocio a su manera y sin ninguna posibilidad de ser juzgada por ello. Una de sus soluciones más utilizadas eran, en especial en días especiales para ella como este, los disfraces. El año anterior había ido de Darth Vader, el anterior a ese de Cybermen, y este mismo se había decidido por ir de Dalek, uno bien cubierto, con la forma real de un Dalek y el espacio para que entrara ella misma dentro, tal vez ella y alguien más si es que no les importaba estar muy justos de espacio. El "traje" había sido ideado en gran parte por magia, lo que le había permitido darse espacio para estar un poco más cómoda dentro y poder ocultarse completamente de la vista de la gente manteniendo su posibilidad de ver por dónde iba y dónde estaba. Su voz estaba distorsionada, en parte de forma natural y en una menor parte por medio de la tecnología muggle, es decir, su móvil y la aplicación adecuada. Planeaba pasarse un bonito rato ahí dentro: el traje tenía un espacio pequeño para sentarse si es que lo deseaba, se podía parar para caminar y llegar a las entrevistas o firmas de autógrafos, podía ver los productos y exposiciones por un espacio limitado pero no incómodo y si quería ver algún producto más de cerca solo tenía que sacar una de sus manos por el costado por el que había entrado y acercarlo a su zona de visión. No era, sin dudas, lo mismo que ir con un disfraz convencional, y el de Darth Vader y de Cybermen habían sido más cómodos, pero para este año había decidido arriesgarse un poco más con el traje.
Caminó llevando consigo el traje con cuidado hacia uno de los puestos para ojear qué había por ahí, cuando un movimiento lejano le llamó la atención: Era Noël escapando de un adulto subidito de peso con una notable ira. No era su amigo, ni siquiera iban al mismo curso y no habían hablado más veces de las necesarias, pero aún así no quiso dejarlo solo en aquella situación. Era un borde y de vez en cuando bastante insoportable, pero era una persona, un mago, uno que conocía y uno al que si no ayudaba le iban a dar una hostia de puta madre, por lo que se decidió a hacerlo. Se puso rápidamente justo detrás de una de las esquinas que, por sus cálculos, el chico iba a bordear y le esperó para poder, justo mientras pasaba por detrás suyo, abrir la compuerta del traje y meter al chico dentro con ella. Quedaron algo incómodos y apretujados pero entraron, y la parte más importante: Si mantenían el silencio y no movían el traje de ninguna forma extraña, aquel tipejo perdería de vista al joven mago sin más problemas. Ella le hizo una señal apoyando el dedo índice sobre sus labios para que no hiciera ruido y buscó con la mirada al hombre iracundo, intentando asegurarse de haberlo perdido antes de hacer cualquier cosa. No estaba del todo segura todavía.
Caminó llevando consigo el traje con cuidado hacia uno de los puestos para ojear qué había por ahí, cuando un movimiento lejano le llamó la atención: Era Noël escapando de un adulto subidito de peso con una notable ira. No era su amigo, ni siquiera iban al mismo curso y no habían hablado más veces de las necesarias, pero aún así no quiso dejarlo solo en aquella situación. Era un borde y de vez en cuando bastante insoportable, pero era una persona, un mago, uno que conocía y uno al que si no ayudaba le iban a dar una hostia de puta madre, por lo que se decidió a hacerlo. Se puso rápidamente justo detrás de una de las esquinas que, por sus cálculos, el chico iba a bordear y le esperó para poder, justo mientras pasaba por detrás suyo, abrir la compuerta del traje y meter al chico dentro con ella. Quedaron algo incómodos y apretujados pero entraron, y la parte más importante: Si mantenían el silencio y no movían el traje de ninguna forma extraña, aquel tipejo perdería de vista al joven mago sin más problemas. Ella le hizo una señal apoyando el dedo índice sobre sus labios para que no hiciera ruido y buscó con la mirada al hombre iracundo, intentando asegurarse de haberlo perdido antes de hacer cualquier cosa. No estaba del todo segura todavía.
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