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KÖLNER DOM, ALEMANIA| Marcel Lee Roth
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KÖLNER DOM, ALEMANIA| Marcel Lee Roth
La Catedral de Colonia, que es también llamada Kölner Dom localmente, es una iglesia Católica Romana que está en la ciudad de Colonia, en el occidente de Alemania. El exterior de esta iglesia tiene una buena cantidad de estatuas, gárgolas y pequeñas torres, y se recomienda ir a la puerta de San Pedro, que data de finales del siglo catorce, y es la entrada más antigua que tiene. El interior de este sitio tiene dos pasillos y a sus lados están unas de las bóvedas góticas más altas de todo el mundo. Allí se tiene la oportunidad de ver un relicario que está hecho de plata y oro, y decorado con piedras preciosas que tiene dentro unos huesos que se dice pertenecen a los Reyes Magos que fueron a visitar a Jesús cuando nació en Belén.
Invitado
Re: KÖLNER DOM, ALEMANIA| Marcel Lee Roth
Justo al atravesar las puertas de la catedral, un cardenal y una monja aguardaban a que la rizada melena de la pelirroja apareciera en el lugar, haciéndolo justo en la hora acordada. Aquella mujer por más bien camuflada que estuviera, resaltaba a la vista que era distinta a cualquier muggle de allí, apestaba a bruja por más que su atuendo pretendiera hacerla pasar por desapercibida. Alza la vista al techo de la catedral para fijar, finalmente con dureza en aquellos muggles no tan muggles. Realiza una leve reverencia...
Aquella monja mira con ojos espectante a la pelirroja, la nieta de Frank Liza Evans que esta vez no había podido acudir a la cita y la había mandado en su lugar. Esmeralda conocía a aquella chiquilla desde siempre pues su propio abuela la había mandado con ella más de una vez para que aprendiera dos cosas: la primera sobre la cultura muggle y la segunda sobre la religión muggle. Por más que pasó los veranos en vela con aquella niña, no había sido capaz de reconducir su conducta aunque de todos modos, los resultados habían sido más que satisfactorios...- Sor Van der Brükerm, un gusto volver a verla.- Le devuelve la reverencia.
El Cardenal mira con desdén a la pelirroja pues a este esquib no gustaba que las mujeres trataran asuntos serios. Conocía a aquella temperamental niña desde siempre y dudaba de que fuera lo suficientemente discreta... pero no podía comprobar cuál de madura se había vuelto aquella niña con el paso del tiempo, así que sin más presentaciones ni protocolos le aspeta.- Ahí tienes para cambiarte, no tendrás demasiado tiempo sin... visitante, recuerdalo.- Quedaba escasa media hora para que comenzara y Gabriel debía realizar cierto hechizo sobre el relicario.
La bruja se cambia con desidia y aparece vestida de monja sin media palabra alguna y escuchando los sermones del cardenal en alemán pues no sabían otro idioma es llevada hasta el relicario. El cardenal desaparece quedando sólo la monja pendiente de ella... Se sube en el atril dónde se encuentra el relicario, colocándose de rodillas y con la varita en medio, cómo sí estuviera rezando comienza con el hechizo de protección. Pasados unos instantes, abre los ojos bajo la atenta mirada de un niño con una vela y la monja.- Todo correcto, madre.- Le indica mientras realiza otra reverencia,la monja le sonrríe saliendo de la estancia y Gabriel se gira para clavar su vista en la vela y encenderla para estupor del niño. Se siento de rodillas, como sí siguiera rezando en el banco justo al frente del relicario... Al terminar la misa su misión abría acabado.
Aquella monja mira con ojos espectante a la pelirroja, la nieta de Frank Liza Evans que esta vez no había podido acudir a la cita y la había mandado en su lugar. Esmeralda conocía a aquella chiquilla desde siempre pues su propio abuela la había mandado con ella más de una vez para que aprendiera dos cosas: la primera sobre la cultura muggle y la segunda sobre la religión muggle. Por más que pasó los veranos en vela con aquella niña, no había sido capaz de reconducir su conducta aunque de todos modos, los resultados habían sido más que satisfactorios...- Sor Van der Brükerm, un gusto volver a verla.- Le devuelve la reverencia.
El Cardenal mira con desdén a la pelirroja pues a este esquib no gustaba que las mujeres trataran asuntos serios. Conocía a aquella temperamental niña desde siempre y dudaba de que fuera lo suficientemente discreta... pero no podía comprobar cuál de madura se había vuelto aquella niña con el paso del tiempo, así que sin más presentaciones ni protocolos le aspeta.- Ahí tienes para cambiarte, no tendrás demasiado tiempo sin... visitante, recuerdalo.- Quedaba escasa media hora para que comenzara y Gabriel debía realizar cierto hechizo sobre el relicario.
La bruja se cambia con desidia y aparece vestida de monja sin media palabra alguna y escuchando los sermones del cardenal en alemán pues no sabían otro idioma es llevada hasta el relicario. El cardenal desaparece quedando sólo la monja pendiente de ella... Se sube en el atril dónde se encuentra el relicario, colocándose de rodillas y con la varita en medio, cómo sí estuviera rezando comienza con el hechizo de protección. Pasados unos instantes, abre los ojos bajo la atenta mirada de un niño con una vela y la monja.- Todo correcto, madre.- Le indica mientras realiza otra reverencia,la monja le sonrríe saliendo de la estancia y Gabriel se gira para clavar su vista en la vela y encenderla para estupor del niño. Se siento de rodillas, como sí siguiera rezando en el banco justo al frente del relicario... Al terminar la misa su misión abría acabado.
Invitado
Re: KÖLNER DOM, ALEMANIA| Marcel Lee Roth
Marshall era un tipo preocupado. Procuraba siempre tenerme fríamente vigilado, saber que estaba comiendo y con quiénes me estaba juntando, pues muy por sobre todas las cosas necesitaba saber que sus negocios turbios no cayeran en los expedientes equivocados y dado que había algo en el que no le permitía deshacerse de mi como hacía con todo aquello que le molestaba, había decidido que iba a serle útil, introduciéndome así en el mundo de la suciedad él mismo, volviéndome una escoria para que poco a poco el mismo no tuviese que ensuciarse más las manos... Y con un alumno tan presto me había empapado más en el asunto de lo que a él le hubiese gustado, acumulando tantos chantajes que me había terminado ganando mi "libertad". Pero, recordándo siempre que la "libertad" tiene un precio, cada vez que no le podía confiar el asunto a un empleadi cualquiera, irónicamente, recibía una llamada de "papi" para preguntar por su "pequeño"... Mi querido hijo, como has estado... Y a las horas me encontraba en lugares peores que todos los Cokeworths que Gabriel Evans se pudiese imaginar con paquetes que si uno sabía lo que le convenía, era mejor no abrir. Y últimamente, la moda era Alemania, el mejor sitio para montarse una mafia de la peor calaña sin que nadie pudiese imaginarse que algo de suciedad pudiese perturbar semejante perfección...
O nadie podía imaginárselo hasta que era mi turno entregar el paquete. Y como claro, yo no tenía idea de lo que me convenía, había abierto el paquete provocando una huída inmediata, pues adentro no había nada más y nada menos que un saludo.... Que habría volado la mitad de la ciudad si, y en la cara del simpático mafioso, había congelado el asunto, revelando sin embargo que el viejo Marshall no les tenía tanto aprecio como había aparentado. ¿Mandar a tu hijo con un detonador mágico a una reunión? Y como aquello no me pillaba ni remotamente por sorpresa supe exactamente a donde ir: La iglesia. el refugio de todas la huídas... Y por ende un lugar, últimamente tan frecuentado, que la hermana Superior había empezado a ilusionarse cada vez que me veía entrar, como desesperado por llegar a primera fila de la misa contribuyendo así a desarrollarle una fe en la humanidad que probablemente habría pensado, nunca se vería recompensada.
Por ende, en mi eterna bienaventuranza (¿?) me sitúe en mi habitual sitio en la primera fila y salude, riesgo de derretirme quizás a la figura principal con una vehemencia que me envidiaban todos los devotos de rodillas sangrantes de las filas circundantes, provocando otra sonrisita de orgullo de la hermana y para mi otra hora de vida. O un tanto menos, quizás...
Estas maldito, Lee, maldito como un endemoniado saqueador de tumbas. Y ahí estaba ella, presidiendo la misa. Ahí estaba ella, cuya silueta aterciopelada, casi sin prenda alguna, se había convertido en mi pesadilla mas recurrente cubierta de pies a cabeza. Y yo, en vez de horrorizarme, en vez de salir corriendo a los brazos del mafioso después de aquello, miro de nuevo al Señor Regente... Y comienzo a reírme, tan irónicamente que la expresión de horror de mi Hermana Favorita detuvo el acto en plena faena.
- Es... La dicha del Señor, Hermana. - Le digo en un tosco alemán, pues mi alemán solo alcanzaba para tratar con mafiosos, a los que se les daba mejor el ruso lo que sin embargo, reforzaba ese intrincado papel que se había creado aquella hermana sobre mí, un pobre perdido que encontraba la villa del señor por lo que una expresión hipnotizantemente tranquilizadora... ¿o era un imperius? ¿quién sabe? ... Hace que la mujer asienta misericordiosamente y apresurara la continuación de la Ceremonia.
O nadie podía imaginárselo hasta que era mi turno entregar el paquete. Y como claro, yo no tenía idea de lo que me convenía, había abierto el paquete provocando una huída inmediata, pues adentro no había nada más y nada menos que un saludo.... Que habría volado la mitad de la ciudad si, y en la cara del simpático mafioso, había congelado el asunto, revelando sin embargo que el viejo Marshall no les tenía tanto aprecio como había aparentado. ¿Mandar a tu hijo con un detonador mágico a una reunión? Y como aquello no me pillaba ni remotamente por sorpresa supe exactamente a donde ir: La iglesia. el refugio de todas la huídas... Y por ende un lugar, últimamente tan frecuentado, que la hermana Superior había empezado a ilusionarse cada vez que me veía entrar, como desesperado por llegar a primera fila de la misa contribuyendo así a desarrollarle una fe en la humanidad que probablemente habría pensado, nunca se vería recompensada.
Por ende, en mi eterna bienaventuranza (¿?) me sitúe en mi habitual sitio en la primera fila y salude, riesgo de derretirme quizás a la figura principal con una vehemencia que me envidiaban todos los devotos de rodillas sangrantes de las filas circundantes, provocando otra sonrisita de orgullo de la hermana y para mi otra hora de vida. O un tanto menos, quizás...
Estas maldito, Lee, maldito como un endemoniado saqueador de tumbas. Y ahí estaba ella, presidiendo la misa. Ahí estaba ella, cuya silueta aterciopelada, casi sin prenda alguna, se había convertido en mi pesadilla mas recurrente cubierta de pies a cabeza. Y yo, en vez de horrorizarme, en vez de salir corriendo a los brazos del mafioso después de aquello, miro de nuevo al Señor Regente... Y comienzo a reírme, tan irónicamente que la expresión de horror de mi Hermana Favorita detuvo el acto en plena faena.
- Es... La dicha del Señor, Hermana. - Le digo en un tosco alemán, pues mi alemán solo alcanzaba para tratar con mafiosos, a los que se les daba mejor el ruso lo que sin embargo, reforzaba ese intrincado papel que se había creado aquella hermana sobre mí, un pobre perdido que encontraba la villa del señor por lo que una expresión hipnotizantemente tranquilizadora... ¿o era un imperius? ¿quién sabe? ... Hace que la mujer asienta misericordiosamente y apresurara la continuación de la Ceremonia.
Última edición por Marcel Lee Roth el Jue Mar 12, 2015 6:21 am, editado 1 vez
Invitado
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