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Looking for answers [Rob]
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Looking for answers [Rob]
Marysse volvió a mirar tras de su hombro tal vez por quinta vez en menos de cinco minutos ¿Alguna vez sintieron que alguien los observaba fijamente pero al voltear no había mas que la oscuridad? Ese era el sentimiento que la morena tenía en su interior desde hacia días pero ¿Quien podría estar siguiéndola? Esa otra pregunta ya le resultaba aun mas difícil de responder. Si bien la morena no tenia el mejor carácter del mundo tampoco era lo suficientemente conflictiva para tener enemigos y en su trabajo, aunque todos consideren que ser militar te trae problemas, ella siempre se había dedicado a cumplir con su deber y nada mas, cuando volvía a casa no era necesario llevarse consigo los posibles fantasmas de las misiones. Probablemente se haya vuelto paranoica sino no tendría explicación por que estaba yendo a ese bar con ese desconocido del cual solo sabía que era alguien que podría conseguirle respuestas, cabe mencionar que las respuestas que tanto buscaba tal vez ni siquiera existiera y ella misma haya creado un boicot donde no había mas que un simple accidente de transito.
La noche estaba especialmente fría y oscura, no había estrellas y la luna apenas reflejaba luminosidad tras esa tumula capa de nubes aun así su figura no dejo de avanzar en las solitarias calles londinenses hasta que llego al lugar de encuentro. Sacándose su abrigo y esquivando a hombres borrachos y camareras atareadas llego hasta la barra. El barman, un hombre robusto de cabello corte militar y bigote, la miro como si estudiara sus expresiones mientras limpiaba un vaso porron - ¿Que se te ofrece? - Le pregunto con voz grave pero amable.
- Me dijeron que era un buen lugar para pasar el frío - Fue su respuesta con cierto tono significativo en su voz. El lo comprendió. Las palabras o frases claves en el ámbito militar o de ex militares era moneda común y mas en ese tipo de bares donde la mayoría eran hombres y mujeres de las fuerzas. Con un movimiento de cabeza le señalo una mesa para dos en la esquina del pub, la luz era escasa y al encontrarse en una esquina permitía privacidad para hablar de asuntos importantes - Gracias - Dijo con una leve sonrisa antes de dirigirse a la mesita y sentarse cruzándose de piernas, no quedaba mas que esperar. Odiaba esperar y sus uñas golpeteando ritmicamente la madera del mueble era una clara muestra de ellos aun así Marysse se quedo sentada en ese lugar motivada por encontrar respuestas a interrogantes que las ultimas noches le quitaba el sueño.
La noche estaba especialmente fría y oscura, no había estrellas y la luna apenas reflejaba luminosidad tras esa tumula capa de nubes aun así su figura no dejo de avanzar en las solitarias calles londinenses hasta que llego al lugar de encuentro. Sacándose su abrigo y esquivando a hombres borrachos y camareras atareadas llego hasta la barra. El barman, un hombre robusto de cabello corte militar y bigote, la miro como si estudiara sus expresiones mientras limpiaba un vaso porron - ¿Que se te ofrece? - Le pregunto con voz grave pero amable.
- Me dijeron que era un buen lugar para pasar el frío - Fue su respuesta con cierto tono significativo en su voz. El lo comprendió. Las palabras o frases claves en el ámbito militar o de ex militares era moneda común y mas en ese tipo de bares donde la mayoría eran hombres y mujeres de las fuerzas. Con un movimiento de cabeza le señalo una mesa para dos en la esquina del pub, la luz era escasa y al encontrarse en una esquina permitía privacidad para hablar de asuntos importantes - Gracias - Dijo con una leve sonrisa antes de dirigirse a la mesita y sentarse cruzándose de piernas, no quedaba mas que esperar. Odiaba esperar y sus uñas golpeteando ritmicamente la madera del mueble era una clara muestra de ellos aun así Marysse se quedo sentada en ese lugar motivada por encontrar respuestas a interrogantes que las ultimas noches le quitaba el sueño.
Marysse E. Brooks
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Re: Looking for answers [Rob]
Había estado ocupado haciendo el papeleo que le correspondía como líder de su organización cuando Fénix interrumpió en su despacho como siempre solía hacerlo, pero esta vez no venía sola, sino que en compañía de uno de los contactos que Robert había designado para que pudiera conseguirle clientes. Roger era un buen muchacho, siempre había demostrado fidelidad a los Black Berets, además de una estupenda y muy útil habilidad de poder mezclarse entre la gente y parecer un ciudadano común y silvestre aun cuando contara con la preparación suficiente como para matar al primer ministro británico él solo. Ese chico junto a varios otros estaban repartidos por Reino Unido y el resto del mundo como carnada para pillar peces gordos y no tan gordos, personas capaces de pagar lo que fuese por deshacerse de algún problemita que por sí solos no son capaces de solucionar. Y aunque a veces aquellos desesperados inquilinos no pudieran cubrir lo que realmente costaban los servicios de la organización, Robert siempre se las ingeniaba para negociar, haciendo una que otra oferta que, al final de todo, le sería útil a ambas partes, aunque saliendo siempre más beneficiado, pues no solo se cubría a sí mismo, sino que a más de mil hombres que confiaban plenamente en él, como un hijo en su padre.
La muchacha carraspeó y el castaño levantó la vista, alzando una ceja -General Hegel, Mamba o Robert, son las tres posibles opciones que puedes escoger, pero en lugar de eso te aclaras la garganta como si yo fuese amigo tuyo, Fénix… me pierdes el respeto cada día que pasa y eso puede llegar a molestarme- le dijo a la chica y le hizo un gesto para que se retirara y lo dejara a solas con Roger. -Pensé que te habías perdido en Londres, hace mucho que no tenía noticias tuyas, ¿qué te trae por aquí, muchacho?- le señaló el asiento frente a su escritorio invitándolo a sentarse. -Ya sabe que no vengo aquí si no es realmente necesario, sé que no le gustan las entradas y salidas injustificadas, General- respondió el muchacho y dejó sobre la mesa de roble una carpeta que contenía algunos papeles y una fotografía. -Una muchacha contactó conmigo, usando el conducto regular… me dijo que buscaba ayuda por un asunto de su familia, busca a los asesinos de sus padres y al parecer lleva tiempo investigando por sí sola, mas sin respuestas alentadoras, así que requiere servicios especiales- agregó mientras Robert tomaba la carpeta y hojeaba ese expediente que el mismo Roger se había encargado de hacer, eran papeles de la muchacha, Marysse Brooks. -¿Es confiable?, ¿no había nada sospechoso en ella?- preguntó y leyó el historial de la mujer reparando en que se trataba de un miembro de las fuerzas armadas de Reino Unido. -Absolutamente nada y al investigarla no encontré nada que la clasificara como peligrosa o de riesgo, así que agendé una cita, tal y como usted lo ordenó en caso de que el cliente estuviese limpio- respondió y extendió un papel con una dirección, fecha y hora. Era en uno de los bares que Robert había señalado como puntos de encuentro, sitios cuyos dueños eran sus amigos fieles y leales. -Gracias, Roger, sería todo, yo me encargo a partir de ahora- asintió una vez con la cabeza y el joven se retiró para dejarlo a solas.
Robert había llegado antes de la hora acordada, siempre hacía lo mismo. Se había bebido un par de cpas de vino e incluso había cenado, pasando en aquel bar como si fuese un cliente común y corriente, le gustaba hacer eso, no había mejor disfraz que aquel que lo hacía ver común a la vista de todos, ¿para qué esconderse en las sombras y fumarse un cigarrillo para envolverse en humo al más puro estilo hollywoodense? No, a él le gustaba estar a la vista, porque aquí nadie o muy pocos podrían señalarlo a él como alguien importante. Además que no estaba solo, de presentarse cualquier incidente contaba con un par de vigilantes, pero estaban allí solo en caso de emergencia, pues si él podía manejar la situación por sí solo, ellos no iban a meterse o el espectáculo podía convertirse en una verdadera escena de cine y nadie quería eso ahora, más cuando los ánimos estaban tan tensos en el mundo entero. Y la había visto llegar, la reconoció nada más cruzó la puerta, había memorizado el rostro de la fotografía y no era muy diferente en persona, incluso la escuchó responder con la frase correcta al barman y eso tan solo le sacó una sonrisita. La siguió con la mirada hasta la mesa del rincón y miró al hombre tras la barra, quien le asintió con la cabeza como quien dice “Es tu chica, ve por ella”. Así que, tras beberse el último sorbo de vino de la tercera copa, se levantó y de manos en bolsillo caminó como quién no quiere la cosa hasta donde ella se encontraba -¿Te molesta si me uno?- preguntó cuando estuvo junto a ella, mas no la miró, simplemente ladeó su cabeza esperando por la confirmación. Robert no era de tratos formales, tuteaba hasta al más viejo de los hombres y esa era una forma de demostrar que no tenía miedo y que poseía el poder suficiente como para decidir cómo tratar a alguien sin tener que preguntar… aun cuando estuviese plenamente consciente de que era tan mortal y común como todos, pero cada quien con sus maneras.
La muchacha carraspeó y el castaño levantó la vista, alzando una ceja -General Hegel, Mamba o Robert, son las tres posibles opciones que puedes escoger, pero en lugar de eso te aclaras la garganta como si yo fuese amigo tuyo, Fénix… me pierdes el respeto cada día que pasa y eso puede llegar a molestarme- le dijo a la chica y le hizo un gesto para que se retirara y lo dejara a solas con Roger. -Pensé que te habías perdido en Londres, hace mucho que no tenía noticias tuyas, ¿qué te trae por aquí, muchacho?- le señaló el asiento frente a su escritorio invitándolo a sentarse. -Ya sabe que no vengo aquí si no es realmente necesario, sé que no le gustan las entradas y salidas injustificadas, General- respondió el muchacho y dejó sobre la mesa de roble una carpeta que contenía algunos papeles y una fotografía. -Una muchacha contactó conmigo, usando el conducto regular… me dijo que buscaba ayuda por un asunto de su familia, busca a los asesinos de sus padres y al parecer lleva tiempo investigando por sí sola, mas sin respuestas alentadoras, así que requiere servicios especiales- agregó mientras Robert tomaba la carpeta y hojeaba ese expediente que el mismo Roger se había encargado de hacer, eran papeles de la muchacha, Marysse Brooks. -¿Es confiable?, ¿no había nada sospechoso en ella?- preguntó y leyó el historial de la mujer reparando en que se trataba de un miembro de las fuerzas armadas de Reino Unido. -Absolutamente nada y al investigarla no encontré nada que la clasificara como peligrosa o de riesgo, así que agendé una cita, tal y como usted lo ordenó en caso de que el cliente estuviese limpio- respondió y extendió un papel con una dirección, fecha y hora. Era en uno de los bares que Robert había señalado como puntos de encuentro, sitios cuyos dueños eran sus amigos fieles y leales. -Gracias, Roger, sería todo, yo me encargo a partir de ahora- asintió una vez con la cabeza y el joven se retiró para dejarlo a solas.
Robert había llegado antes de la hora acordada, siempre hacía lo mismo. Se había bebido un par de cpas de vino e incluso había cenado, pasando en aquel bar como si fuese un cliente común y corriente, le gustaba hacer eso, no había mejor disfraz que aquel que lo hacía ver común a la vista de todos, ¿para qué esconderse en las sombras y fumarse un cigarrillo para envolverse en humo al más puro estilo hollywoodense? No, a él le gustaba estar a la vista, porque aquí nadie o muy pocos podrían señalarlo a él como alguien importante. Además que no estaba solo, de presentarse cualquier incidente contaba con un par de vigilantes, pero estaban allí solo en caso de emergencia, pues si él podía manejar la situación por sí solo, ellos no iban a meterse o el espectáculo podía convertirse en una verdadera escena de cine y nadie quería eso ahora, más cuando los ánimos estaban tan tensos en el mundo entero. Y la había visto llegar, la reconoció nada más cruzó la puerta, había memorizado el rostro de la fotografía y no era muy diferente en persona, incluso la escuchó responder con la frase correcta al barman y eso tan solo le sacó una sonrisita. La siguió con la mirada hasta la mesa del rincón y miró al hombre tras la barra, quien le asintió con la cabeza como quien dice “Es tu chica, ve por ella”. Así que, tras beberse el último sorbo de vino de la tercera copa, se levantó y de manos en bolsillo caminó como quién no quiere la cosa hasta donde ella se encontraba -¿Te molesta si me uno?- preguntó cuando estuvo junto a ella, mas no la miró, simplemente ladeó su cabeza esperando por la confirmación. Robert no era de tratos formales, tuteaba hasta al más viejo de los hombres y esa era una forma de demostrar que no tenía miedo y que poseía el poder suficiente como para decidir cómo tratar a alguien sin tener que preguntar… aun cuando estuviese plenamente consciente de que era tan mortal y común como todos, pero cada quien con sus maneras.
Robert Hegel
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