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They won't see what they can't understand [Tobías Müller]
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They won't see what they can't understand [Tobías Müller]
por Hailie J. Denbrough Jue Ene 14, 2016 11:33 pm
El par de días libres en la Academia para supuestamente prepararnos para los examenes de finales de invierno habían significado de todo, excepto estudiar... Al menos para mí. De hecho, el último día había decidido hacer algo arriesgado, algo loco y totalmente insensato.
Salí muy entrado el atardecer de la Academia, para poder dirigirme al viejo callejón Diagon. Las tiendas permanecían cerradas y solo se escuchaba el murmullo del viento entre las esquinas de entradas alternas al gran callejón. No había nadie aunque no me atrevería a decir que estaba totalmente desierto... De vez en cuando daba una rápida mirada hacia los costados, pero nunca me detuve a fijarme si alguien seguía mis pasos. Lo oíria, estaba segura...
Las ruinas de lo que había sido la entrada del Caldero Chorreante hacia el callejón estaban más avejentadas de lo que esperaba, tuve que saltar entre un par de ladrillos altos antes de poder meterme a la despensa del lugar abandonado.
Lo primero que encontré allí fue una gruesa capa de telarañas que caían desde el techo como un velo de seda... Me recordaba a una de las obras muggles que estaba inspirando aquella escapada impulsiva... "El Fantasma de la Ópera". Esquivé un par de ellas y apresuré mis pasos entre las mesas y sillas engrosadas por el polvo.
No era una de las salidas seguras hacia el Londres muggle, pero en ese instante confiaba en que era lo suficientemente insignificante como para poder salirme con la mía y que nadie se enterara de aquello.
Al atravesar la puerta tapiada, la noche londinense me golpeó con la imagen más viva y alegre de una ciudad pacífica que no tenía ningún conflicto aparente. ¿Estaba exagerando?... Quizás era solo la adrenalina de sentir que estaba haciendo algo que debía haber hecho al cumplir los 15 años... o menos. Conjuré un Lumos con mi varita y saqué de un bolsillo el panfleto que había llegado a mis manos en una visita a la Ciudadela. Era un recital que databa de esta noche... el titulo rezaba "El fantasma de la ópera: Aniversario"
- Mira mamá... ¡Cómprame una linterna así! - una voz infantil hizo que desviara la mirada del panfleto, al parecer el niño había sido el único en darse cuenta de mi varita y la había llamado... ¿"Literna", "Lintera"?... su madre lo aferró sobreprotectoramente y se alejaron en dirección contraria por la misma vereda. Quizá si era mejor que guardara lo relacionado con la magia allí... Pero de otro modo no sabía como actuar como uno de ellos...
Salí muy entrado el atardecer de la Academia, para poder dirigirme al viejo callejón Diagon. Las tiendas permanecían cerradas y solo se escuchaba el murmullo del viento entre las esquinas de entradas alternas al gran callejón. No había nadie aunque no me atrevería a decir que estaba totalmente desierto... De vez en cuando daba una rápida mirada hacia los costados, pero nunca me detuve a fijarme si alguien seguía mis pasos. Lo oíria, estaba segura...
Las ruinas de lo que había sido la entrada del Caldero Chorreante hacia el callejón estaban más avejentadas de lo que esperaba, tuve que saltar entre un par de ladrillos altos antes de poder meterme a la despensa del lugar abandonado.
Lo primero que encontré allí fue una gruesa capa de telarañas que caían desde el techo como un velo de seda... Me recordaba a una de las obras muggles que estaba inspirando aquella escapada impulsiva... "El Fantasma de la Ópera". Esquivé un par de ellas y apresuré mis pasos entre las mesas y sillas engrosadas por el polvo.
No era una de las salidas seguras hacia el Londres muggle, pero en ese instante confiaba en que era lo suficientemente insignificante como para poder salirme con la mía y que nadie se enterara de aquello.
Al atravesar la puerta tapiada, la noche londinense me golpeó con la imagen más viva y alegre de una ciudad pacífica que no tenía ningún conflicto aparente. ¿Estaba exagerando?... Quizás era solo la adrenalina de sentir que estaba haciendo algo que debía haber hecho al cumplir los 15 años... o menos. Conjuré un Lumos con mi varita y saqué de un bolsillo el panfleto que había llegado a mis manos en una visita a la Ciudadela. Era un recital que databa de esta noche... el titulo rezaba "El fantasma de la ópera: Aniversario"
- Mira mamá... ¡Cómprame una linterna así! - una voz infantil hizo que desviara la mirada del panfleto, al parecer el niño había sido el único en darse cuenta de mi varita y la había llamado... ¿"Literna", "Lintera"?... su madre lo aferró sobreprotectoramente y se alejaron en dirección contraria por la misma vereda. Quizá si era mejor que guardara lo relacionado con la magia allí... Pero de otro modo no sabía como actuar como uno de ellos...
Hailie J. Denbrough
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Re: They won't see what they can't understand [Tobías Müller]
por Tobías Müller Dom Ene 31, 2016 4:11 pm
El nunca desperdiciaba la oportunidad de alejarse de toda aquella rutina que seguía en la academia. Esta noche buscaba la manera de divertirse, esos pocos días libres que les habían entregado para estudiar no serían del todo para estudiar, como todo el mundo, estudiaría a tardes horas de la noche del último día de vacaciones.
Salía de una cafetería con un gran vaso de café, la bebida caliente que calentaba la fría alma de Tobías, comenzó una caminata por el Londres nocturno, esta noche las calles estaban algo calmado para lo que normalmente se ve a estas horas de la noche. Mientras daba pequeños sorbos a su café, observaba como un grupo de chicas muggles lo miraban de pies a cabeza y se reían entre ellas. Su fuerte audición le permitió escuchar claramente lo que cotorreaban en la acera del frente “Mira ese chico Kendall, ese es el hombre que necesitas en tu vida” Una de las chicas lo miraba de manera sonriente, se limitó sencillamente a devolverle la sonrisa y continuar con la caminata. Él nunca fue bueno para socializar con las mujeres, al menos no como lo hacían la mayoría de los chicos.
Llevaba ya minutos caminando cuando llego a lo que antiguamente era el Caldero Chorreante, un viejo bar que se usaba para entrar al Londres Mágico, nunca supo porque fue clausurado un local tan famoso en el Reino Unido. Pudo observar como una chica salía del local, estaba oscuro pero eso no lo detuvo para saber quién era ella, pues recordaba su aroma que emanada en el aire. Era Hailie, la chica con la que bailaron como animales en la noche de la fiesta de navidad del Ministerio de Magia
― ¡Hey, Hailie! ― Le dijo mientras sacudía su mano para saludarla ― Cuanto tiempo ¿Qué te trae por aca? ― Culmino cuando se encontraba cerca de ella. Se puso para darle un beso en la mejilla, un simple beso como amigos.
Salía de una cafetería con un gran vaso de café, la bebida caliente que calentaba la fría alma de Tobías, comenzó una caminata por el Londres nocturno, esta noche las calles estaban algo calmado para lo que normalmente se ve a estas horas de la noche. Mientras daba pequeños sorbos a su café, observaba como un grupo de chicas muggles lo miraban de pies a cabeza y se reían entre ellas. Su fuerte audición le permitió escuchar claramente lo que cotorreaban en la acera del frente “Mira ese chico Kendall, ese es el hombre que necesitas en tu vida” Una de las chicas lo miraba de manera sonriente, se limitó sencillamente a devolverle la sonrisa y continuar con la caminata. Él nunca fue bueno para socializar con las mujeres, al menos no como lo hacían la mayoría de los chicos.
Llevaba ya minutos caminando cuando llego a lo que antiguamente era el Caldero Chorreante, un viejo bar que se usaba para entrar al Londres Mágico, nunca supo porque fue clausurado un local tan famoso en el Reino Unido. Pudo observar como una chica salía del local, estaba oscuro pero eso no lo detuvo para saber quién era ella, pues recordaba su aroma que emanada en el aire. Era Hailie, la chica con la que bailaron como animales en la noche de la fiesta de navidad del Ministerio de Magia
― ¡Hey, Hailie! ― Le dijo mientras sacudía su mano para saludarla ― Cuanto tiempo ¿Qué te trae por aca? ― Culmino cuando se encontraba cerca de ella. Se puso para darle un beso en la mejilla, un simple beso como amigos.
Tobías Müller
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