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Cementerio de los Torturados y Mausoleo de los Grandiosos
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Cementerio de los Torturados y Mausoleo de los Grandiosos
por Deathly Whims Jue Ago 14, 2014 6:53 am
¿Quién dijo que los perdidos en el campo de batalla no debían ser recordados?. Bienvenidos al mayor Museo de las viejas glorias de la magia oscura, único en el mundo pues también se recuerdan a los magos que muchos calificaban de bien, como el caso de Albus Percival Dumblendore. Lápida a lápida puedes deleitarte con los detalles más escabrosos de todos aquellos magos que impidieron que el verdadero poder saliera a la luz. En el centro del mausoleo fabricado con piedra roja incandescente se encuentra el Mansoleo, lugar de tributo de magos tan ejemplares cómo el mismísimo Lord Voldermort que cuenta con una inmensa estatua interactiva que narra paso por paso todas y cada una de sus peripecias y argucias.
Deathly Whims
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1306
Re: Cementerio de los Torturados y Mausoleo de los Grandiosos
por Invitado Vie Ene 30, 2015 2:40 pm
Ùltimamente, si se querìa encontrar a Gabriel Roxanne Evans en algùn lado, ese "lado" era aquel Cementerio, y es que como si se la pasara tomando el tè con los muertos, todas las tardes (en mi insuperable necesidad de vigilancia 
) se le veìa salir, como quièn va a la Dulcerìa hacìa el lugar màs anhelado por los que querìan buscar una soluciòn ràpida de sus problemas... Es por ello, que aquella tarde, al regresar de la Taberna, y donde minutos antes habìa dejado a Lewis Mcdonald con la boca abierta, supe, que sì querìa agarrarla en la "zona de confort" tenìa que empezar por allì. Y desde luego, no es que ese tipo de lugares me causaràn miedo, pues si se conoce a Arsene, no se le puede temer a la muerte pero los fantasmas nunca habìan sido objeto de mi devociòn, eran demasidos traumas mal superados, y demasiada espiritualidad para mis estragias pràcticas y sin fallas 
(sin mencionar aquella Condesa que habìa terminado de suspender mis planes a futuro de acercarme a los fantasmas de algùn modo ) ; "Tambièn, probablemente, se deba a la poca o nula existencia de alma entre los muros de el Castillo Du Florant, y como la simple presencia de algo emocional podrìa casuarle una alergia tal a Arsene que tendrìan que quitarle la piel... Pero quién ve esos detalles" 
Me deslice entonces por el camino de piedra, con la melena castaña emulsionada cual marea de otoño, en una pelea total con la estoica calma de aquel silencioso lugar. Mis pasos, aproposito, resonaban con un eco terrible, a cada paso, y con una sonrisita maliciosa en los labios, procuro tomar asiento sobre una lápida de un tal Sir Ernesto, El Triturador, apoyando el tacón justo donde iría la cabeza del susodicho.
- Evans, no querrás que El Triturador se moleste. - canturreo, entregada totalmente a traerla de cualquier trance en el que pudiese estar metida, además, desde luego, encantada de divertirme a costa de sus rarezas, así como ella solía lanzar abrazos y palabras afectuosas a lo loco, como si tal cosa atentando contra mi delicado equilibrio mental y físco (?).
) se le veìa salir, como quièn va a la Dulcerìa hacìa el lugar màs anhelado por los que querìan buscar una soluciòn ràpida de sus problemas... Es por ello, que aquella tarde, al regresar de la Taberna, y donde minutos antes habìa dejado a Lewis Mcdonald con la boca abierta, supe, que sì querìa agarrarla en la "zona de confort" tenìa que empezar por allì. Y desde luego, no es que ese tipo de lugares me causaràn miedo, pues si se conoce a Arsene, no se le puede temer a la muerte pero los fantasmas nunca habìan sido objeto de mi devociòn, eran demasidos traumas mal superados, y demasiada espiritualidad para mis estragias pràcticas y sin fallas (sin mencionar aquella Condesa que habìa terminado de suspender mis planes a futuro de acercarme a los fantasmas de algùn modo ) ; "Tambièn, probablemente, se deba a la poca o nula existencia de alma entre los muros de el Castillo Du Florant, y como la simple presencia de algo emocional podrìa casuarle una alergia tal a Arsene que tendrìan que quitarle la piel... Pero quién ve esos detalles" Me deslice entonces por el camino de piedra, con la melena castaña emulsionada cual marea de otoño, en una pelea total con la estoica calma de aquel silencioso lugar. Mis pasos, aproposito, resonaban con un eco terrible, a cada paso, y con una sonrisita maliciosa en los labios, procuro tomar asiento sobre una lápida de un tal Sir Ernesto, El Triturador, apoyando el tacón justo donde iría la cabeza del susodicho.
- Evans, no querrás que El Triturador se moleste. - canturreo, entregada totalmente a traerla de cualquier trance en el que pudiese estar metida, además, desde luego, encantada de divertirme a costa de sus rarezas, así como ella solía lanzar abrazos y palabras afectuosas a lo loco, como si tal cosa
atentando contra mi delicado equilibrio mental y físco (?).Invitado
Re: Cementerio de los Torturados y Mausoleo de los Grandiosos
por Invitado Vie Ene 30, 2015 2:58 pm
Los acontecimientos de aquel Baile, había provocado que Gabriel Roxanne Evans desapareciera de la faz de la tierra, esquivando a todas aquellas personas que evidentemente, never in the life, podría traerle nada bueno. Lidiaba con su soledad y a ojos de muchos se la tacharía de loca, pero ahí estaba ella entretenida con los fantasmas que ahora eran su salvación para no pensar en lo que no debía ser pensado; seguir eludiendo la realidad.
Claro que tampoco era difícil intuir una hora en la que se la podría encontrar estrechando el cerco, ¿pero quién se tomaría esas molestias?; nadie decente:D. Allí se encontraba ella, ensimismada en su mundo disfrutando de una apacible conversación con dos fantasmas: - ¡ Oh! Sir Kletuss, es usted muy gracioso cuando se lo propone...- Comenta Evans con una gran sonrrisa en los labios. Sonrrisa que desapareció al notar cierto escalofrío, lejos de esa sensación magnética que despertaba cierta presencia, era esa sensación de que la muerte había venido a tomar el té con sus pastas y todo... Era Ninoska Bellionet Du Florant.
Evans, se gira poco a poco contemplándola.- Disculpe a la señorita Bellionet, Sir Ernesto. Sea razonable, verá es que de pequeña no le regalaron el libro de los buenos modales...- Deja caer sus pestañas y da un pasito hacia atrás, había aprendido a no tantear su espacio vital cuando no complacía a sus palabras.- ¿A qué debo el honor de tú presencia?.- Pregunta cautelosa pero sobretodo muy recelosa.
Claro que tampoco era difícil intuir una hora en la que se la podría encontrar estrechando el cerco, ¿pero quién se tomaría esas molestias?; nadie decente:D. Allí se encontraba ella, ensimismada en su mundo disfrutando de una apacible conversación con dos fantasmas: - ¡ Oh! Sir Kletuss, es usted muy gracioso cuando se lo propone...- Comenta Evans con una gran sonrrisa en los labios. Sonrrisa que desapareció al notar cierto escalofrío, lejos de esa sensación magnética que despertaba cierta presencia, era esa sensación de que la muerte había venido a tomar el té con sus pastas y todo... Era Ninoska Bellionet Du Florant.
Evans, se gira poco a poco contemplándola.- Disculpe a la señorita Bellionet, Sir Ernesto. Sea razonable, verá es que de pequeña no le regalaron el libro de los buenos modales...- Deja caer sus pestañas y da un pasito hacia atrás, había aprendido a no tantear su espacio vital cuando no complacía a sus palabras.- ¿A qué debo el honor de tú presencia?.- Pregunta cautelosa pero sobretodo muy recelosa.
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