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Falúas de Acceso a la Ciudadela
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Falúas de Acceso a la Ciudadela
Cuando las puertas negras se han abierto para dejarte pasar, puedes ya tomar las elegantes falúas que te llevarán a través del caudaloso río que rodea la Ciudadela, conduciéndose a la orilla, donde muy a lo lejos verás el Malecon de la princesa Käszchein; desde tu barca, podrás deleitarte con las verdosas luces de la Ciudad, que ofrecen un espectáculo perenne a aún a la luz del día. Sin embargo, si solo te apetece dar un paseo, puedes dirigirte a los distintos Malecones de la Ciudad para subirte en una de las embarcaciones que te llevarán por los torrentes del río, pudiendo así contemplar la Ciudadela desde todos los ángulos, pero, ¡cuidado! No querrás terminar en los Acantilados de Moher, uniéndote a los compañeros de eternidad de la elocuente Princesa.
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Re: Falúas de Acceso a la Ciudadela
Aquella laaaaargaa y tediosa caminata entre magos inmigrantes que ni siquiera hablaban inglés pero se atascaban para entrar en al Ciudadela, bien sea porque traían mercancía ilegal para el Ministero Conservador, o porque se habían robado al hijo de alguien, tenía como único objetivo, escapar de los controles de aparición de Arsene Du Florant; la cual no había aceptado de muy buena gana eso de que "el Ministerio deja de controlar a donde va uno cuando uno es mayor de Edad" a lo cual había agregado sus propios controles, o por lo menos, había tenido la amabilidad de notificarlo, no dejándome otra alternativa, que privarme de la aparición tanto como fuese posible, procurando amargarle los días de maneras más y más originales cada día sin embargo había algo en aquel lugar que seguía poniéndome la piel de gallina, alborotando increíblemente las ganas de vaciarle el ojo a alguien de un zarpazo cada vez que se acercaban a pedir una dirección con sus mil hijos correteando al rededor de cada uno de ellos; "Quizá también sea un poco de envidia malsana el saber que aquellos, aunque miserables magos, no habían tenido que dormir nunca con un ojo abierto por miedo a que sus propias abuelas les hiciesen un lavado de cerebro durante la noche" já. Sin embargo, armada de una paciencia que no solía nunca acompañar a las multitudes de aquel tipo, aunque empezaba a notar que eran un excelente escondite (pues Arsene nunca en su sano juicio iba a siquiera a acercarse a un lugar como aquel), llevaba más de una hora sentada en el baúl de algún vago que todavía no había reunido fuerzas para decirme que me quitase, donde observaba en silencio las barcas llegar, esperando a que cayese el sol para partir, y eso era justo lo que acababa de ocurrir, por lo que, y para felicidad del vago me levanto sin decir palabra y como un fantasma me cuelo en la primera barca en arribar, con capucha puesta, y gabardina cerrada, le quito el puesto a una viejecilla que a penas iba por la mitad del camino del puerto a la barca, y la misma arranca, sin preguntas o sospechas, marcando así la historia siendo la primera Du Florant en viajar en tercera clase y eso se consuma, cuando le dirijo una verdosa mirada de simetocasconesamanotelacomo a lo que parecía ser el sorprendido esposo del viejito que estaba a punto de ponerme una mano encima para comprobar si realmente su esposa no se había logrado montar en el barco
Invitado
Re: Falúas de Acceso a la Ciudadela
Tranquilo y sereno, se encontraba el joven Evans en una de las barcas contiguas dispuestas a embarcar con la única compañía de una mujer extranjera que sólo sabía mandarles besitos cuando apartaba la vista de su libro. Así que seguía leyendo con la varita en la mano, para alumbrar su lectura sin prestar mucha atención a su alrededor.
Llega un momento, al ver que no embarcaban que se estira en la misma y al parecer estaban esperando a ello puesto que casi se cae al arrancar la barca. Mantiene la compostura dentro de todo lo posible y continua leyendo pero no demasiado, un par de segundos cuando una especie de instinto le dice que es mejor no alzar la vista... Demasiado tarde . Algo en el encapuchado de la barca contígua llama su atención... Vuelve su atención al libro, mejor no tentar a la suerte...
Llega un momento, al ver que no embarcaban que se estira en la misma y al parecer estaban esperando a ello puesto que casi se cae al arrancar la barca. Mantiene la compostura dentro de todo lo posible y continua leyendo pero no demasiado, un par de segundos cuando una especie de instinto le dice que es mejor no alzar la vista... Demasiado tarde . Algo en el encapuchado de la barca contígua llama su atención... Vuelve su atención al libro, mejor no tentar a la suerte...
Invitado
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