Almenas y Tejados de la Ciudadela

Aiden no había gastado mucho de su tiempo en investigar aquella nueva ciudad, pero aquel día se había despertado con ganas de hacer algo nuevo. Según le habían contado había un lugar en el que se podía observar la ciudad desde las alturas. Hacía tiempo que no tocaba aquella vieja cámara que le regalaron años atrás, así que encontró aquello como la excusa perfecta para quitarle el polvo a la misma. Así mismo, se colocó su bandolera y decidió partir al lugar. El día acompañaba a estar fuera, disfrutar de los rayos del sol y de aquella brisa que hacía que se sintiera como si fueran vacaciones de verano. No veía el momento de llegar a lo más alto y observar toda la ciudad, a sus pies. Fue cuando llegó que vio que no era el único que estaba allí, una chica aprovechaba para dibujar algo, la ciudad entera supuso, mientras cantaba una canción que él desconocía. Procuró no hacer mucho ruido, no quería romper su momento mágico.