Status Symbols [Private - Ninna Rowle de Sade ]

Vaya entrada, pensó mientras miraba detenidamente a su prometida con una sonrisa mientras esta se encargaba de conmocionar y de horrorizar a los asistentes a su propia fiesta de compromiso. Todo había comenzado momentos antes cuando la joven caminando orgullosa hizo su aparición en el salón, saludo a su abuela y como broche de presentación lanzo un hechizo para crear una distracción e irse.

El mago estaba parado en una de las ventanas observando todo mientras fumaba dejando salir el humo fuera de la casa. El detalle del tatuaje no paso desapercibido a sus ojos y entre pitada y pitada entendió que le iba a gustar estar casado.

Cuando el fuego comenzó, con extraña tranquilidad  Se acerco a su hermana y a su madre, con la varita en la mano y puso sobre ellas un hechizo protector ( Protego ) y las hizo salir por la habitación que él había utilizado para cambiarse, donde había una chimenea y podían usar algo de polvos flu para volver a casa. Mientras trataba de poner a salvo al resto de su familia podía oír los gritos y quejidos de algunos que habían sido alcanzados por las llamas.

Era obvio que su futura esposa no era una mujer que fuera a dejarse dominar fácilmente y aunque una sumisa le hubiera gustado más, terminaría aburrido hasta las lágrimas. La novia podía tener todos los berrinches incendiarios que quisiera, pero la boda se realizaría y el obtendría lo que le fue prometido o la vieja debía darle la mitad de su fortuna.
Deleitado, pudo comprender que la joven lo hacía por rebeldía y podía llegar a entenderla un poco, pero no le importaban las luchas internas, mientras salía del salón, sus ojos se posaron en la matriarca de la familia quien hacia un esfuerzo formidable por tratar de calmar a la gente y se notaba en su voz la cólera que intentaba matizar con una suave voz conciliadora. Imaginaba que lo iba a buscar para darle una explicación, pero a él poco le importaba… él había cumplido parte del trato. Tampoco nadie lo vio partir, ya que huyo antes de que las llamas empezaran a propagarse, sabiendo a su familia a salvo.

Alcanzo los lujuriosos jardines de la casa con tranquilidad ceremoniosa, con las manos en los bolsillos. Hades en general era un hombre bastante paciente y sabía esperar un resultado, pero al verla supo que debía ir tras ella. No pretendía hacer el papel de prometido preocupado o herido por su desplante –porque para Hades era obvio que el desplante era para su familia política, no para él en particular- si no porque se sintió compelido a conocerla un poco mejor.

Al bajar las escaleras prendió otro cigarrillo. No fumaba tanto de noche, pero le gustaba sentir el gusto del tabaco con el gusto burbujeante del champagne bueno en su paladar. Mientras sus pies descendían con seguridad, desprendió el nudo de la corbata y abrió el primer botón de su camisa, divisando en la oscuridad algo que se movía cerca del laberinto. La serpiente de alabastro tatuada en la espalda de su mujer danzaba de forma cadente, con gracia, mientras su dueña se vestía y el observaba. Al fin cuando la joven estaba presentable hablo bajando los últimos escalones que los separaban. –Gran entrada. Muy teatral…-Hades sonrió apoyando su cuerpo en el final de la escalera. –Luego de diez años, no esperaba menos. -Gesticulo con elegancia y el cigarrillo en la mano, solo para llevarlo a su boca y aspirar nuevamente, sin dejar de observar aquellos ojos tan perfectos.