Rights and fun con Adolph Malfoy (Flashback)

¿Cómo era realmente Gabriel Jane Carrow? Muchos se sorprenderían del cambio producido en Jane sí hubieran conocido a aquella estudiante de Hogwarts, a aquella ninfa llena de vida y ortodoxa que pese a la oscuridad que la rodeaba jamás se apartaba del camino del bien pese a lo macabra que era. Aquella mujer que era capaz de ver siempre lo mejor de los demás, una musa infinita que sabía moverse tanto en el mundo de los vivos cómo en el de los muertos. Un ángel tal y cómo refería su primer nombre, Gabriel que cumplía perfectamente el cometido del arcángel del mismo nombre.

Aquella noche era el aniversario de la muerte de que un día fue el amor de su vida; Marshal Lee Rowle y también el primer día del despertar de su gran ex-amado. Cuando despertó siendo un necrófago y le hizo creer que murió, desapareciendo de su vida y llevándose una parte de ella con él. Había pasado tiempo de ello y Jane había hecho de todo para castigarle pero no se sentía mejor, no se sentía mejor sintiendo el aliento de la oscuridad en su cuello. Ella quería dejar de soñar en cristal para soñar en real.

Y cómo siempre que buscaba algo de luz en su vida, esta parecía estar golpeando en las narices de su puerta. La presencia de aquel hombre captó su mirada y mientras ella seguía cantando no podía dejar de mirarle, no podía evitar sentirse curiosa por lo que estaba viendo. Todos en aquel lugar veían a un hombre afortunado y talentoso, ella veía un alma castigada y torturada que se aferraba a lo correcto...Ese sentimiento, esa sensación hizo que ella cantara para él en aquel instante. Aunque ya se conocieran y su primer encuentro no era el más idílico, le dio igual. Le daba igual pues mientras estaba en aquel escenario podía ser ella y no quién debía ser. Quería seguir disfrutando de la atención de aquel engreído.

Termina de cantar y con ello realiza una reverencia, no sin antes dejar caer sus pestañas hacia él en su mejor gesto angelical para bajarse del escenario. Se baja del escenario y se coloca su chaqueta, alza la vista hacia él unos instantes y respira hondo. Sí, estaba caminando hacia él. En el asiento que queda libre lo separa un poco y mirándole directamente a los ojos.- Quiero sentarme aquí.- Bien, deja clara sus intenciones pero a modo de tregua, de señal de que aquella noche no quiere hacer incendios de nieve le añade.-Sí es posible...-Efectivamente, le acababa de pedir permiso.