Residencia Frost - Robinson

por Invitado Dom Dic 07, 2014 4:12 pm

Residencia Frost - Robinson

Estás entrando en territorio de la familia Frost. ¿Te atreves a pasar por la puerta de entrada?

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Siguiendo la Lease Road uno puede encontrar la entrada a la zona de residencias de la familia Frost en New Forest. Una vez hayas tocado el "timbre" con el nombre de la familia a cuya casa quieres visitar, entra sin problemas y espera a que alguien te de indicaciones de como llegar, que si intentas llegar por tus propios medios...mucha suerte, chaval.

Una vez cruzada la verja se sigue el camino de la Leasee Road, como con la gran mayoría de las casas de la familia Frost, y encontrar esta residencia se hace sencillo siguiendo la numeración de las casas. La número 21 es aquella donde residen las metamorfomagas Diana Frost y su hija Lucy Robinson, aunque por el momento Diana resida también allí con su pareja Damen Azzopardi y su hijo Stanley Azzopardi, ya que por evidentes razones no iba a compartir el dormitorio con Lucy y la vivienda no contaba con más espacio para un nuevo dormitorio.

La habitación de la mayor de la casa, que ahora comparte con su pareja, es de tamaño reducido pero de igual modo suficiente para albergarla cómodamente. Frente a ella hay una televisión muggle, que es usada cuando Diana se aburre en demasía para criticar lo que llama "falta de creatividad" de los programas muggles. El color verde es el predominante, ya que la mujer siempre ha sido fiel a su casa Slytherin, verde y plata hasta en el corazón. Posee además un tocador en la pared lateral de la misma, sobre el cual pueden apreciarse fotos familiares y de simplemente ella con su hija en diferentes etapas de su vida.

El dormitorio de Lucy está compuesto de dos camas, ya que recibe visitas frecuentes de sus primos que suelen quedarse en su habitación. Ambas camas tienen fundas blancas la mayor parte del tiempo, aunque dependiendo de la época del año cambian a otras más gruesas o más finas que tienen diferentes colores. Frente a las camas hay un ropero donde se guarda la ropa de la chica, al igual que varios libros, cuadernos viejos, fotos, etc. Bajo la cama de Lucy hay una caja cuyo contenido suele variar según el día o lo que desee atesorar, y la misma costumbre mantiene respecto a su tiempo en Hogwarts. Lo que está claro es que no es contenido destinado a caer en manos curiosas, por lo que en caso de necesitar abrirla por algún motivo, más vale ser precavidos y consultar con su dueña previamente.

El cuarto de visitas también está compuesto por dos camas contiguas, de fundas más bien verdosas o de color ocre. No hay ropero, puesto que usualmente los visitantes no hacen uso de él, y hay muy poca decoración. Este dormitorio es usualmente ocupado por los visitantes mayores, ya sean primos, tíos, o simplemente amigos de Diana. Sin embargo, en las presentes condiciones de la familia el dormitorio es ocupado por Stanley

Además, el piso superior cuenta con un baño común por si es necesario hacer uso

En la planta baja hay un amplio comedor diario donde la pequeña familia y sus visitas suelen almorzar y cenar día a día. Se trata de una habitación sencilla, con una mesa central con sus sillas al rededor, algunos cuadros y fotografías además de adornos que se paran en el suelo. Una puerta a la derecha conduce a la cocina, donde suelen ser cocinadas todas las comidas por métodos mágicos. Esta es una zona larga pero no espaciosa, con el suelo de madera y las paredes del mismo material, como de hecho es la gran mayoría de la casa, solo que aquí no están pintadas de ningún color. El baño de aquel piso tiene una ducha, un lavamanos y un inodoro, de colores pastel y con un gran espejo colgado en la pared.

La casa se encuentra dentro de uno de los bosques de New Forest, por lo que está rodeada, de hecho, de numerosos espacios verdes que son disfrutables por ella y toda la familia. No es anormal que los distintos miembros de la misma aparezcan y desaparezcan por las casas de sus cosanguíneos, ya que las puertas suelen hallarse abiertas a cualquier invitado familiar.

por Invitado Dom Dic 07, 2014 7:41 pm

NOCHE DE NAVIDAD 2014
Casa del abuelo, Leasee Rd. N° 46

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Durante las Navidades y fiestas importantes, la familia Frost acostumbra reunirse en la casa del abuelo, Harry Frost, para una celebración en familia. Se trata de la casa de mayor tamaño del bosque y sus alrededores, no porque sean muchos sus residentes, sino porque acostumbran a ser muchos sus visitantes. En el piso inferior se puede disfrutar de la sala de estar, amplia y espaciosa, con una estética acogedora brindada principalmente por la gran estufa a leña que proporciona a todos un calor sin precedentes y sin la necesidad de magia de por medio, capaz de reunir a grandes cantidades de personas en torno a ella debido a su calor. A su alrededor se disponen grandes sofás que ofrecen gran comodidad a los visitantes, y entre ellos pequeñas mesas con lámparas para iluminar la estancia y una pequeña mesa ratona donde apoyar sus cosas, ya sean bebidas o pequeños platos. Detrás se puede observar una pequeña mesa rectangular, de pocas sillas, para pequeños encuentros nada numerosos. Sobre la estufa, además, cuelga un enorme cuadro que parece ser pintado, pero que es en realidad una fotografía muy reciente de todos los miembros actuales de la familia. Se trata de una imágen tan reciente como el último nacido de esta gran familia, puesto que la misma busca renovarse con cada nuevo integrante, buscando que nadie quede excluído de la misma, salvo las inevitables decesiones. Conectados con esa sala están el comedor y la cocina, incorporada a este. Sigue la misma estética que la sala anterior, mas el primero de ellos cuenta con una larguísima mesa, de punta a punta y en toda su longitud, donde se suele reunir toda la familia en días festivos para cenar, o cuando grandes reuniones con invitados llaman a un protocolo de tal tipo. Cualquiera con un poco de sentido común puede adivinar que no siempre tiene el salón esas proporciones, sino que más bien este se ha ido ampliando con el paso de los años para recibir las llegadas de nuevos miembros familiares. Harry Frost no escatima en hacer que todos en su familia tengan su lugar.

El piso inferior también cuenta con una sala de lectura de tamaño relativamente reducida, así como también una biblioteca contigua a ella. En ella se encuentran estanterías cuyas dimensiones son incalculables, repletas de libros de hace muchísimo tiempo, tiempos de autores que llevan siglos fallecidos, sus conocimientos casi olvidados, pero importante. Todo lo que uno pueda desear saber se halla con seguridad en la biblioteca de los Frost, solo habría que saber encontrarlo. Todo, excepto quizá, su propia historia. Aquello relacionado con la misma se encuentra en el segundo piso, la habitación más grande del mismo. Esta, también de enormes dimensiones, posee todo lo que a uno pudiera gustarle conocer sobre la familia en sí misma. Estanterías con libros escritos por y sobre diferentes de las personalidades de la familia, fotografías de tiempos remotos, formales y espontáneas. Manuscritos, correspondencias entre unos y otros archivadas por fecha y minuciosamente organizadas, así como diferentes diplomas o trofeos, títulos, medallas y numerosos reconocimientos que les han sido atribuídos a varios de sus integrantes durante la longeva existencia de la familia. En las paredes tabién se cuelgan amuletos y reliquias familiares de sumo valor, cada una contando su historia, cada una con su detalle y que merece su respeto. Es común que los integrantes de la familia se den una pasada por allí en cuanto necesitan encontrar algún dato perdido de un antepasado, o simplemente recordar de dónde provienen y todo lo que ello implica. Las siguientes habitaciones de este piso son un baño, una terraza y un salón de estudios, de tamaño bastante reducido.

Al tercer piso se accede también por escalera. En él se encuentran los aposentos del abuelo, al cual nadie suele entrar y que se encuentra lleno de fotografías de sus tiempos jóvenes, no tan jóvenes y los actuales. Sobre una mesa de noche se hallan dos fotografías claramente destacadas: una de él solo con su difunta esposa Melanie Hayes, y la de la pareja con todos sus hijos cuando estos eran aún pequeños niños. Otros dos dormitorios constituyen cuartos de invitados, no demasiado elaborados, con dos camas individuales cada uno, y una matrimonial a su vez. Tambien allí se halla un mirador donde puede observarse el cielo en noches estrelladas, y que provee de una visión espectacular debido a la abertura en las copas de los árboles.

En la parte frontal de la casa se puede divisar algo así como una casa del árbol, o un montón de pasadizos por el cual uno puede subir y transitar. Es ideal para charlas entre adultos o juegos de los niños, y durante las fechas festivas se encuentra decorada con luces y adornos dignos de la ocasión. Y en esa ocasión, la cena habría de ser diferente, pues ne la parte trasera de la casa es donde se halla esta vez situada la larga mesa con blancos manteles, un montón de sillas al rededor. Para evitar que se pase frío, las luces de decoraciones navideñas obran también como forma de calentar a la familia mientras cena y se pasea por los alrededores, proporcionando no solo un clima único sino también un ambiente placentero.

por Invitado Vie Dic 12, 2014 10:22 am

Tantas reuniones quedaron atrás, tantos días y horas que ya ni lograba recordar lo bella que era la casa del abuelo Harry. Iba llegando a la entrada principal y todas las luces que estaban allí hacían que mi vestido resaltara con todos los brillo que cargaba en él. Seguí caminando bajo las lámparas y no podía quitar la vista de entre tantos adornos y decoraciones. Si había años que quedaba maravillada y este no fue una excepción.
Se oían muchas voces tanto alrededor como dentro de la casa, no sabía por quien empezar. Primero pasé a saludar a algunos primos, y luego seguí por los tíos. Entré a la casa y allí estaba el abuelo Harry, hablando con algunos invitados. Antes de interrumpir me saqué la chaqueta, y el gorro que traía a causa del frío y los colgué en una percha que estaba dentro del vestidor cerca de la entrada, luego de eso me acerqué y toqué la espalda de mi abuelo y lo saludé abrazándolos. - Oh, sepan discupa, hace tiempo no lo veía. - les dije a los demás miembros de la familia que hablaban con él. - Que arreglado estás ! te ves muy bien abuelo. - le dije con una sonrisa de oreja a oreja. .

OFF: Perdón por un post tan pobre, es que siempre los primeros suelen ser así y después de tanto tiempo de ausencia perdí la mano.

por Invitado Sáb Dic 13, 2014 7:13 pm

Había llegado junto con su hermana menor, Wendy, a casa, pero ya se había madado a cambiar, dejándolo tirado en la casa de los Frost Plodde, solo. Había optado por ponerse una camisa a cuadrillé con unos jeans desgastados en las rodillas de color negro, sus zapatillas de lona rojas y, en la mano, su cazadora de cuero algo antigua. Se despidió de sus padres, quienes alegaron irían más a la tarde, cuando sus tíos bajaran a la casa del abuelo.
Caminó durante algo así como media hora a través del bosque de la finca, mirando los árboles y arbustos del lugar, esos que siempre le habían gustado trepar y en los que jugaban con sus primos y hermanos en vacaciones.
Para cuando llegó a la casa vio a la familia hablando en torno al abuelo, quien estaba ataviado con un bello traje. Entró a dejar colgada su cazadora y salió, estrechando y abrazando a cada miembro que veía. Saludó al abuelo con una sonrisa al tiempo que veía a su hermana.
-Abuelo, ¿por qué y los años no te hacen nada? - estrechó su mano y sonrió como solo él sabía hacerlo.

por Invitado Sáb Dic 13, 2014 10:43 pm

Lo único malo de ese tipo de fechas tan especiales cuando se visitaba al abuelo, es que sí o sí tenían que ir bien presentables, así que allí estaba Paul con la mejor ropa que tenía que, tristemente y después de doce años, aún así juego con la de su hermano. Caminaba junto al susodicho rumbo a la casa del patriarca de los Frosts, sintiendo los pasos lejanos de Edwin por detrás y sus hermanas también. No decía nada, no hacía falta decir nada para estar cómodo con su hermano.

Apenas se aproximaron a la casa de su abuelo Paul alzó la vista para mirar toda la decoración que nuevamente le sorprendía, aún más con la sorpresa que se llevó al ver las mesas en el exterior en vez de el interior. Eso no era muy usual. Aunque no era la primera vez, tampoco es que aquello fuese lo que los mayores prefirieran, pero a saber porqué sería.— Wow. —fue lo único que salió de sus labios por la decoración.

Seré mal nieto y no saludaré al abuelo (?).

por Invitado Sáb Dic 13, 2014 11:13 pm

Aunque para él, al igual que para todos la familia era una de las mayores prioridades, nunca había sido muy fan de éste tipo de eventos, donde ser reunían todos... al menos en un principio pues una vez que se acostumbraba lo disfrutaba igual que el resto.

Llegó a la casa de su abuelo solo, sin la compañía de su familia pues le desesperaba los siglos que tardaban las gemelas en terminar de arreglarse. Para aquella ocasión y como en todas iba vestido de "buena forma", es decir una camisa y un pantalón de vestir, cosas que claramente no abundaban en su guardarropa. Una vez que entró a las cercanías de la casa de Harry no pudo no arquear una ceja por la decoración que un año más era espléndida. Entró directamente a casa y miró el interior.— Buenas noches a todos —saludó de forma general aproximándose hacia el abuelo.—. Buenas noches —repitió, esta vez solamente para el hombre y estrechando su mano. Una vez que las cordialidades estuvieron hechas se alejó de él para toparse a unos metros a Eustace.—. Hey, Eust. Me enteré de que este año estás en el equipo, ¡enhorabuena por ti, hombre! —dijo al chiquillo, haciéndole recordar inevitablemente su estancia en Hogwarts hacía varios años, aunque hubiesen tenido puestos distintos en el equipo.

por Invitado Lun Dic 15, 2014 9:33 am

Por los calzones de Salazar ¿En qué momento había tenido mi padre la magnífica y maravillosa idea de ponerme lo que el denominaba como "un pincel"? Un vestido. Un maldito vestido era su gran idea para la cena de Navidad en casa del abuelo, donde todos mis primos podrían jugar menos yo. Porque iba con un vestido. Y Wendy, pero porque era tan tonta que no le daba la cabeza para la diversión. Igual que a los mayores. Daba más importancia a estar limpio que a pasárselo bien, mira que era rara. Aunque no es que mi familia fuera la cosa más normal del mundo. Imaginaos, mi propio padre se tiñe el pelo de color morado.

Al llegar a casa del abuelo, mi enfado por el vestuario que llevaba se fue diluyendo con cada nuevo adorno que mis ojos descubrían. A mis hermanos ya los tenía más que vistos, por lo que iba paseando por entre los adultos a ver si conseguía encontrar a algún primo que no estuviera ocupado preocupándose por tonterías. Con mi maldito vestido. Suspiraba cada vez que alguno de los múltiples adultos, entre ellos mi prima Pervinca, me pellizcaban los mofletes diciendo que estaba monísima y muy mayor. Como si el tiempo solo pasase para que ellos tuvieran más arrugas y no yo más centímetros. Correteaba por el lugar, vilumbré a Zac, a Eustace, a Wendy... Y a Paul. Fue a él a quién me acerqué sonriente:

-¡Hola Paul! ¿Que tal todo en tu casa? En la mía hoy rompimos un jarrón y Alex me echó la culpa a mi... Sólo que al final papá se dió cuenta de que él tenía la camisa mojada y no yo. Menos mal que mamá me enseñó el hechizo que usa para secar la ropa, si no me hubiera pillado con las manos en la masa... ¡Vamos a saludar al abuelo, venga!-dije tomándole del brazo con mas energía de la necesaria, casi arrastrándole para llegar hasta donde se encontraban Eustace y Wendy con el abuelo Harry:

-No seas pelota Eustace, no te va a aumentar la paga-dije mientras me colgaba de la espalda del abuelo y le besaba en la mejilla- ¿Qué tal todo abuelo? Mira mi nuevo moratón, me lo hice ganando a Deuce en una lucha a muerte, como los gladiadores de los libros que nos enseñaste.

por Invitado Lun Dic 15, 2014 11:23 am

Pamela L. Johnson Frost

Los años pasaban y Pamela seguía siendo una muñequita de porcelana. Por todo. Por la forma de lucir, por la forma de moverse, por la forma de vestirse y la palidez de su piel. Eso lo había heredado sobre todo de su padre, claro, porque aunque su madre y el resto de su familia materna eran bastante pálidos, una rápida mirada bastaba para poner a Pamela dentro de las que más sin pensárselo dos veces. Pero en fin, en realidad aquello no era problema de nada. Le gustaba ser como era, y nunca había sido una persona muy extravagante. Quizá la palidez era su manera de resaltar en cuanto a la parte visual, porque por lo otro, ella tenía otros talentos, otras virtudes.

Una de ellas era el sigilo. Pamela había llegado ya hacía mucho tiempo, de hecho había sido de las primeras junto con su madre y Norbert, y aunque había saludado a todos, ella se mostraba un poco más interesada en observar lo que era la decoración en sí misma. Siempre actuaba de igual manera, era algo así como una persona muy zen. Cuando era niña recordaba sentarse a observar a sus primos hacer cada uno sus cosas, esas que convertían a cada uno de los Frost único en verdad, a pesar de que muchos tuvieran algún denominador común de personalidad. Con el tiempo también observó a sus hermanos, pero ellos llegaron después, cuando llegó Norbert. Y mientrastodo eso pasaba, Pamela escribía. Estaba segura de que esas anotaciones habían quedado guardadas en algún sitio, y algún día podría sacarles provecho. Pamela era muy habilidosa, muy observadora, un talento natural para percibir cosas concretas y plasmarlas en papel. No era de extrañar pues que siempre llevara consigo un pequeño bolso con una pluma a vuelapluma dentro por si algo se le antojaba, y claro, algo más a lo muggle por si tenía que evitar hacer anotaciones en voz alta. Claramente, en el ambiente en que había crecido, había tenido siempre mucho para observar.

Y hablando de cosas que observar, fue consciente de que la más reciente adquisición de Hogwarts en versión femenina se trepaba a la espalda del abuelo. Pamela reaccionó rápido, abriendo los ojos y acercándose hacia ella para prácticamente arrancarla del cuerpo de su abuelo. ¿La animalilla de Salazar no iba a estarse quieta ni un segundo? Que era llegar y ya iba a partirle los huesos al abuelo...bueno, no, no era que fuera un hombre destruído (a decir verdad estaba en buena forma), pero era un señor mayor y, vamos a ver...¡colgársele al abuelo!

-¿¡Tú quieres quebrarle un hueso!?- se tuvo que abrir paso un poco entre su hermano pequeño y los que estaban cerca de allí para poder acercarse a la chica, pero una vez que llegó se dio cuenta de que no podía cargarla del todo, y su expresión pasó a ser un poco más de pánico: ahora iba a quebrarse un hueso ella por tener que sacar a la enana de la espalda del abuelo. Y le iba a cortar todos los mechones del pelo e_é -No me vendría mal algo de ayuda- espetó, queda pero muy seriamente a los varones que la rodeaban. ¿Hola? Estábamos hablando de un reciente golpeador, un cazador de Quidditch...Su hermanito no, oye, que no era que Quela estuviera pesada o algo por el estilo, el problema era que Pamela era una debilucha, pero era consciente de que las personas tenían que levantar un peso relativo al suyo, y sinceramente dudaba que Paul y Quela difirieran demasiado en el peso. Y Wendy...bueno, no, Wendy podía quedarse donde estaba. Nada contra ella, por supuesto, pero a como venía la cosa iba a montar más lio si al intentar quitar a la rubieta le pisaba el pie o algo...y se iba a armar. Además, era como que ella se sentía a veces la madre de todos los primos, grandes y pequeños. Quizá fuera porque siempre hab´pia sido hija única hasta mediados de su educación en Hogwarts, entonces desde niña siempre había tomado como el papel de hacer de madre de sus primos más pequeños. Los regañaba cuando se portaban mal, y toda la cosa. De niños, todo bien, pero ya más mayores habían encontrado la manera de tomarle un poco el pelo.

por Invitado Lun Dic 15, 2014 12:58 pm

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Juliet H. Frost

Eso no tenía sentido, ¡ninguno! Es decir...ell miraba a sus tíos, y bueno, eran todos grandes. Algunos no muy grandes, pero esos no contaban porque en realidad no eran tíos tíos, eran como tíos y otra palabra más, pero ella nunca se acordaba de cuál era esa palabra, aunque era sencilla. Pero eran los primos de sus padres, y eran muchos, pero al parecer eran todos sus tíos. Juliet a algunos los llamaba por el nombre y a otros no, porque se desacostumbraba, eran muchas personas y le costaba agarrarle la mano a las cosas. Pero lo que DEFINITIVAMENTE no podía concebir era a Paige. ¿Paige? De verdad, de verdad: ¿Paige su tía? O sea, entraba dentro de ese grupo de tíos raros, no de los hermanos de su papi, pero ¡Paige era menor que ella! Estaban formando parte de la pequeña fila de niños que iba marchando juguetonamente por el puentecito de encima de la casa del árbol, y ella y Paige iban una atrás de la otra, cerrando la fila. No, mentira. Anthony iba atrás, pero él aún era muy pequeño para entender nada entonces iba muy atrás, y Juliet no se sentía con ganas de esperarlo por lento. Como si fuera su culpa ser más pequeño, sí, suya, del único primo hermano que Juliet tenía por el momento. En fin, el caso es que frenó a Paige de sopetón.

-Mira, yo no lo puedo entender. TÚ no puedes ser MI tía. ¿Por qué tú eres la tía algo y yo la sobrina algo?[b]- Juliet lanzó los brazos al cielo en una clara señal de desesperación. -[B]¡Eeres más pequeña que yo! Tú, cuatro. Y yo cinco.- algú día le diría a su papi que revisara bien las reglas de los tíos y los primos, porque a su parecer, ahí había un grave error.

por Invitado Lun Dic 15, 2014 1:17 pm

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Paige Mellatore Frost

¡Prrrrrum, prrrum pum pum! Le gustaba sentir cómo bajo sus pies se movían las maderas de las que estaba hecha el puente. Hubo una, según Paige, que crujió de manera medio particular, entonces se puso a saltar sobre ella repetidas veces hasta que se dio cuenta de que Juliet se había alejado varios pasos y corrió tras ella hasta unirse de nuevo a la marcha, y entonces otra vez: ¡prrrrrum, prrrrum, pum pum! Y de nuevo, una maderita que volvía a sonar interesante, entonces ya iba Paige a saltar de nuevo cuando de pronto Juliet se dio vuelta y supo que iba a tener que escucharla hablar. ¡Pero qué aburrida, jopé, ella quería saltar! Aún así le sonrió, aunque sus preciosos ojitos ocultaban un clarísimo porquéporquéporquénomedejassaltaryotevoyamatarporquéporquéporqué.

-Buff, Juliet, ¿de nuevo?- se quejó, poniendo un pucherito en un principio. Luego le tomó de la manita y la hizo saltar un poquito con ella -Anda, mira qué bonito suenan...¡Prrrrrrrrrrrrrrummmmmmmmmmm!- empezó mientras movía los pies con fuerza, pero cuando se dio cuenta de que no funcionaba, volvió a la "seriedad" que podía tener una niña de cuatro años y se puso las manos en la cintura. Toda una niña modelo. -Pues yo creo que es muy simple. Es porque yo soy la morena y tú eres rubia- lo dijo como lo más lógico del mundo, porque pra ella tenía sentido. Y cuando dijo lo de lo rubia y lo morocha señaló a quien correspondía, y después se volvió a poner la manito en la cintura. A ver, que viniera a refutarle ese argumento, la quería ver intentarlo siquiera.

por Invitado Jue Dic 18, 2014 6:27 pm

Rió suavemente al ver cómo iba llegando la familia. Las mujeres iban haciendo las mismas bromas pasadas de moda acerca del parenetzco y sobre los años sobre la piel de la otra, mientras los hombres hablaban sobre la temporada de Quidditch, el trabajo, los duelos. Él, por su parte, solo reía, le encantaban las festividades familiares por esas mismas razones: la tradición en todo, los recuerdos acerca de la infancia de cada miembro, las charlas largas acerca de los temas más banales de la cotidianidad mágica y muggle. Acomodó su cabello y miró a su primo Zach, el jugador de los Chudley Canons. Asintió cuando le habló del equipo de su casa.
-Si no entraba iba a convertirme en la vergüenza familiar, ¿no crees? Con Dylan debemos turnarnos entre golpeador y otra posición que acabo de olvidar. Ya sabes, andar golpeando bludgers siempre ha sido parte de mi escencia...- rió ligeramente y golpeó con cariño el hombro de su primo, buscando iniciar una batalla de golpes familiares. Miró en derredor y se sintió fliz. ¿Por qué quedarse en el castillo? Simplemente, le encantaba su gran familia y las fiestas que armaban, además de su jaleo característico. ¡Felices fiestas!

por Invitado Dom Dic 21, 2014 10:31 pm

Ni bien había llegado al sitio cuando se encontró cara a cara con Quela, que comenzó con una perorata de aquellas... típica de mujeres que le costó a Paul seguirla al hilo, aunque pudo comprender todo lo que decía.

— Ay, pues te he dicho ya que no les hagas tanta bola, porque siempre se meten contigo... ¡Pero no en...—tiendes! Antes de que pudiera terminar siquiera la frase la chica lo tomó por el brazo y se lo llevó a rastras hasta el interior de la casa, en donde apenas entrar a la gran residencia se encontrar con el abuelo que en aquellos momentos se encontraba solo, Eustace recién lo había saludado y apenas estaba dispuesto a irse.

Se soltó por fin de la chica pero solo para ver cómo se disponía a trepar al abuelo.— ¡Pero qué haces! —gritó, casi al unísono con su hermana, Pamela que como siempre, había aparecido de quién sabe dónde. Tsk, ¿seguros que ella no tenía super velocidad o algo así? Porque aún con la Aparición nadie podía ser tan sigiloso como su hermana.— ¡Esperaaaaa! —gritó a Quela cuando hizo un intento de forcejo contra Pamela, cuando esta había tratado de quitarla de encima del abuelo y... ¡oh, oh! Pamela nunca se había caracterizado por ser muy fuerte y grande, y Quela aunque pequeña era enérgica. Dio un paso hacia atrás, pensando algo con rapidez, buscando una solución.

por Invitado Dom Dic 21, 2014 11:08 pm

A lo lejos, al otro extremo de la sala pudo visualizar a Ursula así que le dirigió un gesto con la mano y una sonrisa a su prima preferida, aquella con quien mejor relación tenía por muchos motivos.

— No exactamente, pero es bastante bueno que hayas entrado. La huella familiar debe seguir en el equipo —dijo, pensando en el comentario antes dicho por el muchacho. Los Frost se caracterizaba por dejar huella en Hogwarts siempre, en alguno de los campos. Al menos una buena parte, como las prefecturas, las capitanías y los premios anuales, pero teniendo o no uno de aquellos puestos, siempre se hacía notar la sangre de la familia en el castillo.

— ¡Eh! —dijo cuando le escuchó decir aquel comentario— Sí, los golpeadores son importantes pero los cazadores somos los que hacemos el trabajo pesado, que no se te olvide y ya verás que harán un excelente trabajo —los cazadores trabajan la mayor parte del partido, yendo de un lado al otro y si bien todos los jugadores tenían su parte, ellos eran en su mayoría la "cara del equipo" y el buscador el "ídolo", cosas similares, claro pues ambos trabajaban por obtener el mayor puntaje.

Antes de que pudiera decir otra cosa siquiera escuchó el alboroto que se estaba formando en torno al abuelo. Apenas vio lo que sucedía dejó a su primo allí y se aproximó a sus otros primos.— ¡Pero qué están intentando hacer! —masculló, fulminando a las chicas con la mirada, aunque sabiendo de antemano que Pamela nada tenía que ver con aquella. Una vez que estuvo entre ella y el abuelo cogió a la chiquilla, Quela y la cargó, quitándosela de encima al abuelo Harry.— ¿Pero qué es lo que intentas hacer? —le preguntó a la niña, con una mirada todavía de reproche aunque mucho más suave que la de un principio.— Venga Quela, que el abuelo ya no está para esas cosas —dijo a la chica, con el tono justo de seriedad para que alcanzara a comprender que no era un regaño, pero el suficiente para que le quedase algo más claro.—. ¿Por qué nos os vais a jugar fuera, eh? Aquí dentro pronto comenzará a ser un caos, cuando comiencen a preparar las cosas para la cena. —expresó a ella y Paul esperando que acataran la orden pues los chicos sabían que no era mentira, sobre todo ese año que la cena sería fuera. Pronto comenzaría el ir y venir de la gente cargando las cosas o bien, haciéndola levitar.

— ¿Todo bien? —preguntó a su abuelo y Pamela.

por Invitado Lun Dic 22, 2014 7:46 am

Y así empezaba lo que era el milagro de las épocas Navideñas, las reuniones con familia y toda la cosa. Pese a todo en los últimos años, yo pasaba todas esas fiestas feliz de la vida saludando a todo el mundo. Particularmente aquel año llevaba un pergamino arrugado en el bolsillo del pantalón con una carta de "feliz Navidad" que me había quedado a medio escribir, pero se me había hecho ya tarde para la ida a lo del abuelo y por eso, minutos después de haberse ido mi madre con Damen y Stan, había emprendido yo mi camino, pero llevaba allí ya un buen tiempo dentro de la casa revisando cosas, ojeando cuadros, entablando conversaciones con unas cuantas personas en la vuelta y dando las típicas celebraciones de Navidad. Había jurado a mi misma mantenerme lo más lejos posible de la pareja de mi madre, ya que no quería que ni por un segundo algún sentimiento negativo se cruzara por mi cabeza. Estaba ya a punto de salir fuera cuando observé el grupete que se aglutinaba en su mayoría al rededor del abuelo, o cerca de él, al menos. Oí por encima la conversación entre Eustace y no pude evitar una pequeña mueca. Creo que ese puesto ya está tomado, susurró una voz en mi cabeza, pero la aparté de inmediato. Tal y como antes, los sentimientos negativos mejor era dejarlos afuera.

-Pero no menosprecies a los golpeadores, que de ellos puede depender que to rostro siga así de entero- me introduje en la conversación justo en el momento en que se formaba el alboroto más allá, con, cómo no, Quela medio trepándose encima del abuelo, que ya no andaba para esos trotes. Inmediatamente abrí los ojos y me arrimé a intentar dar una mano en el asunto, pero entre Zac y Pamela (o más bien dicho simplemente el primero) lograron bajar a la otra enana y posiblemente salvar la espalda o la vida del abuelo. Y yo no había podido hacer nada al respecto. Bueno, tampoco era como que existiera una enorme necesidad al respecto. Pese a que yo podía cargar a Quela durante un par de segundos si era necesario, era posible que me liquidara en el momento o que el asunto terminara en un desastre, por lo me acabé recordnado a mi misma que era mejor no haber tenidola ocasión de intervenir. Dirigí una mirada a Paul con intenciones de alivianarle la mini-pseudo-reprimenda de Zac. Luego me incliné hacia atrás, por donde estaba Eustace y acerqué a su oído mis labios para emitir un susurro -Cinco sickles a que Quela arrastra a Paul hasta afuera- era eso, o se iría pero regresaría a hacer lo que quisiera al segundo siguiente. Posiblemente ocn el vestido embarrado.

por Invitado Lun Dic 22, 2014 8:09 am

Que pasara sus horas sobre una escoba no hacía imposible que Frost usase una falda de vez en cuando. En esta ocasión llevaba una de color azul marino que podía describirse como corta, pero no lo suficiente para ser algo excesivo. No se le pegaba al cuerpo, sino que ondeaba tranquilamente con su andar mientras sus pies con las botas marrones altas dejaban huellas en la nieve que cubría el suelo de la estancia. Mientras se cerraba el cierre de la chaqueta, también amarronada, que se ceñía a su torso ella entablaba conversación con Penelope y su madre, quien parecía demasiado encasillada en que los pequeños que correteaban por las partes altas de lo spuentes en los árboles corrían demasiado riesgo. Mientras se llevaba una copa a los labios, Ursula rodó los ojos para indicar su desacuerdo con las teorías de su tía.

-Tía, déjalo ya.- le imploró a la abuela de dos de los enanos que por allí corrían. A Ursula no le haría ninguna gracia que sus primos o sobrinos se cayeran de las alturas o algo así, y de hecho estaba segura de que no lo harían (las chances eran que alguien los viera a tiempo para detenerlos de alguna manera), pero si eran descuidados no les vendría mal llevarse un buen susto. A lo mejor así aprendían a tener cuidado...vislumbró a Zac saludándolo desde más adentro y levantó hacia él la copa guiñándole un ojo a modo de saludo. Tenía cosas que hablar con él después.

por Invitado Lun Dic 29, 2014 6:42 pm

Rió ante la situación, ni muerto se metía en medio con Quela como contrincante. Si algo había aprendido al vivir tan cerca de su familia era que las peleas con las chicas eran las peores: siempre hallaban el modo de ganar pese a su altura y fuerza. Negó al ver cómo los chicos empezaban a meterse, mirando a su prima Lucy con cierta burla en su cara, se había olvidado de la posición de la chica en el equipo de los leones. -Nadie los ha menospreciado, solo trata de hacerme creer que los cazadores se deben llevar todo el crédito de un partido... iluso...
Volvió su vista a la escena que montaban sus parientes, levantando la mano para estrecharla con la de la pelirroja. -Hecho. Cinco sickles a que Zac llama a Ursula para que le ayude.

por Invitado Lun Dic 29, 2014 7:23 pm

Klaus Mellatore Frost

Tanto él como su hermano se apuraron para llegar al final de aquel tramo del puente cuando vieron que las chicas se haban quedado atrás conversando. ¿Acaso Juliet no deca siempre que haba que ir todos juntos a todos lados? Pues bluff,ya vería ella, se las iban a cobrar. Klaus no Tena idea de lo que significaba esa expresión ni tampoco Frederick, pero a veces escuchaba que sus tíos mayores lo decan y entonces deba de ser algo inteligente. Él ahora mismo, en su etapa de la dulce niñez , repeta mucho las cosas que escuchaba decir a los grandes. Por eso era que Klaus sabía que el progresismo era algo que podía ser uno o malo dependiendo de quién estuviera hablando, pero Aurora, si le preguntan a él qué es el progresismo, por ahora no tiene ni jota

Os podráis imaginar que el de la intrépida idea no fue él, claro que no. Fue su hermano.Frederick estaba ya sosteniendo una de las cuerdas del puente cuando Klaus se le sumó, y con una simple mirada ambos empezaron a agitar las cuerdas, con la precaria fuerza que podía uno tener a la edad que ellos tenían, pero sabían que para las chicas eso sería un terremoto. Si es que eran los mellizos forzudos y tóh (?)

-¡Temblaaaaaaaad, simples mortales! ¡Os vamos a tirar del puente!- mientras decía eso Klaus se reía a infantiles carcajadas, pero no se daba cuenta de lo mucho que había metido la pata. Llanto de alguna de las dos, fijo, en tres, dos, uno...

por Invitado Vie Ene 02, 2015 1:34 pm

Penelope Frost

Penelope no estaba del todo bien aquella noche. Las malas noticias la ponían de mal humor, y así como podía mostrarse radiante cuando quería, en tiempos de malas noticias parecía estar en un humor apagdo, no entristecido, pero sí era un hecho que no irradiaba su tradicional halo de buena vibra. Escuchaba a su madre darle con todo al asunto de los chiquillos arriba del puente y, estando en compañía de Ursula, prefirió dejar que ella se encargara de mandar a su madre al cuerno de una vez, pero cundo pareció que iba a hablar Penelope se llevó una decepción. Vale, ¿esas eran maneras de mandar al cuerno a alguien? Ursula definitivamente o estaba sin ánimos de hacer lo que ella quería que hiciera, o era quizá que Penelope esperaba que el asunto diera para más cosas de las que realmente merecía.

-Mamá- empezó, porque ya sintió que iba a volársele la tapa del coco en cualquier momento, y ya debían de saber los que la rodeaban que eso no era nada bueno. No, la mayor de todo el clan de primos no era tan bonita enojada como en el resto de lso días. Su linda carita podía transformarse bastante-, tienes siete hijos y dos nietos. ¿Te puedes calmar? Parece que fueras nueva en todas estas cosas y no es el caso. Ni siquiera hiciste tal escándalo cuando Neil se comió la...la...- qué manía de que no le salieran las palabras, venga ya, eso la frustró aún más al punto que hizo un mohín con la mano mandando esa palabra que no salía al reverendo cuerno -¡la cosa esa redonda que lo hizo atragantarse y que estaba todo azul y no sabíamos qué tenía!- Penny tenía siete en esa ocasión, y se había pegado flor de julepe. -Así que haz el favor de calmarte un poco, vaya, nadie va a caerse de ahí- echó una mirada arriba, viendo a su sobrina Juliet hablando al parecer pacíficamente con Paige, y ya más atrás, Anthony iba dando sus primeros pasitos sobre el puente, aunque pareció retractarse cuando vio que Klaus y Frederick tenían algunos planes. Al menos su hijo parecía saber anticipar cuándo se le podía venir un problema y cuándo no...-¡Una nuez! Eso se tragó: ¡una nuez!- repentinmente se había acordado y tuvo que ponerlo en palabras, ni siquiera supo por qué. No estaba de humor para que le estuvieran con histeriquismos sobre la seguridad de los hijos. Ese día, además, menos que menos...

por Invitado Miér Feb 11, 2015 8:42 pm

Pamela L. Johnson Frost

Un día la iban a enloquecer. Realizó gestos para despejar el camino, alejando a Quela de la zona y mirando con una expresión poco cariñosa a su hermano. Lo quería, lo adoraba y podría hasta decirse que Paul era el niño mimado de Pamela, aunque no fuera como si él se dejara mimar precisamente, pero era el emnro de sus hermanos y lo adoraba por ello. Quizá además esa fuera la razón por la que lo mirase con más dureza, proque tenía que aprender, porque esas cosas no se hacían y porque como le quebrara un hueso al abuelo en su presencia Pamela iba a sentirse un desastre de irresponsable. Y eso no podía pasar, que ella era super organizada y podía encargarse de todo. Siempre lo había hecho, y siempre lo haría.

-Despeja el área, Paul, venga. ¿Dónde está tu hermano?- y así es como Pamela hablaba de sus hermanos como si no lo fueran, porque adquiría una postura muy autoritaria de más que le impedía llamar a la gente por su nombre. Tendía a utilizar los apelativos de "tu hermano" o "tu primo" o "tu padre" cuando se hallaba en esas posturas, porque había observado que causaban un efecto un poco más definido en las personas, no tanto como podía ser llamar a aquellos por su nombre. Sí, en la vida de Pamela todo pasaba por la observación. Luego de asegurarse de que el abuelo se encontraba perfectamente bien, y tras verlo alejarse de la zona con uno de sus tíos, suspiró y se giró a Zac, con las manos en las caderas y los ojos desorbitados -No, Zachary, no está todo bien. Quela tiene que aprender- su primo le llevaba cosa de una cabeza y aún así, Pamela le hablaba haciendo valer muy bien sus tres años de mayor, que la convertían en toda una madre -No puede llevarse a todo el mundo por delante. ¿Qué hubiera pasado si, por ejemplo, el abuelo tuviera dolor de espaldas? Ya no está para esos trotes. ¡Y vosotros deberíais haber llegado más pronto!- no perdería tiempo en no remarcar la impuntualidad del gran cazador de los Cannons en llegar a socorrer la situación.

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