Cuando comenzó a comentarme respectro a que su familia era de procedencia italiana asentí interesada, puesto que a pesar de que sabía que no era nada anormal tener familia de origen extranjero, sí me llamaba un poco la atención que él y su familia (núcleo) fueran los únicos apartados de allí, aunque tenía algo de sentido considerando que su padre era inglés. A punto estaba de inquirir si los echaba d e menos cuando recordé que se veían pocas veces en el año. Se me hizo un nudo en el estómago, aunque no tenía por qué. Es decir, en caso de que fuera yo quien tuviera a toda mi familia viviendo en otro país de seguro me sentiría muy aislada, algo así como cuando me entraba la depresión encerrada en la Sala COmún de Gryffindor, pero el caso era que yo estaba acostumbrada a ver a mis primos día tras día. Tan solo una semana sin ellos comenzaba a volverse un martirio, pero Atom no tenía aquello debido a que se veían y escribían poco. Cosas diferentes.
Segundos después continuó diciendo parte de su historia y fue entonces cuando me percaté de que había sacado mal las conclusoiones, pero no se lo hice saber. Anteirormente se me habí aocurrido que él y los chicos que me había mostrado (Julia y Joel) eran primos por parte materna, aunque ahora al parecer me cambiaba el panorama, pues lo eran por parte paterna. Fuera como fuese, arraigué tal idea a mi mente de nuevo y continué escuchándolo. No tenía idea de que sus padres fueran divorciados también, aunque la edad en la que había sucedido era mayor a la que se habían divorciado los míos. No terminé de decidirme por si eso era mejor o peor.
-Es verdad, que tú y Freddie os conocisteis en Francia- dje súbitamente al escucharle decir que a dicho país era donde se había mudado con la madre -¿Echas de menos allí?- sutil intervención en el medio de la conversación que no podía considerarse una interrupción, pero sí un comentario espontáneo. Esperaba realmente que no se lo tomara a mal. Antes de que se quedara callado, me quedé yo pensando en lo que dijo hasta convertir mis labios en nua fina línea, pensativa -Yo he llegado a concluir que las cosas se ponen en nuestro camino por algo, sí. Y cuando superamos esas cosas, crecemos, aunque no nos guste que hayan pasado o nunca lo podamos comprender. Simplemente pasan, y ya- dije eso como si estuviese hablando sola, para luego escuchar su disculpa y sonreí con ganas -Dejémoslo en un empate- le sonreí ampliamente y luego, súbitamente impulsada por una idea que vaya uno a saber de dónde me había venido, hablé de nuevo -Acompáñame, quiero mostrarte una cosa- como si tuviera dudas de que fuera a seguirme estiré la mano para coger su muñeca e impulsarlo a caminar un par de pasos y luego lo solté, porque la intención era simplemente que me siguiera y no quedarme con su mano cogida.
Caminé unos cuántos metros hasta que llegué a donde estaba el casillero que tenía dentro mis cosas de Quidditch. La bolsa con la ropa para lavar post-partido, una mochila, otro montón de cosas que no venían al caso y un cuaderno. Cuando empecé a abrir la puerta le hice un poco un gesto para que se alejara porque no era plan de que le estruviera omstrando el desorden de mi casillero, y luego saqué un cuaderno pequeño. Lo miré con una fingida mueca de advertencia.
-Esto es confidencial, así que no puedes decirle a nadie que te lo he mostrado. ¿Cuento contigo?- levanté un dedo y todo para advertirle, peor ni siquiera tenía que hace rmención a que aquello era una broma, y abrí el cuaderno. La ra´zon por la que podía calificarse de confidencial era porque tenía anotadas ideas para tácticas del quidditch, pero eso era un asunto completamente aparte. Lo que yo quería mostrarle a Atom estaba en la parte interior de la tapa del cuaderno -Mira, mi familia materna es esta, y la paterna es esta de aquí- le pasé el cuaderno en el cual podían verse dos fotos. La primera, de más arriba, comprendía a la familia Frost. Lo cierto era que había que mirar con mucho detenimiento para distinguir verdaderamente los rostros de las personas, puesto que se trataba de una muchedumbre de más de 70 miembros, todos tíos, primos, abuelo, madre...etcétera -La sacamos la navidad pasada, así que es reciente. - ni siquiera me molesté en mostrarle quién era quién, pues a pesar de que todos nos habíamos quedado bastante quietos durante la foto mágica, algunos volteaban rostros o se llamaban entre ellos y, francamente, eran demasiados nombres para que retuviera. La fotografía de abajo era más escueta: mi padre, Elena, Ankiné, mi primo Daniel, Connor, mi tía Déborah y yo. Así de sencillo -Ella es la mujer de mi padre y ella su hija, que es mi hermanastra. Ha dejado Hogwarts y estudia cosas muggles, iba en Ravenclaw- luego cambié el dedo índice y le señalé a Connor, que en la fotografía estaba en brazos míos -Él es mi medio hermano, hijo de papá y Elena- nuevamentre señalé a la madre de Anki -Ahora está más grande, esta foto es de hace cosa de un año. Tiene cuatro.- y era mucha mezcla de su padre y su madre. Lo cierto era que Connor tenía el cabello de mi padre, del mismo color que el mío, los ojos de su madre, la misma sonrisa que yo (la de mi padre) y la nariz de Ankiné, la de su madre. Era todo un combo Robinson Burdock.
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